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Peces de charco, de Ana Esteban - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

“Conecta las noticias en el televisor, se sirve una copa de vino y se concentra en su paisaje ali8ñado, en la caída de la Bolsa, los nuevos recortes, las protestas callejeras, los atentados, las últimas bajas gubernamentales, el parte meteorológico. Parece que al fin el tiempo será bueno”. Es el entorno de Cris, dividida entre la idea sugerida por su amiga Vicky de conocer a alguien por teléfono a través de una página de contactos, y la realidad de su matrimonio con Pedro, con el que ella se ve perfectamente conectada a través de años de matrimonio. Esa conclusión, “parece que al fin el tiempo será bueno”, dice mucho acerca de las premisas sobre las que su autora construye el pensamiento crítico, y también sobre lo ácido de tantos momentos de sus historias.

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Peces de charco, de Ana Esteban

Chejov y la vida que sucede

Ana Esteban
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La autora durante una presentación del libro Peces de charco en la librería Vergüenza Ajena. Foto: Julio Castro.

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La autora durante una presentación del libro Peces de charco en la librería Vergüenza Ajena. Foto: Julio Castro.

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DATOS RELACIONADOS

Título: Peces de charco
Autora: Ana Esteban
Editorial: Baile del Sol (2016)
Formato: tapa blanda, 169 págs.
ISBN: 9788416794089

Julio Castro – La República Cultural

Conecta las noticias en el televisor, se sirve una copa de vino y se concentra en su paisaje ali8ñado, en la caída de la Bolsa, los nuevos recortes, las protestas callejeras, los atentados, las últimas bajas gubernamentales, el parte meteorológico. Parece que al fin el tiempo será bueno”. Es el entorno de Cris, dividida entre la idea sugerida por su amiga Vicky de conocer a alguien por teléfono a través de una página de contactos, y la realidad de su matrimonio con Pedro, con el que ella se ve perfectamente conectada a través de años de matrimonio. Esa conclusión, “parece que al fin el tiempo será bueno”, dice mucho acerca de las premisas sobre las que su autora construye el pensamiento crítico, y también sobre lo ácido de tantos momentos de sus historias.

Personajes que se transmiten en el charco

En las historias de Ana Esteban hay varias constantes que aparecen subrepticiamente o no en el seno de los relatos, en el entorno en que viven o en los caracteres de sus personajes. Peces de charco, su reciente publicación en la editorial Baile del Sol, donde los sucesivos relatos parecen inconexos, la creación de un entorno urbano próximo a cualquier ser de estas calles asalta la realidad de nuestras vidas.

Se trata de una docena de narraciones independientes que arrancan en una especie de venganza bajo el título Murakami en las nubes, y que, sin embargo, la autora ha querido ir salpicando entre sí, de manera que, por momentos, el recuerdo de alguien aparece unas páginas más allá, como cita de relaciones diferentes, en tanto que cierra el libro con, Amor de pago, donde parece que juegue a repescar o revivir a esos peces imaginarios del segundo relato, para ofrecerles algunas bocanadas más a través de los recuerdos de su protagonista, Cristina.

Sus narraciones son como peces que beben unos de otros, que se transmiten e intercambian el oxígeno en ese mismo charco sucio a la puerta de casa, que parece un estanque, y que no es más que el entorno donde nadamos.

Constantes narrativas que nadan en el charco

Aunque encontremos protagonistas de todo tipo, casi siempre subyace una mujer en la historia principal, ya sea a través de su manera de sentir y pensar en la forma de existir, o bien a través de la transferencia hacia otros personajes.

Tan sólo uno de los relatos es ajeno a personajes femeninos: Calderilla. En él aborda uno de los temas recurrentes en el compendio de relatos, que es la crisis, el robo, la usura de los bancos contra la gente. Aquí pone a cada cual en su sitio, dando un baño de realidad a quienes lo precisan y otro de castigo a quienes no son capaces de ver.

Esa línea está muy presente casi en cada una de las historias, personas desahuciadas, parejas o personas que llegan justas a fin de mes, los efectos de la crisis del poder se imbrica en el tema principal de su libro, de manera que se encuentra siempre ahí, pero no trata de sobresalir.

Quizá porque otras dos cuestiones de importancia dominan los argumentos individuales y el tema principal de la recopilación narrativa: las relaciones personales y el individuo ante la sociedad.

Y la vida sucede gracias a Chejov

Por medio de sus propuestas parece conducirnos a mundos poco frecuentes que, tomados de manera independiente, no resultan excesivamente extraños, al menos, en la forma en que se plantean. De hecho se podría decir que todas son historias cotidianas, avatares o acontecimientos que suceden. Y aquí, sumido en el centro del propio libro, en el relato que lleva por título Entropía, podemos descubrir el eje central que sirve de demostración a su argumento: el efecto Chejov: “No recuerdo el título, pero consistía en una sucesión de actos donde no pasaba nada, y así se lo dije a Eme cuando salimos. Me molestó la displicencia con la que comentó que era preciso tener cierta sensibilidad reflexiva para alcanzar el sentido del drama. Chejov es como la vida, dijo, en ella las cosas simplemente suceden. Pues será que en tu vida y en la de Chejov todo sucede sin ningún argumento, dije yo […]”.

A partir de ese instante me resulta evidente ver hacia delante y retrospectivamente, cómo su narrativa, perfectamente organizada y desarrollada, está ocurriendo de manera progresiva: sus historias, “simplemente, suceden”.

Hay una forma muy interesante de desarrollar planteamientos sin tratar de conducir a quien lo lee hacia una consecuencia, sino a la necesidad de explorarla, o de plantearse la hipótesis de situaciones desarrolladas sólo en parte. Esto no nos guía por la senda de una lectura coja, ni de una escritura con carencias, sino que cierra en el momento en que toda explicación correspondería a la experiencia vital propia, ajena a cada cual.

Textos sin inocencia

Otra de las peculiaridades de la narrativa de Ana Esteban pasa por la constante provocación, logrando una manera de escribir que hace un guiño, se ríe o apuñala por la espalda sin reparos, propiciando que la lectura sea mucho más amena e inesperada, porque sin aspavientos, se sale del canon que aguardamos en un argumento convencional. En ellos encontraremos que el hilo conductor, lejos de la linealidad acostumbrada, se encuentra detrás de los giros de sus personajes, porque son personajes atados a la realidad, poco ficticios, muy cercanos en sus preocupaciones, en sus soluciones o, en ciertos casos, en su corte de mangas a las actitudes socialmente correctas. Son los personajes de tu barrio, a veces de tu barrio burgués, a veces de tu barrio obrero, casi siempre madrileñ@s de cualquier barrio de Madrid que, de cualquier manera, obligan a aprender de nuestro propio pensamiento.

La suerte de haber conocido la literatura de Ana Esteban en una presentación masiva de la editorial, me conduce a contar con otra autora a la que leer, con cierto peligro acechante en sus textos que, seguramente, nos aguarda en la habitación de al lado o a la vuelta de la esquina, solamente si, como un texto de Chejov, dejamos que la vida discurra con su argumento propio, antes que con el que tratamos de buscarle.

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