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Liberar el apocalipsis pasado en Prometeo encadenado - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Ío no deja de tejer unas cadenetas de lana entorno a su cuerpo, mientras hace parte de la introducción al público. Todo se va situando entorno a un escenario caótico y lleno de objetos absolutamente dispares, donde nos recibirá la situación de este Prometeo encadenado. Entre la parodia y la comedia, Circo Interior Bruto genera una propuesta muy interesante a caballo entre la parodia y la comedia que, realmente, se ubica en el lugar de la tragedia griega como punto de origen, dando traslado de los elementos más identificables en ésta, para hacer una denuncia mordaz, intensa y acusadora de lo que el ser humano permite en nombre de un conformismo poco comprensible.

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Liberar el apocalipsis pasado en Prometeo encadenado

¿Es más fácil ser víctima o plantar cara?

Prometeo encadenado
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Prometeo encadenado

Jaime Vallaure nos grita “¡Efímeros, que sois unos efimeros!”. Foto: Julio Castro.

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Prometeo encadenado

Ío (Belén Cueto) fabrica cadenas. Foto: Julio Castro.

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DATOS RELACIONADOS

Creación e interpretación: Kamen Nedev, Marta de Gonzalo, Publio Pérez Prieto, Fran Winberg, Rafael Lamata, Rafael Juárez, Belén Cueto, Jaime Vallaure, Jesús Acevedo
Compañía: Circo Interior Bruto

Julio Castro – La República Cultural

Ío no deja de tejer unas cadenetas de lana entorno a su cuerpo, mientras hace parte de la introducción al público. Todo se va situando entorno a un escenario caótico y lleno de objetos absolutamente dispares, donde nos recibirá la situación de este Prometeo encadenado. Entre la parodia y la comedia, Circo Interior Bruto genera una propuesta muy interesante a caballo entre la parodia y la comedia que, realmente, se ubica en el lugar de la tragedia griega como punto de origen, dando traslado de los elementos más identificables en ésta, para hacer una denuncia mordaz, intensa y acusadora de lo que el ser humano permite en nombre de un conformismo poco comprensible.

Literatura, teatro, cine, televisión, música, incluso la danza, y por supuesto las artes plásticas, han mostrado en numerosas ocasiones un mundo apocalíptico que nos espera, tras la destrucción de la arquitectura básica de vida que conocemos, ya sea por medio de guerras, de accidentes, de sucesos propios o ajenos del ser humano. Cualquier arte se ha ocupado de ello en distintos momentos, y la ciencia ha seguido su curso, o bien ha encabezado ese temor amenazador que dibujaría más tarde cualquier expresión humana de comunicación.

El Apocalipsis como presente y la visión de hechos consumados

Sin embargo, todo es diferente cuando el punto de vista no preconiza ninguna destrucción, sino que cambia la perspectiva desde la que el público receptor verá la posición de su vida común e individual. El Prometeo encadenado de Circo Interior Bruto habla de una sociedad apocalíptica, no pre, ni post, sino que precisamente lleva inmersa en esa situación desde hace tiempo sin percatarse de ello. Seguramente es un punto central de atención del trabajo que ofrece el Circo Interior Bruto, aunque la percepción de acerca de esta circunstancia tan sólo sea interiorizada durante el proceso, y el análisis quede a cargo de cada espectador.

En su Prometeo encadenado, todo podría ir relacionado con el mero hecho de la mitología clásica, y señalar la descriptiva de un extraño relato antiguo, desde el que la compañía montara un circo peculiar. Sin embargo, tanto la secuencia como el propio texto y su puesta en escena, están gritando a su entorno que quieren que el público, cada individuo, sea consciente de lo que es, de su posición en el entorno, de unas rebeldías muertas, marcadas por el conformismo reconocido antes que por la ausencia de necesidades.

Los dioses sustancian el poder terreno

Si Prometeo es condenado por entregar la herramienta suprema a los humanos, se muestra el juego entretenimiento de las divinidades, cuando prefieren el sufrimiento de sus criaturas, antes que la facilidad de aquello que podrían poseer.

