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Julio Castro – La República Cultural
Si en el primer volumen dedicado a Brunetti, la autora se volcaba en algunos coletazos de algunos supervivientes del nazismo y en el abuso de poder y el acoso sobre mujeres y menores, en este caso da un completo viraje de timón, para aproar otras cuestiones de nuestra sociedad. Aprovecho que estamos en Venecia para abordar el juego de palabras con la navegación, porque, además, al protagonista de Donna León no le gusta conducir vehículos sobre el asfalto, salvo que se vea obligado a ello, pero sí que utiliza continuamente numerosos detalles sobre los trayectos por los canales, ya sea en transporte público (las líneas del vaporetto), o en lanchas de la policía.
Tener la visión cortoplacista de los últimos años acerca de cómo se maneja la política y las corruptelas en nuestro mundo, es no saber de qué se está tratando. Por eso es recomendable ir leyendo a tant@s autor@s que ya desde hace décadas advierten de aquello que ocurre en las altas esferas, visto desde nuestro nivel, y de cómo afecta a la vida cotidiana.
En este caso Guido Brunetti se encontrará con el cadáver de un desconocido, que aparece flotando en uno de los canales principales de Venecia, y que resulta ser un militar estadounidense de la base yanqui de la localidad de Vicenza, otro municipio de la región del Véneto. Esto sume al inspector en un mundo diferente al suyo, el de una inmensa colonia con su propio modo de vida, ajeno completamente a la Italia que les rodea, que la autora nos dibuja como un mundo neutro. Se entiende que sus orígenes la llevan a mirar en aquel momento de esta manera, lo que no puede ser ajeno, pero también a aproximar dos planetas diferentes en la medida de lo posible.
Vertidos químicos y delitos ambientales
Hoy día vemos con naturalidad que se contamine el entorno, al igual que es natural entender que hay sanciones a quienes lo hacen (siempre que se les encuentre). En este sentido es algo pionera (no desde luego la primera) en la denuncia de los vertidos químicos, en los que se verá envuelta la trama de la novela. Lo que sí entra en el marco de la novela policial, así como de la vertiente pesimista de este género, es asumir que nunca se pondrá verdadero coto a los desmanes que atentan contra el medio.
Al incluir en la historia el dato de cómo el hemisferio Norte ha venido hundiendo al Sur entre la mierda que generamos, sí puede ser pionera en la denuncia de los pagos por vertidos en África, y en la manera en que las dictaduras de países pobres se aproximan a nuestros países, a fin de percibir grandes beneficios disponiendo de los territorios como si fuesen nuestras colonias, o como si fuesen las posesiones de aquellos. Aquí no evita Donna Leon señalar con el dedo a Estados Unidos, Alemania e Italia, pero tampoco a otros Estados cómplices de la destrucción ambiental.
La mafia y la economía controlada
Curiosamente, todo ello queda en segundo plano si tan sólo seguimos la trama argumental del primer asesinato, así como de los siguientes. Entre ellos aparece de nuevo el tono mafioso del poder económico y político en Italia, aunque apenas es un despuntar.
Como ya señalaba en un artículo anterior, el personaje de Donna Leon, el comisario Guido Brunetti, vive el entorno familiar y el de su ciudad, sin el que no subsiste, y en el que profundiza la autora continuamente. Aquí aparecerá por primera vez la conexión de cercanía entre mafiosos/poderosos y el protagonista, que promete estar más cerca en próximas ocasiones. La cuestión es que la novelista sabe dosificar muy bien sus recursos, y eso se va evidenciando a medida que avanzan los volúmenes de la saga.
Morir es extraño en un país ajeno…
Por regresar al variado argumento de la novela, el título señala algo interesante, Muerte en un país extraño, es una dualidad, porque el primer cadáver, como decía, es un militar yanqui y, por lo tanto, muere en tierra extraña. Pero morir siempre es una situación extraña, ya que es un suceso que nunca se repetirá, así que, el territorio en el que se mueve Brunetti siempre será un país extraño, más que el de las víctimas de cada novela, que sólo pasarán en una ocasión por él.
En las novelas de la escritora, los muertos siempre lo hacen de forma ajena, pero su trabajo está en aproximarnos a los sucesos que se enredan con nuestra sociedad.
