Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Cuando se descubre por primera vez la exposición del World Press Photo lo que más llama la atención es la diversidad de las imágenes expuestas. La heterogeneidad de las categorías que integran el premio, que van desde noticias generales hasta naturaleza o deportes, y que pueden presentarse de manera individual o como historias, hacen posible que en una misma pared se exhiban una fotografía que muestra las heridas provocadas por la guerra en Siria a un joven combatiente de 16 años y otra instantánea que refleja la espectacular erupción del volcán de Colima, en México.
Una marcha contra la violencia racial, las estaciones científicas en la Antártida, el acoso sexual a las mujeres dentro del ejército de Estados Unidos, la vida de los orangutanes en Sumatra, la tradición de Las Mayas en un pueblo de Madrid, la práctica de la lucha libre en Senegal, una manifestación contra el terrorismo en París, una avalancha en el campo base del Everest, o las explosiones de una zona de almacenamiento en China, son los temas de algunas de las fotografías ganadoras de esta edición.
Aún así, lo que permanece prácticamente invariable a lo largo de los años, con escasas excepciones, durante las 59 ocasiones en las que se ha celebrado el certamen, es que el acontecimiento seleccionado por el jurado como el más representativo del año sea algún tipo de crisis humanitaria, con la única de diferencia de que en muchas ocasiones se trata de desgracias causadas por los hombres y otras veces, menos frecuentes, son catástrofes naturales.
La guerra en Siria, los atentados terroristas en Francia, el terremoto en Nepal,… La noticia más importante del 2015 podría ser cualquiera de ellas, y sobre todas ellas se presentaron fotografías al concurso. Sin embargo, la imagen ganadora hace referencia a un acontecimiento que ha seguido siendo actualidad durante todo 2016 y que, desgraciadamente, lo seguirá siendo durante 2017, puesto que aun estamos muy lejos de alcanzar una solución a la crisis de los refugiados.
La imagen fue tomada por Warren Richardson el 28 de agosto de 2015. En ese momento la barrera de cuatro metros de altura que Hungría estaba construyendo a lo largo de su frontera con Serbia, para impedir el paso a través de cualquier punto no controlado, estaba prácticamente terminada. Y esa noche, un grupo de refugiados, intentaba atravesarla mientras se ocultaba de la policía. Allí, mientras les acompañaba, el fotógrafo captó el instante en que desde un lado de la alambrada un hombre pasaba a un bebé a alguien que ya había logrado cruzar al otro lado. Un breve momento de esperanza, al completar una parte del largo camino que aún les quedaba por delante.