El status quo, llevado a la visión desde el plano de los dioses, permite reírse fácilmente de la situación, pero también, señalando a las jerarquías divinas, se está mostrando la equiparación de la realidad humana frente a una sociedad de castas establecidas y difusas como es la nuestra.

El ser efímero y cobarde

Prometeo es encadenado y colgado del techo, es un saco de entrenamiento, no se mueve, sólo puede permanecer allí, tan sólo podría recibir golpes o ser descolgado, pero no hará nada más, igual que el titán hijo de Jápeto (y de atribución materna poco conocida, de lo cual también se ocuparán aquí Belén Cueto y Marta de Gonzalo).

Todo es aparentemente parodiado en esta propuesta, de manera que el águila que devorará continuamente las entrañas del titán, será cambiada por una gallina, pero todo se transforma en un símil del ser humano actual, donde se asume la evidencia como un proceso inevitable. “De antemano conozco los males que me esperan”, dicen, y unos cuartos de pollo son descuartizados mediante unas cadenas. Una y otra vez hablan de lo efímero del ser “¡Efímeros, que sois unos efímeros!”, dice una y otra vez Jaime Vallaure al público.

Pero a la vez que el ser es efímero, y las jerarquías están establecidas, la propuesta de Circo Interior Bruto nos conduce de nuevo a las carencias humanas, dado que el propio ser terreno copia esas anomalías, las asume y las practica, porque si no levantan la voz por el prometeo castigado que les ha entregado el mayor regalo ¿serán capaces de defender a los suyos? Y la respuesta es obvia: la obsolescencia del individuo frente al poder es un hecho, de la misma manera que asumimos que una democracia puede tener un rey impuesto, o que una sociedad absolutamente perseguida con medios electrónicos es libre frente al quien la controla.

Así pues, el ser humano es efímero y cobarde, pero y se preconiza y evidencia incluso desde que milenios atrás Prometeo ya era encadenado incluso antes de la Grecia de Esquilo. La diferencia es que hoy se le puede mostrar y nada cambia.

La poética del apocalipsis y la mujer en el centro

El texto y su desarrollo establecen un formato muy próximo al teatro clásico, salvo que contienen la ruptura de un proceso muy contemporáneo, que, al menos a mí, me redescubre unos puntos de conexión tremendamente interesantes entre la visión que podría ofrecer el clasicismo de los autores teatrales griegos y cosas que hoy se salen en mayor medida de lo convencional, para explorar otras posibilidades.

Dentro del mismo, la poética no deja de encontrarse inmersa en las ideas, pero también en las expresiones y en su conducción, como la manera de comprender que las víctimas apoyen a los asesinos: “Te prometo que los nietos de los maltratados votarán con alegría a quienes les maltratan”, dicen en un momento dado acerca de la situación actual del poder en España tras la dictadura (y podríamos buscar los paralelismos en cualquier lugar). Pero es que el montaje se desarrollará con la elaboración de un caldo a partir de los pollos descuartizados, de manera que la violencia y las palabras son cocinadas en la olla con el caldo, y el resultante, junto con restos de entrañas, ser reparte al público una vez acabado. Así que, nos condenamos, descuartizamos al Prometeo que nos da la herramienta de libertad, para comernos su resultado, en un acto de puro canibalismo que aniquila a un posible libertador.

El papel de la mujer cobra una y otra vez su lugar destacado, ya sea porque Pandora es la que cocina, ya sea porque es la que denuncia. Se preguntan y reclaman tener un nombre y un lugar, donde antes se escondió su posición y, para ello, Ío y Pandora no dejan de crear (como no podía ser de otra manera) un coro de voces, que acabarán por conducir y dirigir señalando una vez más al formato de la tragedia griega.

