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El asesinato del líder machetero Filiberto Ojeda Ríos - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

El pasado veintitrés de septiembre se cumplió el tercer aniversario del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos (1933-2005) a manos de agentes del FBI. Aquel viernes, veintitrés de septiembre de 2005, un escuadrón fuertemente armado conformado por más de cien agentes federales pertenecientes al Buró de Investigaciones Federales (FBI, por sus siglas en inglés) asesina a Ojeda Ríos, comandante en jefe del Ejército Popular Boricua-Los Macheteros, organización político-militar de liberación nacional.El asesinato tuvo lugar en el municipio de Hormigueros, al oeste del país. Aquel fatídico día, el escuadrón sitia la casa de la figura del independentismo puertorriqueño de mayor envergadura de las últimas décadas.

El asesinato del líder machetero Filiberto Ojeda Ríos

A tres años de la infamia en Hormigueros, Puerto Rico

Filiberto Ojeda Ríos
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Filiberto Ojeda Ríos

El asesinado líder machetero Filiberto Ojeda Ríos.

EPB
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EPB

Emblema de los Macheteros.

Click en las imágenes para ampliar

Borja
Jiménez / Indymedia Puerto
Rico.

El
pasado veintitrés de septiembre
se cumplió el tercer
aniversario del asesinato de Filiberto Ojeda Ríos
(1933-2005) a manos de
agentes del FBI. Aquel viernes, veintitrés de septiembre de
2005, un escuadrón
fuertemente armado conformado por más de cien agentes
federales pertenecientes
al Buró de Investigaciones Federales (FBI, por sus siglas en
inglés) asesina a Ojeda
Ríos, comandante en jefe del Ejército Popular
Boricua-Los Macheteros,
organización político-militar de
liberación nacional.

El
asesinato tuvo lugar en el municipio de
Hormigueros, al
oeste del país. Aquel
fatídico día, el
escuadrón sitia la casa de la figura del independentismo
puertorriqueño de
mayor envergadura de las últimas décadas. Ojeda
Ríos era el comandante en jefe
del Ejército Popular Boricua-Los Macheteros,
organización de liberación
nacional que durante años tuvo en jaque a las autoridades
federales en la isla
antillana. Tras un fuego cruzado abusivamente desproporcionado
(más de cien
contra uno), el líder machetero es mortalmente herido en una
de las clavículas
y no recibiendo asistencia médica en ningún
momento, morirá desangrado horas
más tarde; así lo reflejó la autopsia
hecha al cadáver en el Centro Médico de
Río Piedras, en San Juan.

Con
polémica incluida, el cuerpo
sin vida del líder guerrillero
fue expuesto en el ateneo puertorriqueño y el Colegio de
abogados. El entierro,
celebrado el martes veintisiete, fue toda una manifestación
popular de repulsa
al status colonial de la isla antillana. Desde San Juan hasta el
cementerio de
su pueblo natal Naguabo, en la zona este del país, miles de
personas en
caravana acompañaron los restos mortales del
líder independentista vilmente
asesinado. La carretera quedó plagada con banderas de la
nación puertorriqueña
y proclamas en las que se podía leer “FBI
asesinos” “Filiberto vive”,
“Todo
boricua machetero”, “Viva Puerto Rico
Libre”. Por varios días hubo diversas
multitudinarias manifestaciones frente a la sede del Tribunal
Federal
en la calle Carlos Chardón en Hato Rey,
San Juan,
en repulsa a la presencia de las autoridades federales en la colonia de
Puerto
Rico.

El
lunes veintiséis, miles de
estudiantes del recinto
universitario de Río Piedras de la Universidad de Puerto
Rico hicieron una
manifestación dentro de los predios universitarios en
repulsa por el asesinato
de Ojeda Ríos, escuchándose consignas como
“despierta boricua, defiende lo tuyo”,
“FBI asesinos”, “Todo boricua
machetero”, “No me da la gana de ser una colonia
norteamericana y si me da la gana, Borinquen socialista, libre y
soberana”.
Seguidamente, la marcha continuó hasta la sede del
mencionado Tribunal federal
donde prosiguió la protesta y se quemó una
bandera de Estados Unidos.
Posteriormente, los universitarios se dirigieron al Colegio de
abogados,
localizado en Miramar, San Juan, entonaron la versión
revolucionaria de La
Borinqueña y le rindieron respetos al cadáver
expuesto del líder
independentista.

