Manuel López – La República Cultural
Y lo hace en este, su decimotercer largometraje, adaptando la película italiana Perfetti sconosciuti de Paolo Genovese. Estrenada en febrero del pasado año fue un éxito en taquilla y los elogios, tanto del público como de la crítica, han llevado a esta revisión española y a una griega todavía pendiente de estreno.
La propuesta de la película es sencilla. Cuatro parejas de amigos de toda la vida quedan para cenar, hasta que todo se tuerce cuando una persona del grupo decide proponer un juego: todos deben poner sus móviles sobre la mesa y leer en voz alta cualquier mensaje o correo recibido, así como atender con el altavoz encendido cualquier llamada entrante. ¿Alguno tendrá algo que esconder a su pareja o a sus amigos?
La película se desenvuelve de una manera muy inteligente entre el drama y la comedia, situaciones cotidianas de tensión, digamos, amable, con otras más tensas que podrán a prueba los diferentes caracteres de los protagonistas y su capacidad de asumirlos. Si bien, a mi parecer, falta algo más de ese humor negro con el que Alex de la Iglesia impregna sus películas, el guion funciona bien, no decae en intensidad y el juego va creando cada vez nuevas tramas que se van acumulando hasta el clímax final.
Un aplauso para los actores que aprovechan el espacio y el guion, que bien podría haberlo sido de una obra de teatro, para desarrollar personajes algo histriónicos que encajan con las situaciones y con el siempre peculiar estilo del director. Estas actuaciones nos hacen calarles a todos de una manera eficaz y nos permite ir desentrañando las historias que van recibiendo en sus teléfonos no siendo todas, digamos, malas pero siempre con ese matiz de ocultar algo a través de estos dispositivos.
Situaciones más cotidianas que grotescas que aprovechan de la puesta en escena y de esas relaciones que todos tenemos para que, de alguna manera, nos podamos identificar con algunas actuaciones de los personajes. Todos, en el fondo, tenemos algo que ocultar y actualmente, como se menciona en la película, ya no nos lo dejamos guardado en nuestras cabezas si no que de alguna manera “caen” sobre esos complicados, entrometidos, molestos, gigantescos… e indispensables aparatos.
Sin duda una de las mejores películas para ver y divertirse en estas fiestas y, personalmente opino, a años luz de El bar (la película anterior de Alex de la Iglesia que también se estrenó este 2017).