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De la necesidad, virtud. Crónica de Sitges 2008 - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Del 2 al 12 de Octubre hemos asistido a la 41 edición del ‘Festival Internacional de Cinema de Catalunya’ y si bien este se antojaba un evento algo descafeinado, por aquello de la crisis, la cosa ha ido mejorando a medida que el festival llegaba a su meridiano, tanto, que al final ha sido una de las ediciones más sorprendentes. La ausencia de nombres como Kiyoshi Kurosawa, Park Chan-wook y algún que otro ramillete de realizadores-starlets del fantástico nos hacía temer lo peor, pero nada más lejos, con cuentagotas han caído títulos de lo más interesantes firmados por nuevos realizadores ubicados en geografías reconocibles o en países emergentes (el caso de Finlandia o Suecia). En este último apartado podemos destacar un par de títulos muy sugestivos, el primero, compitiendo en la Sección Mélièrs es el filme finlandés Sauna de Antti-Jussi Annila. ‘Sauna’ es una excelente pieza de horror sugestivo ambientada en la frontera entre Suecia y Rusia en el siglo XVI, de interés resulta su capacidad para reciclar una mitología rica y desconocida por estos lares en la que el agua y la purificación de los pecados parecen condensarse en una grieta cenagosa entre el luteranismo y la ortodoxia; estamos ante una historia excelente, diferente y con una factura impecable.

De la necesidad, virtud. Crónica de Sitges 2008

Sitges 2008
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Sitges 2008

Cartel del Festival de Cine de Sitges, del año 2008.

Sitges 2008
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Sitges 2008

Cartel del Festival de Cine de Sitges, del año 2008.

Luis
Rueda -
La República Cultural

Del
2 al 12 de Octubre hemos asistido a
la 41 edición del ‘Festival Internacional de
Cinema de Catalunya’ y si bien
este se antojaba un evento algo descafeinado, por aquello de la crisis,
la cosa
ha ido mejorando a medida que el festival llegaba a su meridiano,
tanto, que al
final ha sido una de las ediciones más sorprendentes. La
ausencia de nombres
como Kiyoshi Kurosawa, Park Chan-wook y algún que otro
ramillete de
realizadores-starlets del fantástico nos hacía
temer lo peor, pero nada más
lejos, con cuentagotas han caído títulos de lo
más interesantes firmados por
nuevos realizadores ubicados en geografías reconocibles o en
países emergentes
(el caso de Finlandia o Suecia). En
este
último apartado podemos destacar un par de
títulos muy sugestivos, el primero,
compitiendo en w:st="on">la Sección Mélièrs
es el filme finlandés Sauna
de Antti-Jussi Annila. ‘Sauna’ es una excelente
pieza de
horror sugestivo ambientada en la frontera entre Suecia y Rusia en el
siglo
XVI, de interés resulta su capacidad para reciclar una
mitología rica y
desconocida por estos lares en la que el agua y la
purificación de los pecados
parecen condensarse en una grieta cenagosa entre el luteranismo y la
ortodoxia;
estamos ante una historia excelente, diferente y con una factura
impecable.

Otra
pieza escandinava de enorme calidad
fue Let
The Rigth One In
de Tomas Alfredson, un filme con vampiro
menor de edad que
trasciende el género para crear un bello poema de muerte,
amor y soledad acorde
a su paisaje, gélido, delicado y de una belleza enfermiza.
Este, sin duda ha
sido uno de los grandes títulos del festival, con soluciones
escénicas
sorprendentes y una cadencia de extraordinaria ambigüedad.
Desde Dinamarca, y
de rondón, se nos coló en <st1:PersonName
productid="la Secci?n Oficial" w:st="on"><st1:PersonName
productid="la Secci?n" w:st="on">la Sección
Oficial
Fighter de Natasha Arthy, un filme
de artes marciales con trasfondo de drama social que realizó
una muy decente
función de relleno entre las candidatas.

Pero
más allá de Escandinavia, y
ateniéndonos
a una realidad que un humilde servidor apuntaba desde hacía
un par de años, el
pelotón de talentos jóvenes de habla
francófona ha vuelto a dar muestras de su
enorme talento, Francia y Bélgica y un ramillete de
países más como Québec son la
gran cantera del fantastique, si me perdonan los Coreanos. Fabrice Du
Welz, que
hace unos años nos sobrecogió con
‘Calvaire’, nos sorprendía con una
valiente
propuesta: Vinyan, un filme de
fantasmas ambientado en una Tailandia que ha sufrido el golpeo de un
Tsunami en
sus costas; no muy lejos de ‘La
última
ola’ de Peter Weir, este espléndido filme se
apostilla en la obsesión de unos
personajes que transitan en un mundo ajeno y exótico.

