Manuel López – La República Cultural
La primera película que pudimos ver del festival fue The heretics, largometraje canadiense de un casi desconocido Chad Archibald. La historia nos lleva tras los pasos de Gloria, una joven raptada por una secta que vio entorno a ella como realizaban un oscuro ritual satánico. Ha pasado un año desde entonces y vive en una pequeña comunidad, en la que intenta olvidar el pasado hasta que vuelve a ser secuestrada por un hombre que dice querer salvarla. ¿La secta seguirá activa? ¿Será una locura de un secuestrador obsesionado? ¿Saldrá con vida?
La verdad es que la película no trae nada nuevo al género y los giros de guion se antojan bastante clásicos, pero a pesar de ser floja y contar apenas con un par de localizaciones está muy bien grabada y la actuación de la joven protagonista es bastante interesante, así como su caracterización. El buen hacer el director con un presupuesto claramente limitado y el correcto desarrollo de la historia hacen que una historia que podría ser manida quede interesante sin ser magistral. No todo tiene que ser perfecto mientras cautive al espectador.
Darkness rising era el segundo largometraje de la tarde al que acudíamos y del que salimos, por desgracia, con una mala impresión. Por un lado, porque fallaron los subtítulos y, por otro, porque la película era muy mala. Lo primero fue resuelto al terminar la proyección, dando el festival opciones de re-visionado o devolución y pidiendo perdón por las molestias. Pero lo de la calidad…
La historia nos lleva tras una joven que quiere volver a una casa en la que convivió de niña. Ahora el edificio va a ser demolido y allí es atrapada junto a su pareja y una amiga. Y es que la casa parece dispuesta a aprovecharse de sus miedos para cumplir un oscuro misterio y acabar con sus vidas. Una historia inconexa, loca, con giros de guion absurdos y nada creíble (obviamente dentro de que nos creamos la idea de casas encantadas) que resulta de mala calidad, pésima actuación y con cero intereses para el público.
Aquellos que ayer esquivaron esta película disfrutaron del clásico La residencia con la presencia de Narciso Ibáñez Serrador. En una silla de ruedas, debido a su delicado estado de salud, recibía el premio del festival de Maestros del Fantástico. A pesar de su edad supo sacar sonrisas a los asistentes con un breve discurso de amor y homenaje al cine del terror y al silencio, sin el cual no habría gritos. Y es que, según él, son “lo que nos rodea, pensad en el silencio y os llegará el miedo”.