Filiberto
Ojeda Ríos
había sido, durante los últimos quince
años, uno de los diez fugitivos más buscados por
el FBI. Fue condenado a
cincuenta y cinco años de prisión por haber
participado en el robo de 7.2
millones de dólares de un furgón blindado de la
compañía estadounidense Wells
Fargo en el estado de Connecticut en 1983. La operación, en
la que no hubo
víctimas mortales, fue uno de los robos bancarios
más espectaculares de la
historia más reciente de Estados Unidos y su
autoría fue reclamada por una
cédula de Los Macheteros; esta organización
también tenía grupos operacionales
en Estados Unidos. El dinero iba a ser usado para financiar la lucha
por la
liberación nacional e independencia de Puerto Rico como
nación libre y soberana.
Entre los independentistas de la isla, el operativo es popularmente
conocido
como “el robo de la Wells Fargo.”

El
diez de mayo de 2001 el entonces Director
del FBI Louis
J. Freeh expone, ante el Comité de Inteligencia del Senado
de los Estados
Unidos de América, el tema del terrorismo bajo el
título “Amenaza de terrorismo
a los Estados Unidos” (Threat of
Terrorism to the United States
, por su título en
inglés). En la sección de
amenazas internas,
The
Domestic
Terrorism Threat
,
Freeh
señala
a los Macheteros como seria amenaza para los intereses estadounidenses
tanto
dentro de EE.UU. como en su colonia de las Antillas, el
archipiélago de Puerto
Rico.

El
operativo que terminó con la
vida de Ojeda Ríos forma
parte integral de las capacidades reales del Departamento de Seguridad
Nacional, creado por la administración del actual presidente
George W. Bush, con
licencia para detener, sin la orden judicial pertinente, en tal caso
sería
secuestro, torturar y asesinar a todo tipo de
“sospechoso”, incluyendo los ciudadanos
estadounidenses. Nunca hubo intención alguna de arrestar y
llevar ante un
tribunal competente al anciano líder de setenta y dos
años de edad; la única
misión era acabar con su vida y eso fue lo que
sucedió.

Hasta
el día de hoy se desconoce
la identidad de los agentes
que participaron en el operativo y mucho menos del que
disparó el tiro mortal
que segó la vida del líder guerrillero. El
gobierno colonial de turno, a través
del Departamento de Justicia, ha tratado de llevar a cabo una
investigación de
los hechos; el intento ha quedado en vano al negarse el FBI a colaborar
en la
misma escudándose en la inmunidad que le ofrece el mismo
gobierno federal al
que responde.

No
deja de llamar la atención el
día en que el
gobierno federal tomó la decisión de acabar con
la vida de Ojeda Ríos: el
veintitrés de septiembre, significativa fecha para el
movimiento
independentista puertorriqueño. Todo estaba macabramente
planeado y mientras se
leía el comunicado que Filiberto había enviado
para la conmemoración del Grito
de Lares del 2005, hecho habitual cada veintitrés de
septiembre, el terrorismo
de Estado sitiaba y asesinaba a una persona que durante años
hizo uso de la
lucha armada como método de descolonización y
liberación nacional de una nación
oprimida, algo reconocido en diferentes resoluciones de la
Organización de las
Naciones Unidas. Esa es la manera operacional del mismo estado que ha
enviado a
un sin número de guerras a decenas de miles de
puertorriqueños. Ese es el mismo
gobierno que proclama ser defensor de la paz y democracia global, el
mismo al
que el nefasto ex presidente del gobierno español
José María Aznar le brindó, y
continúa haciéndolo, su apoyo incondicional en la
guerra sucia y genocida
contra el pueblo iraquí.

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