Por
otro lado, y con polémica incluida,
Pascal Laugier hizo
enfermar a parte de
la platea con un filme más cercano a ‘La
pasión de Juana de Arco’ que a
propuestas proclives al gore festivalero. Para muchos, esa premisa fue
difícil
de digerir pues la propuesta sádica y opresiva de Laugier
transitaba por una
línea entre la epifanía y el dolor que
más tiene que ver con Sade o el oscuro
barroco (me refiero a Caravaggio) que a cualquier otra cosa. Martyrs
hubiera sido una digna ganadora
del festival, una cinta que deja a las claras que el horror no
necesariamente
va acompañado de menudillos y palomitas, también
puede dejar secuelas morales de
órdago.  

La
marcianada erudita y decadente, desde
luego llegó también desde Francia, su director de
orquesta fue el simpar
escritor Michel Houellebecq con La
possibilité d´une îlle
,
ciencia ficción vitriólica y onanista que nace de
la impostura para morir en el olvido. Algo parecido sucedió
con la sosa,
pretenciosa e intrascendente Eden Log
de Frank Vestiel (a competición por el
Méliès) y tanto de lo mismo, yo diría
por partida doble, la cinta sci-fi del repetitivo Marc Caro, Dante
01
.

Pero
ustedes se preguntarán por la
película ganadora del festival y, a buen seguro, el apellido
de la realizadora
les resultará familiar. La escogida por el jurado fue Surveillance
de Jennyfer Lynch, un buen
filme a medio camino entre
la ‘road movie’ con psicópata y el
thiller desasosegante al que nos tenía
acostumbrado su padre y productor del filme, Mr. David Lynch.
Veintidós años
después de ganar el festival con la obra maestra
‘Blue Velvet’, repite con su
hija de la mano, el fantástico tiene estas cosas. El filme
de J. Lynch es una
densa lección, para nada arbitraria, de
‘noir’ abrasivo mutado a las texturas
grasientas de w:st="on"> w:st="on">la American Gothic.
Una lección de guión, de entramado magistral y un
trabajo acorde tras la cámara
son la receta mágica para que este filme perdure en la
memoria pese a que sus
giros y retruécanos puedan desgasar el producto si se cata
con reiteración.
Como poco, la elección parece haber dejado a todo el mundo
contento.

No
tan contentos quedaron los que
presenciaron otro filme norteamericano como Your
Name Here
de Matthew Wilder (donde por cierto Bill Pullman
es
el protagonista; también lo es en
‘Surveillance’). El filme es un esforzado
intento por trasladar los infectos pensamientos de un escritor de
Ciencia Ficción
que ha abusado en exceso de las drogas. Se aprecian buenos detalles
pero el
filme acaba siendo una sospechosa parodia de lo que podría
haber sido… Si el realizador
tenía en mente a Philip K. Dick cuando afrontó el
filme, sinceramente, la cosa
daba para más…  Un
filme, que en cambio
si gustó y convenció fue The
Burrowers
de
JT Pety, híbrido bien cohesionado y de espléndida
factura que encandila en su
prurito terrorífico pero que acaso no convence del todo en
su vertiente
western, con todo es más que digna y esperemos tenga un buen
trato comercial.

El
Reino Unido también ha estado presente
en la
Sección Oficial

con un par de títulos de naturaleza dispar. En el campo de
la comedia
terrorífica, The Cotagge
de Paul
Andrew Williams, hizo sonreír al público y
resultó una propuesta refrescante
todo y que pecara de cierta propensión al `dejà
vú’ –esta historia huele a
refrito, sí, ¡pero qué demonios!, a
veces nos gusta la fritanga-. Más tosca,
encarnizada y terrorífica fue Eden
Lake