La ciencia frente a una realidad inerte

En el contexto en que se desarrolla la evidencia de una realidad a cambiar, aparece la ciencia como demostración de lo existente, así que Newton viene a colación para probar que las manzanas siguen cayendo por la gravedad sobe nuestras cabezas de ojos tapados. Pero, más tarde, será la teoría de Max Weber sobre la fuerza del Estado, la que aportará otro ladrillo en el muro de nuestra situación, con la idea del Estado como monopolio de la violencia.

Finalmente, me quedo con las ganas de levantarme y pedir ayuda para descargar a Prometeo del techo con sus cadenas, pero viene muy al caso el planteamiento que hace la pregunta: “¿es más fácil ser víctima o plantar cara?”. Y ahí, la demostración, aunque desoladora, es la mera evidencia.

Más información

Ahora, doce años después de la presentación de su último trabajo, el colectivo se reúne de nuevo para el desarrollo del proyecto Prometeo encadenado. La intención es activar nuevas herramientas de creación, provocar nuevos entrelazamientos mentales, superposiciones de ideas y apareamientos de propósitos. Aún en fase de gestación, poco se puede decir sobre el resultado que el público podrá presenciar en las tres sesiones previstas, pero cabe adelantar algunas de las preguntas que están sobre la mesa. Por ejemplo: ¿somos los seres humanos lo que representamos ser? ¿representamos lo que queremos creer que somos? ¿está en “la intención oculta” el meollo, el quiz de la cuestión de cualquier representación? ¿es burgués ir al teatro? ¿en qué se parecen Eurípides y Bertolt Brecht? ¿nos falta o nos sobra memoria? ¿qué papel juegan en el presente quienes han abandonado este mundo? ¿qué hacer con el alma? ¿si tú cantas, qué me pasa a mí? ¿tienes fuego?

Fundado en 1999, Circo Interior Bruto fue un colectivo de artistas y un espacio autogestionado dedicado a la investigación creativa multidireccional, independiente y autónoma dentro del ámbito de la performance, el teatro experimental, la polipoesía, el happening y el arte de acción. El proyecto surgió como una respuesta directa a la falta de interioridad, brutalidad y espíritu circense en el arte del momento, y por el deseo de exploración de vías de creación que trascendieran lo individual. Se desarrollaron múltiples actividades tanto en su propio espacio como fuera de él. Su sede fue anteriormente la Zona de Acción Temporal, en la calle Jesús y María 21 en el madrileño barrio de Lavapiés, parte de cuyo equipo integró también el CIB. Sus fundadores fueron Jesús Acevedo, Belén Cueto, Marta de Gonzalo, Rafael Lamata, Luis Naranjo, Eduardo Navarro, Kamen Nedev, Publio Pérez Prieto, Teresa del Pozo, Rafael Suárez, Jaime Vallaure y François Wimberg. El proyecto original preveía el desarrollo de una propuesta colectiva titulada La Creación del Mundo en 11 Funciones, que se presentaría mensualmente a lo largo de un año, pero lo satisfactorio de la experiencia hizo que sus actividades se extendieran cinco años más. Estas funciones, aunque abiertas al público, eran también un ejercicio de experimentación para sus integrantes. CIB cerró sus puertas en el año 2.005, aunque quienes integraban el colectivo continuaron desarrollando sus proyectos como artistas, bien de forma individual, bien manteniendo las colaboraciones que ya existían entre sus integrantes con anterioridad a CIB, o, en otros casos, desarrollando entre algunos de sus miembros nuevas plataformas para la creación.

Fecha: el Sábado 17 de febrero de 2018

Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro Pradillo - c/ Pradillo, 12 -Cruz del Rayo- (Madrid);

Información y entradas:

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Fecha: el Sábado 17 de febrero de 2018

Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro Pradillo - c/ Pradillo, 12 -Cruz del Rayo- (Madrid);

Información y entradas:

Fecha: el Viernes 16 de febrero de 2018

Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro Pradillo - c/ Pradillo, 12 -Cruz del Rayo- (Madrid);

Información y entradas:

Fecha: el Jueves 15 de febrero de 2018

Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro Pradillo - c/ Pradillo, 12 -Cruz del Rayo- (Madrid);

Información y entradas:

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