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Truman, el perro es la excusa - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Por mucho que nos quieran vender grandes superproducciones o comedias nacionales, algunas veces, un pequeño drama bien realizado se convierte en ese largometraje imprescindible y de obligado visionado del año. Siempre es una pena pensar que si estuviera dirigida, por ejemplo, por Woody Allen ó no fuese española tendría una mayor promoción, más caja y estaría mejor valorada. Pero no podemos infravalorar esta cinta de Cesc Gay (Krámpac, En la ciudad, VOS) y si dudáis, vedla.

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Truman, el perro es la excusa

Y Cesc Gay firma con él la película española del año

Truman
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Truman

Cartel del film de Cesc Gay. Fuente: Imposible Films.

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Truman

Cartel del film de Cesc Gay. Fuente: Imposible Films.

DATOS RELACIONADOS

Título original: Truman
Dirección: Cesc Gay
Guión: Cesc Gay, Tomás Aragay
Intérpretes: Ricardo Darín, Javier Cámara, Dolores Fonzi, Àlex Brendemühl, Javier Gutiérrez, Eduard Fernández, Elvira Mínguez, Silvia Abascal, Nathalie Poza, José Luis Gómez, Pedro Casablanc, Francesc Orella, Oriol Pla, Ana Gracia, Susi Sánchez, Àgata Roca
Fotografía: Andreu Rebés
Duración: 108’
País: España
Productora: Coproducción España-Argentina; Imposible Films / BD Cine

Manuel López – La República Cultural

Por mucho que nos quieran vender grandes superproducciones o comedias nacionales, algunas veces, un pequeño drama bien realizado se convierte en ese largometraje imprescindible y de obligado visionado del año. Siempre es una pena pensar que si estuviera dirigida, por ejemplo, por Woody Allen ó no fuese española tendría una mayor promoción, más caja y estaría mejor valorada. Pero no podemos infravalorar esta cinta de Cesc Gay (Krámpac, En la ciudad, VOS) y si dudáis, vedla.

El guión firmado por el propio director y por Tomás Aragay nos traslada al Madrid actual donde un actor en sus 50 ve como su carrera está estancada en pequeñas obras de teatro donde su nombre ha quedado ya diluido. Carrera parada y un cáncer mortal que le hacen no ver la vida de la manera más optimista posible. Esto lleva a Julián (Ricardo Darín) a decidir no seguir con su vida, no quiere verse abocado a sentirse un peso muerto debilitado por la quimioterapia y sin control sobre su ser.

Una situación que su prima no aguanta y pide ayuda a un viejo amigo de ambos, Tomás (Javier Cámara), que viaja desde Canadá, donde vive, a Madrid para hablar con él. Pero no lo hará.

Julián le arrastrará para ir cerrando temas pendientes ante su inminente muerte, sobre todo el tema de con quién dejar a su gran perro Truman y que supone la mayor parte del hilo argumental de la historia. Tomás ve la situación de su amigo desde un punto de vista triste, pero su mera presencia alegra la vida de su amigo que no hace más que aprovecharse de él y que le sirve de refuerzo para la toma de decisiones que él solo no podría tomar. Desde buscar nuevos dueños a Truman hasta dar a conocer a su médico su decisión de no seguir con el procedimiento establecido (amén de otros trabajos que tendréis que descubrir yendo al cine).

La amistad entre ambos es de esas que aunque hace años no tienen contacto vuelven a una posición inicial, un tiempo cero, como si se hubieran visto el día de antes. Esto unido a la espiral de sucesos hacen ver a Tomás el complicado punto de vista de Julián y así entenderlo, no pudiendo ayudar la prima del actor a convencerle de echar para atrás en su decisión.

Darín y Cámara aguantan casi toda la cinta ellos solos y, la verdad, lo bordan. No es de extrañar su premio ex aequo como mejor actor en el pasado Festival de San Sebastián. Dos grandísimos actores que demuestran una humanidad que rompe pantalla y alcanza al espectador tanto que una vez encendidas las luces de sala nadie se mueve: hipnotizados por la historia y consumidos los corazones por los sentimientos que el guión, el director y los actores nos transmiten.

Una factura perfecta para todos ellos en una película que no ve la muerte de la manera vitalista que podríamos esperar, si no de la manera más humana y sincera posible.

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