Eliane Hernández Montejo - La República Cultural
Durante este año, la Universidad de Salamanca se encuentra inmersa en la celebración de su VIII Centenario, ya que su historia comienza el 1 de enero de 1218, cuando el rey Alfonso IX de León fundó el Estudio General de Salamanca. Así, a las actividades conmemorativas que ya se realizaron durante 2017, como la exposición Scripta, Tesoros manuscritos de la Universidad de Salamanca y la muestra Miquel Barceló. El Arca de Noé, se une ahora una amplia programación en la que la música tiene un papel destacado.
De tal forma que la Orquesta Sinfónica de Radiotelevisión Española ha sido una de las primeras agrupaciones en sumarse a esta efeméride, con el concierto del día 23 de febrero en el que ejecutaron el Concierto para piano y orquesta número 2 en Do menor, Opus 18 de Sergei Rachmaninoff y la Sinfonía número 4 en Sol mayor de Gustav Mahler. Y que contó con el pianista con Juan Pérez Floristán en la primera parte del programa y con la soprano Chiara Taigi para dar voz al lied del cuarto movimiento de la obra de Mahler.
Juan Pérez Floristán se incorporó al concierto con solo día y medio de antelación, debido a un imprevisto de última hora, pero cualquiera lo imaginaría viendo la maestría con la que interpretó la pieza de Rachmaninoff. Eso sí, se trata de una obra con la que está perfectamente familiarizado, puesto que es la misma con la que en 2015 se convirtió en ganador del XVIII Concurso Internacional de Piano de Santander Paloma O’Shea. Y “para tranquilizar un poco el ambiente” después de la tensión del tercer y último movimiento del segundo Concierto de Rachmaninoff, Juan Pérez Floristán ejecutó, esta vez en solitario, la segunda de las Danzas argentinas para piano de Alberto Ginastera.
En cuanto a la segunda parte del concierto, la complejidad y las contradicciones musicales de Gustav Mahler, el calor imperante en la sala, y ese peculiar desenlace de la pieza, en la que la música se va apagando hasta desaparecer, deslucieron un poco el final del concierto. Si bien el público solo tardó unos segundos más de la cuenta en reaccionar y otorgó tanto a la soprano como a la orquesta una merecida ovación.