Julio Castro – La República Cultural
Wendy, que actúa como “prostituta personal” de DK, afirma “soy un bien de lujo más en una vida repleta de bienes de lujo”. No parece importarle, pero, aunque ofrece cualquier posibilidad, no deja de marcar límites y reglas. Estamos en la primera muestra de una parte de la dramaturgia de Antonio Rojano, que junto al director Víctor Velasco han puesto en pie para que comience a ser visible en el Frinje Madrid 2015.
La dramaturgia, construida a partir de la novela Karnaval, de Juan Francisco Ferre, fue desarrollada en el pasado Fringe 2015, y fue seleccionada para su muestra en esta edición. Los elegidos para protagonizarla han sido Mona Martínez y Alfonso Torregrosa.
Aunque él asume el papel consciente de Dominique Strauss-Kahn en este texto que se debate entre lo imaginativo e ilusorio de las suposiciones populares, y la realidad que puedan mostrar los medios de comunicación, no dejan de desvelar un toque de “conspiranoia” entorno las causas creadas o falseadas sobre las actividades del magnate director del Fondo Monetario Internacional.
Por su parte, ella toma el papel de “prostituta personal”, una recreación libre del texto, pero se mueve cómodamente entre la idea de subconsciente, deseo realizado a medias, y foco de denuncia que alumbra al acusado. Es, sin duda, una figura que representa a la sociedad a la que él quiere follarse, pero también al dedo acusador que levanta la sábana de innumerables camas sintetizadas en una.
Descrito como un hedonista en grado supremo, se desvela sin embargo como frustrado cobarde, que quiere ostentar el poder y hacer el máximo uso de aquel, mientras que a la hora de la verdad no es capaz de acreditar su valía. “Voy a follarte por la nariz”, amenaza a Wendy con violenta chulería. Sin embargo, cuando ella le incita a que lo haga, nada ocurre, salvo que los papeles se intercambian, y ella es quien acaba follándole a él, también por la nariz.
“El cuerpo de Wendy se presta a todo, pero no participa en nada”, y el propio nombre de la prostituta parece establecer un juego de palabras y roles, que hacen pensar en la Wendy de Peter Pan, una chica reprimida que decide no quedarse en Nunca Jamás, para poder crecer, mientras el resto se abandona a los juegos de niñ@s. En buena medida los papeles que se han repartido en este caso son similares a los de James Matthew Barrie, de manera que esta Wendy ha crecido y sigue jugando con un Pan que aglutina a todos los niños de la isla y al propio Garfio, en caprichos y comportamientos.
Antonio Rojano hizo la Ascensión y caída de Mónica Seles, en una propuesta que poco tenía que ver con la tenista, y mucho con los comportamientos que afectan a lo social y a lo familiar. Ahora se trata de “la caída del dios K” Pero es evidente que la idea de los cuentos también se reiteran en sus dramaturgias (allí con una Blancanieves).
En cualquier caso, parece que se repite el dúo creativo, ya que también repite el director de aquella. También en este caso se juega al efectismo del entorno, aquí más con proyecciones, videos e iluminaciones que en el caso anterior estaban más limitados por el espacio para el que se creó.
El personaje, un tipo despreciable (parece que todos, o al menos los últimos que han pasado por el cargo lo son), evidencia mucho más que su misoginia y el absoluto desprecio por las mujeres, que se ve potenciado por el sentimiento racista al que le enfrentarán en este caso (en un momento dado se ve atrapado en el cuerpo de una mujer negra). Sin embargo también aparece con cierta dualidad ante la violencia, donde encuentra la repulsividad de pensarlo, pero no la de saber que se ha ejercido.
En la muestra que nos ofrecen, el personaje de DK ejercita su humor ante el entorno al que entiende como coro de adoradores, mientras que el de Wendy es capaz de ubicarse por encima de éste. En ese sentido han sido capaces de construir la atmósfera adecuada que, cuando llegue la creación completa a los escenarios podrá ofrecer un trabajo más conectado entre ambos y un final necesario para esta explosión de vanidades truncadas.
Hay que pensar que este gran directivo ha seguido sufriendo una saga de denuncias y casos por acciones antisociales de todo tipo, que seguramente se prolongarán hasta el final de sus días. La cuestión es que, pese a haber abandonado en la mayoría de los titulares principales de países como el nuestro, sigue siendo noticia en otros, donde los procesos y denuncias continúan adelante, lo cual hace plausible que no se trata de una conspiración para desbancarle del trono sobre la economía mundial en el que estaba, sino de algo mucho más tangible… hubiera lo que hubiese entre bambalinas.
Es interesante ver que hay una generación de jóvenes dramaturg@s y director@s de teatro, que se vuelcan en el compromiso por señalar ciertas facetas de la sociedad que a veces se esconden muy fácilmente entre la prensa amarillista.