La República Cultural
Bajo el contundente título de "Dejad de quererme" se esconde un enigmático drama francés basado en la novela de François d’Epenoux. El director es Jean Becker, un viejo conocido de la cartelera europea gracias a títulos como "Los jardines de la memoria" o la más reciente "Conversaciones con mi jardinero".
A sus 42 años, Antoine es un hombre de éxito: trabaja en una agencia publicitaria, vive feliz junto a su mujer e hijos, y sabe esconder su relación extramatrimonial con la atractiva Marion. Sin embargo, un día decide romper con el equilibrio reinante en su vida. Becker está en esa línea de cine muy vendible, de alta temperatura sentimental, hermosos paisajes y explosiones melodramáticas.
"Kontroll" tiene abundantes elementos de comedia, misterio y un onírico tono que recuerda en ciertos momentos la obra de David Lynch, aunque con un humor mucho más mordaz y entusiasta. Lo mejor de la cinta es el retrato que hace de una subcultura que, estando aislada de la sociedad "normal", empieza a transformar su particular realidad, adaptándose a las circunstancias y creando situaciones y costumbres que podrían resultar extrañas para el resto de la población.
Desde el punto de vista técnico, la película es sobresaliente, rara y estimulante experiencia fílmica que camina con aplomo sobre esa delgada línea entre drama humano y mórbida comedia. La trama se centra en un equipo de cinco "controladores" del tren subterráneo en Budapest, cuya labor consiste en comprobar que los pasajeros tengan los boletos o pases apropiados.
"Mamma mia!” es, qué duda cabe, uno de los musicales con sabor europeo más exitosos de la Historia. La energía de la película (que haberla, hayla, y no poca) no proviene tanto de la cámara, tristemente incapaz de sacarle todo el jugo a un espectáculo de estas características, como de otros elementos más ajenos a la labor de la directora, Phyllida Lloyd.
Ante todo, tenemos las canciones de ABBA, fantásticamente escogidas, tenemos una película bastante lejos de resultar espléndida, pero sin duda cargada de vitalidad y buenas vibraciones (quizás un tanto impostadas en determinadas secuencias, de acuerdo). Un film que, en definitiva, difícilmente dejará al público con un mal sabor de boca.