Itziar Hernández – La República Cultural
Actriz del Star System teatral español del siglo XVII, madre de un principal de España y bastardo real, amante, por tanto, de rey, María Inés Calderón, más conocida como La Calderona, es hoy, además, la excusa perfecta para intentar la total actualización de los clásicos en su misma cuna, un corral de comedias.
La apuesta de subir una mesa de DJ (Hardy Jay) al escenario del Corral de Comedias de Almagro no dejaba de preocupar a la organización del festival. Para muchos de los aficionados que acuden cada verano al pueblo manchego, el Corral es bandera de la más pura tradición. Servidora se plantea, sin embargo, cuál es esa tradición en realidad. Nuestro prolífico Fénix de los Ingenios copiaba, se autoplagiaba, mezclaba y, sobre todo, se adaptaba a su público, así pues, ¿por qué no seguir su estela?
Acompañada por el DJ, la pareja de actores de Yllana hace uso de todos los espacios y recursos del Corral para poner sobre el escenario no solo la historia de la famosa Calderona, una historia de poder, ambición, amor y supervivencia, sino también la estampa de una España del siglo XVII que, a veces, lamentablemente parece no haber cambiado tanto hasta hoy.
A ritmo de hip hop y siguiendo parte de los usos de este (duelos musicales, letras que ponen de manifiesto el compromiso político y social de la lucha de clases), Pablo Paz y Natalia Calderón nos explican la estructura del corral que tan bien refleja la sociedad del XVII (casi espejo barroco de la nuestra), la historia de Felipe IV y la de su esposa, la francesa Isabel de Borbón, la situación de las mujeres en la época de la protagonista (y su guiño y deseo de que en el siglo XXI estemos “un pelín mejor”) y hasta las glorias de Don Juan José de Austria; las comedias del Siglo de Oro, sus personajes, sus principales autores, la Inquisición… y, en la práctica, nos demuestran por qué el endecasílabo funciona como verso en el teatro y su facilidad para ser, por ello, incluido en un rap en nuestro idioma.
Con un lenguaje irreverente y actual, que integra versos de Lope y Calderón, entre otros, con toda naturalidad, el texto de La Calderona es entretenido, divertido a ratos, instructivo sin forzarlo y poco apto para padres de adolescentes demasiado preocupados por lo que llega a los oídos de sus retoños, lo que no deja de ser una pena porque estos aprenderían con gusto mucho más que en el colegio.
Y pese a los temores del coordinador de espacios del festival y a que un par de matrimonios de “incierta edad” tuvieron a bien marcharse antes del final de la función, la propuesta convenció y fue un gran triunfo, demostrando que un corral de comedias es tan mágico como cualquier teatro o más, y que su escenario estuvo siempre diseñado para contener el universo y todos los avances que este permita.
Canta La Calderona: “Si la vida es un bastón de caramelo, lo rechupeteo entero hasta dejarlo seco”, y demuestra Yllana que su proceso de creación puede hacer lo mismo con el teatro clásico. Ahora que tanto se lleva, además, habrá quien vea otra ventaja más en esta amena reivindicación, también, de las mujeres que dieron forma al país pese a ser casi invisibles en la historia.