de James Watkins, enésima revisión de los
peligros de las bandas adolescentes,
semisalvajes, que atormentan a una pareja que busca un
romántico fin de semana
en las afueras, tufillo a `Los Extraños’, desde
luego, pero el buen pulso del
realizador convence. Sobre la aportación del cine
español a w:st="on"> w:st="on">la Sección
Oficial
, casi podríamos
correr un tupido velo –como se echa de menos a Nacho
Cerdá y a Jaume
Balagueró-, ni Sexy Killers,
ni Prime Time, ni mucho menos Santos,
pasaron de la más pura
anécdota, filmes, aquí sí,
alimenticios para una industria española en crisis
financiera y creativa, válgame Dios. Tampoco nos
encandiló la propuesta de
‘Filmax’ con el realizador Brad Anderson
(‘The Machinist’) al frente, Transsiberian
es un thriller bien
pergeñado pero que juega demasiado pronto sus cartas,
predicible, romo y en
cierto modo, muy muy superficial, con todo le salvan muchos detalles y
puede
arreglar una aburrida tarde de domingo.

Pero,
a buen seguro ustedes se preguntan
por Asia, ¿qué nos ha llegado del sorprendente
Oriente? Pues, claro está,
buenas propuestas.

La
primera del ranking, por su ritmo
espléndido, su originalidad y sus maravillosas
ramificaciones sociopolíticas
(ahí es nada), es, sin duda, la epatante The
Chaser
del coreano Na Hong-Ji. A medio camino entre
‘Memories of Murder’ y ‘Old
Boy’, esta propuesta inteligente y valiente hace estar <st1:metricconverter
productid="124’" w:st="on">124’
pegado a la butaca con el
aliento entrecortado, una gran película, una
excelentísima película que merecía
cualquier galardón al que aspiraba. Pero Corea imagina
renueva y siempre
sorprende, a veces convenciendo como en el caso de The
Good, the Bad, the Weird
del maestro Kim Jee-woon, una
revisión
del western clásico de Sergio Leone ubicado en el desierto
del Gobi y con forajidos
manchúes. Tal espectáculo de tiros, cabriolas y
adrenalina le ha hecho
merecedor del premio al mejor director, solo el montaje ya merece un
punto y
aparte. Pero en ocasiones propuestas a priori sorprendentes acaban
empantanadas
por un exceso de estética y un receso de
imaginación, tal es el caso de Hansel
and Gretel
, revisión del cuento
clásico a cargo de Yim Phil-sung que transita en demasiados
lugares comunes y
en excesivos tópicos de manual.


La Sección Orient Express 
nos
sorprendió
con un filme tailandés de artes marciales con
niña autista de lo más sugestivo
y creativo, la propuesta, Chocolate
de Prachya Pinkaew, hizo que la platea vibrara con unas
coreografías
espléndidas.. Pero podríamos poner más
ejemplos de cine sin pretensiones con
buena factura: Tokio Gore
Police
del japonés
Yoshihiro Nishimura o la muy golfa Monster X
strikes back. Attack the G8 Summit!

De Minoru Kawasaki son buenas muestras de filmes con presupuesto
limitado y
mucha imaginación
.

Citar
todas las películas fallidas o
salvadas por la campana en el último asalto sería
arduo y su valoración pesada
para ustedes, que desean un extracto del festival razonablemente
interesante,
déjenme por ello citarles unos cuantos títulos
que hemos podido descubrir y que
deben perdurar en su memoria en caso de que hallen la luz comercial a
través
del túnel negro en el que fagocitan las distribuidoras
(¿esto hace muy 2001 no
creen?)

1) 
Permítanme
que me arrodille y
bese los pies del maestro italiano Puppi Avati, por que nos a dejado The
Hiddeout,
una pieza clásica casi perfecta, meridianamente retro y
abastamente disfrutable, que nos demuestra que alejarse del
género solo fue un
paréntesis que le ha venido muy bien.

2) 
Kim Ki Duk tiene un
discípulo
que calca y fotocopia su universo y su técnica con talento,
sin salirse de la
raya. El resultado es un buen filme de Kim Ki Duk dirigido por Juhn
Jai-hong. Beatiful es una terrible
historia de
una bella joven, tan bella que esa particularidad le hace caer en
desgracia. Un
filme muy degustable.

3) 
Southland
Tales
de Richard Kelly
(Donnie Darko), una película complicada, ambiciosa y algo
fallida que sin
embargo tiene pespuntes de genialidad y un retrato del futuro
económico,
social, cultural y político de Estados Unidos de lo
más certero y sorprendente.
Filme coral, apabullante y verborreico que podría viajar en
el tiempo y
reconocerse en un digest megalomaníaco de `La
caída del Imperio Romano’). Más
es más para Richard Kelly.

