Julio Castro – La República Cultural
Tras una breve presentación, el Ne me quitte pas de Brel sirve para abrir los números musicales de este dúo teatral, que trabaja el espectáculo como un recopilatorio de sus diferentes trabajos de los últimos años.
Así, dos trabajos con títeres hechos con globos, a los que ellos mismos dan forma durante el espectáculo, y que luego manejan a dúo, combina la chanson d’auteur, con el rock de Elvis, o con un musical al estilo Broadway.
No sólo juegan con el movimiento, los objetos, la construcción sobre una tarima de títeres, o con movimientos mecánicos, sino que imprimen a su trabajo un humor que, además, no deja de lado el compromiso. Al poco de entrar en la sala y presentarse se muestran “contentos de llegar a una tierra libre; libre de Esperanzas”. La compañía viene de Galicia, donde han tenido que soportar tantos años de “represión pepera” como en Madríd, así que es muy comprensible su alegría.
La cuestión en escena es que no se limitan a los globos y los títeres, sino que abordan otras cuestiones, como la habilidad manual al estilo circo o prestidigitación, y finalizan este trabajo con lo que resume sus diez años de acciones teatrales, mediante dos números, el que según ellos es el primero, y que les llevó a la ruina, y el de su nuevo trabajo que, dicen, podría llevarles a la ruina por segunda vez.
Nada más lejos de la realidad, porque mediante la rápida construcción de un teatrillo esbozado, con ayuda de sus manos y unos recortes de fotos antiguas en blanco y negro, montarán dos espectáculos magníficos, de comedia y cabaret, basados en el trabajo manual con objetos acompañado por música.
El estilo más clásico de las varietés, actualizadas desde su punto de vista, parece enmarcar la idea de la compañía, que resulta en una propuesta muy interesante y divertida que puede admitir a todos los públicos.