Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Salamanca es una ciudad conocida por sus dos catedrales: la Nueva es de estilo gótico y la Vieja es románica, y ambas se encuentran situadas una junto a la otra; llena de estudiantes gracias a sus dos universidades: la Universidad de Salamanca, creada en el año 1218, y la Universidad Pontificia, fundada en 1940; y claramente especial por sus dos cielos: ese que tenemos sobre nuestras cabezas y que compartimos todos, y El Cielo de Salamanca de Salamanca, la pintura mural de Fernando Gallego, de la década de 1480.
Una noche estrellada diseñada para decorar la bóveda de la biblioteca de la Universidad de Salamanca, y estar así situada sobre los estudiosos que buscaban encontrar el saber entre los libros que la ocupaban. Esa antigua biblioteca estaba ubicada sobre la capilla, y a principios del siglo XVI la instalación de un nuevo retablo para la misma hizo necesario derribar el que era a la vez techo de la iglesia y suelo de la biblioteca, para ganar altura, de manera que El Cielo de Salamanca se convirtió en el techo de la capilla.
Hasta que la última reforma de la misma, iniciada en 1761, provocó la desaparición de esa cubierta, ya que dos terceras partes de la misma se desplomaron y el tercio restante quedó oculto, aunque intacto, varios metros por encima de la nueva bóveda, un diseño de medio cañón con lunetos y claves doradas. Y así, el Cielo permaneció olvidado hasta que entre 1951 y 1952 las pinturas fueron restauradas, colocadas sobre una bóveda de madera desmontable y trasladas a una de las salas del Patio de Escuelas Menores, donde todavía permanecen.
Allí, la noche estrellada puede contemplarse situada de nuevo en el techo, en una sala a oscuras, e iluminada de forma uniforme por una fuente de luz situada en el centro, para acentuar el hecho de que el Cielo de Salamanca es el cielo. Uno que, según algunos de los expertos que lo han estudiado a lo largo de los años, refleja la disposición de los astros en una noche próxima al 25 de agosto de 1475, para conmemorar la visita a la ciudad de los Reyes Católicos.
Y ahora, como parte de las celebraciones del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, se convierte en protagonista de la exposición El Cielo de Salamanca. Arte y Astronomía en la Bóveda de la Antigua Biblioteca Universitaria, que aúna la contemplación, la interpretación y el análisis de una obra única.
Una esfera celeste en la que inicialmente figuraban los siete planetas, las constelaciones de la Octava Esfera y dentro de éstas, los doce signos del zodíaco. Un conjunto del que se conserva el tramo de los pies, en el que aparecen dos planetas: el Sol y Mercurio, cinco de los signos del zodíaco: Leo, Virgo, Libra, Escorpio y Sagitario, las constelaciones Boyero, Hércules, Serpentario, la Corona austral, el Ara, el Centauro y la Hidra. Mientras que el Cuervo y la Orza aparecen agarradas a la Hidra, y junto a ella, un enorme árbol. Todos ellos movidos por recreación humana de los cuatro vientos: Céfiro, Austro, Euro y Bóreas.