Julio Castro – La República Cultural
Se genera un espacio que asemeja al caos, y que en realidad responderá al conjunto de los espacios individuales de cada personaje, de cada ser, de cada realidad, de cada discurso escénico, ajeno a los demás. A partir de ahí, evoluciona en cada uno de ellos, ignorante del resto hasta alcanzar puntos de encuentro o de cruce en la acción.
Un antecedente transformado
Cuando se puso en pie Sólo sucede lo que puede suceder, el texto de Carlos Sarrió, unos meses atrás, la dirección escénica de la compañía optaba por dar voces individuales a sus protagonistas anónimos, que se convertían en voces colectivas tratadas como el enfrentamiento de personas verbales, que encarnaban sus intérpretes a través de la voz y la acción de forma diferenciada.
Ahora se ha querido dar una vuelta de tuerca mayor al texto o, más bien, a partes del texto que en su mayoría no se abordaban en aquella ocasión, yendo mucho más directamente hacia lo físico que hacia lo literario, lo cual no resta en absoluto el compromiso original de aquel frente a la acción corporal que predominará ahora.
Hibridación de compañías
De esta manera, dentro de la iniciativa anual de la muestra Surge Madrid, decidieron conjuntar cabezas y fuerzas entre dos compañías: Cambaleo Teatro y El Curro DT. Es muy interesante ver cómo ambas acometen la idea de la Danza Teatro desde visiones y vertientes propias y diferentes, porque lo único que podía salir de la propuesta actual era una sinergia con mucho toque de magia físico-literaria, que lograba desbordar el compromiso original, a resultas de un trabajo multiplicado entre ambos equipos.
Alguien de una de las dos compañías me comentaba la curiosidad por saber de qué manera podían funcionar antes de ponerse manos a la obra, ya que el concepto que cada cual tiene de sí mismo y de los demás, tiende siempre a encasillar, así que se veían un@s como muy serios en su trabajo (obviamente Cambaleo), en tanto que l@s otr@s se miraban como más locos y proclives a un trabajo más de “jolgorio”. Creo que esa era una visión compartida entre ambos grupos. La consecuencia no ha sido otra que la de dos lenguajes que combinan perfectamente, porque, en realidad, ambas compañías hacen un trabajo serio que se plantea desde la convicción de un compromiso trasladado a un enorme grado de locura escénica. Y la “hibridación” ha resultado realmente interesante en el encuentro de lenguajes comunes y no comunes.
La poética se refleja en otro espacio
La casa vuelve a aparecer llena de muebles, como ya ocurriera en la versión primigenia de Cambaleo, aunque ahora la idea es algo distinta. Nos transportarán a voces individuales, que han conseguido encarnar los procesos textuales y expresarlos individualmente, para lograr un resultado colectivo. De ahí que se construyan a modo de cubículos, lugares que habita cada cual, pero más que tratarse de personajes de un relato, la escena se puede ver como un espacio que contiene fragmentos de ideas de un solo ser entre los que se mueven sus personajes, como si fueran neuronas que transmiten información de un lugar a otros, que trastocan realidades contiguas, individual o colectivamente.
Permanece el contexto del texto primigenio, pero se desdibuja en las acciones físicas, cada una de las cuales contiene su provocación peculiar hacia el público, mientras las otras acciones colindantes permanecen en reposo, o son también provocadas y afectadas.
A partir del contexto construido, junto con el que se irá elaborando, lo más importante está en el trabajo de traslación y movimiento que acompaña a cada personaje o fragmento del personaje completo, porque es lo que conduce al público por medio de esa acción. Aquí el equipo de Carlos A. Alonso, Eva Blanco, Begoña Crespo, Violeta Frión, Alberto García, Julio C. García, Miren Muñoz, Antonio Sarrió y Carlos Sarrió diluyen cualquier protagonismo para descargarlo en el equipo completo antes que en las personas. Todo poseerá un significado, sea para ell@s, sea para el público, sea desde el momento creativo, pero lo importante no es indagar en el significado, sino dejarse conducir durante el proceso, para sumergirse en una poética que está en el texto original y que aquí se ha convertido en elementos físicos que actúan. Si tratamos de captarlo parcialmente, la poética se perderá.
Trabajo crítico y comprometido
La crítica política está completamente presente, y a través de autores que siguen siendo actuales como Albert Camus y Thomas Mann se hace real, y citando un texto publicado en la página de La Librújula, donde se habla de un libro de Rob Riemen (Para combatir esta época) denuncian esta situación ahora mucho más evidente para mucha gente: “En 1947, ambos lanzaron una advertencia: la guerra ha terminado, pero el fascismo no fue vencido. Aunque se demore algunas décadas, volverá otra vez. No lo reconoceremos por sus ideas, pues el fascismo no tiene ninguna, pero sí por sus acciones y su política. Una política del resentimiento, el miedo y la ira. Ése es el esqueleto fascista: incitación a la violencia, un vulgar materialismo, un nacionalismo asfixiante, xenofobia, la necesidad de señalar chivos expiatorios, la banalización del arte, el odio por la vida intelectual y una feroz resistencia al cosmopolitismo”. Y dejo el enlace porque es muy interesante esa perspectiva.
También abordan la mirada de Vivienne Westwood y su participación desde el movimiento Active Resistance, desde el que anima a al resistencia activa contra la propaganda, y cuyo manifiesto cuenta con tres puntos esenciales tiene tres puntos principales que son la idolatría del nacionalismo, la mentira organizada, y la distracción gratuita o entretenimiento continuo.
En la construcción de Habitar la intemperie hay un posicionamiento colectivo, no sólo el que proviene de la herencia de los fragmentos del texto originario, sino del propio ser en conflicto que son ambas compañías, de su compromiso político y social, de su vinculación a través de las artes y fuera de ellas con la sociedad en su conjunto, pero también con la manera en que las revueltas sociales de los últimos años, en especial el 15-M, y los acontecimientos que llevan implícitas, han logrado traspasar los parámetros previos, y dar acogida a formas que en realidad ya existían, pero que ahora encajan mucho mejor. Creo que las propuestas que cualquiera de las compañías o de ambas, se encuentran mucho más cómodas en esta realidad social, desde la que el arte es captado de formas mucho más abiertas (por más que la sociedad en su mayoría siga siendo carente de desarrollo en el plano cultural), y quienes van a conocer ideas diferentes encuentran muchos menos tabúes a la hora de imaginarse en medio de estos trabajos.
Me gustaría pensar que la lucha de estos años atrás ha servido de algo o de mucho, y que las Artes Escénicas que se clasificaban como productos “raros”, hoy son más que una posibilidad para el público. Sé que no es cierto, pero también veo caminos abiertos que antes no estaban.