Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Todo lo que nos rodea está en constante evolución, un cambio permanente al que, en algunos casos, estamos tan acostumbrados que ni siquiera reparamos en él, mientras que en otros resulta particularmente anecdótico e incluso gracioso. Basta, por ejemplo, con darle a cualquier adolescente un teléfono con dial giratorio y dejar que intente hacer que funcione. El resultado, además de divertido, es una forma sencilla de comprobar el constante progreso de este invento desde su origen en 1954.
Pero es, también, una prueba de otro cambio aún más significativo, el que demuestra que casi nada puede darse por seguro. Así, aunque durante mucho tiempo Alexander Graham Bell ha sido considerado el inventor del teléfono, lo cierto es que desde 2002 se reconoce a Antonio Meucci como auténtico creador del aparato. Si bien no es algo tan difundido como el hecho de que en 2006 Plutón dejó de ser un planeta.
De forma que, cuando el Museo Lázaro Galdiano invitó a la fotógrafa mexicana Denise de la Rue a reinterpretar sus obras desde un punto de vista contemporáneo, el concepto que decidió tratar fue el significado de la palabra bruja como mujer de poder y sabiduría, en lugar del tradicional, que asocia a las brujas con mujeres viejas, feas y malvadas.
Para ello ha utilizado las seis obras que Goya pintó, entre 1797 y 1798, por encargo de la duquesa de Osuna y cuyo conjunto el propio pintor tituló composiciones de asuntos de Brujas. Dos de esos cuadros, El Aquelarre y Las Brujas, forman parte de la colección permanente del Lázaro Galdiano, mientras que Vuelo de Brujas está en el Museo del Prado, El hechizado por la fuerza en la National Gallery de Londres, y se desconoce el paradero de La cocina de los brujos y Don Juan y el Comendador. Por lo que las creaciones de De la Rue suponen el reencuentro de las seis pinturas por primera vez después de la subasta de ésta última en 1896.
Se trata de fotografías retroiluminadas de gran tamaño, en contraste con el pequeño formato de los originales de Goya, en las que las actrices Inma Cuesta, Verónica Echegui, Macarena García, Bárbara Lennie, Adriana Ugarte y Maribel Verdú se introducen en los cuadros, modificando de esa forma la interpretación previa de la obra.
En el caso de los dos lienzos desaparecidos, el trabajo ha sido mayor, ya que De la Rue ha partido de archivos y fotografías históricas que ha recreado gracias a la fotografía digital y se muestran impresas sobre varias capas de tul, intentando así evocar el tema de la inexistencia. Y que dotan, a su vez, a la propuesta final de un aire etéreo y fantasmagórico muy en consonancia con la magia propia de sus protagonistas.
La muestra finaliza con el vídeo Este vals que se muere en mis brazos, que se proyecta en una pequeña sala oscura, mediante la unión de una pantalla retroiluminada, que contiene El Aquelarre, con una tela de seda superpuesta, donde se proyecta la imagen de la actriz Bárbara Lennie bailando.