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Julio Castro – La República Cultural
Rosa (Laura Aparicio) que además de sufrir de disfasia está en paro, acude a unas pruebas de selección enviada por el servicio de empleo, donde le harán una entrevista para unos laboratorios. No se trata de trabajar en ellos, sino de hacer de conejillo de indias para unas pruebas.
Allí Nieves (Natalia Díaz), seguirá un protocolo de preguntas, respuestas y tratamientos, cuyas finalidades y efectos están poco claros. Cuando Rosa se interesa por el objetivo de este tratamiento, la respuesta de Nieves es que se trata de favorecer la felicidad.
Laura Aparicio nos propone un interesante encuentro entre dos mujeres, donde los caracteres de ambas y sus realidades muestran que no hubieran tenido ningún tipo de intersección en sus vidas, salvo esta concreta. A partir de ahí, la situación se va convirtiendo en un complejo entramado de intercambios que, partiendo de sus posiciones, cada una a un lado de la mesa, se vayan transponiendo las realidades, para encontrarse en el asiento cambiado.
Los conflictos comunes
No se trata de mostrar una visión en la que cada personaje se transforma en el otro, ni mucho menos de la demostración de que todo el mundo sufre las mismas preocupaciones y conflictos en la vida, sino que el texto le da un importante matiz al asunto, demostrando que en posiciones similares, cualquiera puede asumir el rol de su estatus, mientras que, cambiando al contrario, expresa y sufre conflictos diferentes.
Los personajes de Al otro lado, expresan su bien reacción a estándares, o bien su visión desde aquellos, de manera que aún con trayectorias de vida diferentes, pueden encontrarse en puntos similares.
La sumisión, la dominancia, la memoria…
“La felicidad no es posible cuando el miedo y la duda te atan”, dice Rosa en la primera parte de la obra. Ya desde ese punto está señalando hacia la vida coartada, que Nieves puede ser capaz de entender, pero que no lo hace, pese a estar en un conflicto de sumisión, y precisamente por estar dentro de él.
El tema que guía la acción demostrará que el control y la presión del machismo han guiado a ambas mujeres a la situación que viven. En ellas se muestra la parte que proviene del ámbito laboral, pero también la que mana del de la relación sentimental y de pareja.
Desde el primer momento es evidente que se señala al condicionamiento por parte de lo económico sobre la libertad en la sociedad: una mujer obligada a someterse a un tratamiento de prueba, la otra realizando un trabajo en condiciones poco adecuadas. Sin embargo, a medida que avanza la historia, veremos que hay mucho más trasfondo en esta relación.
“Dijo: ‘¡ninguna mujer atea puede cuidar bien de su hijo’”, reflexiona Nieves haciendo un repaso a otros momentos. Más tarde afirmará “Los pueblos saben bien como denigrar a la mujer. Dentro de unos años, cuando miremos hacia atrás, nos daremos cuenta de más atrocidades”. Hay un lenguaje interno, que por momentos se exterioriza, para tratar de comunicarse, pero que no busca tanto diálogo, como comprensión de quién es cada una de las mujeres.
Entre ambas posiciones surge un tercer tema, el de la memoria, un punto clave en el que una borra ciertos aspectos para no seguir sufriendo, pero la recuperación del hilo de sus recuerdos pueden acabar conduciéndola a la liberación o bien a la tragedia. Sin embargo la otra, atrapada en la propia situación, rechaza recibir esa lección de recuerdos de la otra.
Texto y creación de complejidad
El texto tiene la complejidad de la transformación de los personajes, así como la traducción de un trabajo de investigación desde otros autores, para servir de referentes literarios momentáneos, en tanto que posicionan a los personajes, pero también está la idea del seguimiento de una línea argumental que se torna retorcida en cuanto a la manera de expresarse sus protagonistas en varios planos: para sí mismas, en formato reflexivo, para el público o tratando de encontrarse aunque sea confrontadas.
Aunque es mi primera inmersión en los textos de Laura Aparicio, se me presenta la idea de un buen estudio de los personajes que apuesta por desmenuzar caracteres individuales para reconstruirlos en una realidad más global.
La comunicación se puede leer como el encuentro que se convertirá en el desencuentro, pero pronto llega la transición de una a otra, que hace que muten de manera asimétrica. También podemos ver la complejidad de las transiciones entres momentos, ya que hay bruscos cambios de diálogo dirigidos hacia sí mismas o hacia otros puntos, eligiendo diferentes dianas del texto.
Nos encontramos con la necesidad de un perfil de actrices fuertes, en lucha en el escenario por defender su posición, de igual manera a como lo harían en el trabajo o en la vida. Desde ese perfil, el riesgo a evitar es el del enfrentamiento fuera de texto o la incomunicación, cuestión que debe salvarse en escena.