4) 
Tale 52 es
una película de ciencia
ficción griega (ese ya es un dato lo suficientemente
exótico para que atraiga
nuestra atención). Con un premio al mejor guión
del festival, el filme de
Alexis Alexiu nos habla de bucles temporales y de la esquizofrenia. Un
filme
radical y diferente.

Con
estos cuatro ítems para marcar ruta,
no quisiera demorarme en detalles, pero siempre hay que hablar de
Takashi Miike,
que sorprendió con Crows 0,
un filme
de adolescentes canallas que podría mirarse en el espejo de
‘Rebeldes’ de
Francis Ford Copola, a mí personalmente no me
convenció esta muestra de su
vertiente más comercial, como tampoco me gustó The
Sky Crawlers
de Mamoru Oshii, una de
las películas de animación
más ovacionadas, que dejando al 
margen
su magnífica técnica y espectacuralidad
resultó un plomo de tomo y lomo (una de
esas películas ideales para echarse una siestecita mientras
alguien te susurra
en japonés).

Por
lo demás el festival a contado con
presencias tan estimables como la del genial y amable director de
efectos
especiales Douglas Trumbull (‘2001: una odisea del
espacio’, ‘Blade Runner’,
‘Star Trek’ etc…) o un
antipático Abel Ferrara, el esquivo neoyorquino
recibió
el premio ‘La máquina del tiempo’ a toda
una carrera dedicada al cine y se lo
regaló al camarero del Hotel Melià-Sitges, acaso
su único amigo y cómplice en
un festival que le viene pequeño a su ego.

El
festival tuvo a gala una de las
mejores ediciones de ‘Sitges Clàsics’
que se recuerdan, con un ramillete de
clásicos de la ciencia ficción como Proyecto
Braimstorm
de Douglas Trumbull, Amósfera
0
de Peter Hyams, Planeta prohibido
de James M. Wilcox o El hombre con los
rayos X en los ojos
de Roger Corman entre otras joyitas del
séptimo arte.
Si la inauguración tuvo a Alexandre Aja y su Reflejos
como protagonista, la clausura se vio un tanto emponzoñada
con un filme de aventuras infantiles que no pasaría el corte
en cualquier otro
festival con aspiraciones, City of Ember
de Gil Kenan es una mácula ridícula para un
festival que ha sabido a gloria
dadas las expectativas tan poco halagüeñas con las
que partía.

Otro
punto negro fue la pseudo première
de Repo! De Genetic Opera de Darren
Lyn Bousman, el pase se suspendió alegando problemas de
seguridad e hizo perder
media mañana a los pacientes espectadores, un servidor
optó por no recuperarla,
toda productora que pretenda instalar arcos de detección de
metales (se
entiende para cámaras de grabación,
móviles etc…) en un festival como Sitges,
sinceramente, no debería ser bienvenida… Hay
quién tiene tendencia a convertir
en Guantánamo un mero ejercicio de cultura y ocio. En todo
caso el director del
Festival, Ángel Sala, debió actuar con mayor
decisión, que no me lo tenga mal
el bueno de Sala, un excelente organizador del evento que lleva
años trabajando
bien, ahí están sus resultados.

A
nivel personal solo eché una cosa de
menos, un nombre, una presencia y una retrospectiva, la de Guy Maddin,
el
genial realizador canadiense, que no pudo acudir al evento por
cuestiones de
agenda, como poco nos dejó su última pieza
maestra My Winnipeg. Otro que nos
saludó desde la pantalla y agradeció con
caballerosidad su ‘Máquina del tiempo’
fue el gran Jonh Carpenter (`Hallowen’,
`La
Cosa
’,
`Golpe en la pequeña China´), el día
que se presente en la tarima va a hundir
el Auditorio.

Con
estos últimos apuntes despedimos una
crónica en la que a buen seguro faltan títulos
por comentar pero que bien puede
servir como un extracto subjetivo, reitero, la del <st1:metricconverter
productid="2008 ha" w:st="on">2008 ha
sido una buena edición
plagada de sorpresas, once días de buen cine para un
festival que ha hecho de
la necesidad virtud.

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