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ISSN 2174 - 4092

GardenJunkies, de Gsús Bonilla - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

El último libro de Gsús Bonilla se escurre de los géneros, y lo hace conscientemente: el subtítulo de esta singular propuesta es “Anecdotario, cuaderno de notas, cuaderno de campo o qué sé yo”. Arranca la obra con una declaración del autor de su condición de parado de larga duración. Todo el libro recoge la experiencia y observaciones del escritor a lo largo de varios meses, como participante y trabajador de un programa de formación y empleo de cuidado de parques y jardines públicos para desempleados.

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GardenJunkies, de Gsús Bonilla

Testimonio, crítica y botánica

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Portada del poemario de Gsús Bonilla que publica en la editorial Tigres de Papel.

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Portada del poemario de Gsús Bonilla que publica en la editorial Tigres de Papel.

DATOS RELACIONADOS

Título: GardenJunkies
Autor: Gsús Bonilla
Editorial: Tigres de Papel (2018)
Páginas: 274
ISBN: 978-84-946521-9-6

Alberto García-Teresa – La República Cultural

El último libro de Gsús Bonilla se escurre de los géneros, y lo hace conscientemente: el subtítulo de esta singular propuesta es “Anecdotario, cuaderno de notas, cuaderno de campo o qué sé yo”.

Arranca la obra con una declaración del autor de su condición de parado de larga duración. Todo el libro recoge la experiencia y observaciones del escritor a lo largo de varios meses, como participante y trabajador de un programa de formación y empleo de cuidado de parques y jardines públicos para desempleados.

Así, Bonilla escribe desde dentro del conflicto, desde la vivencia, sin impostura. Aunque habla en primera persona, pasa pronto al plural porque sabe que su situación es un problema colectivo, que afecta a un grupo de personas no singularizadas.

El libro se abre con un extenso poema en prosa fragmentando, realmente brillante, elaborado desde la experiencia de acudir regularmente a una oficina de demanda de empleo. Movido por un impulso alucinatorio, Bonilla encadena imágenes delirantes, orientadas a lo siniestro, con base en el rechazo, la exclusión y la angustia, por un lado, y, por el otro, ya las referencias a la botánica que vertebrarán todo el volumen.

Seguidamente, se suceden las entradas de un diario. En esas páginas, se levanta la historia de las personas con las que comparte su curso de trabajo de jardinero para desempleados de larga duración. Desde el comienzo, hay una perspectiva colectiva: “cada uno tiene una historia, que es la misma en todos nosotros”. Esas páginas están elaboradas desde la conciencia de lo excluido y de las migajas que ofrece el sistema. De esta manera, confecciona un testimonio de la precariedad y del parcheado del sistema a cuenta de una superficial pseudosocialdemocracia más allá de lo específico: el plan de formación y empleo de los distritos de Vallecas de Madrid. Relata su experiencia con un matiz lírico, no anecdótico. Bonilla sabe extraer lecturas globales de todo el proceso: no se queda en lo episódico ni en lo concreto, y puntea cada escena con una mirada lírica.

En ese sentido, resulta muy meritorio cómo mantiene y recoge la realidad, esa dura realidad, con un tono lírico notable, agudizando las desigualdades al contraponer campos semánticos y simbólicos. Por ejemplo, despliega metáforas continuas con la agricultura y el mundo rural como referentes. Resulta notable el desplazamiento léxico que realiza Bonilla, cómo trastoca y construye neologismos siempre con un pie en lo vegetal y otro, coherentemente, con un campo semántico específico cada vez (“plantautores”, “intérpretes del rastrillo”, “a los árboles se les entutora y a las personas se las endereza”). Ese trabajo léxico resulta muy interesante.

Abundan las reflexiones sobre botánica, generadas por el asombro, la curiosidad o, incluso, la párabola. Así, levanta un homenaje a la naturaleza vegetal, a los árboles y a otras plantas, a las que trata con respeto, reconociendo su singularidad. Desde ahí, contrapone la naturaleza al mundo burocrático de los privilegiados y del sistema asistencial del Estado. Denuncia la deshumanización, el hurto de la dignidad, el desprecio provocado por el hastío que el trabajo repetitivo y maquinal (incluso cuando se trabaja con personas) genera. Especialmente, incide en cómo se mezcla el derecho de quien acude con la soberbia y superioridad de la caridad y la misericordia de quien se siente con la capacidad de repartir. Bonilla habla de primera mano de la agresión que supone toda esa situación: “Casi sin darnos cuenta, nos convirtieron en despojos humanos, culpabilizándonos y criminalizándonos de todo cuanto nos ocurría. Que si bebes, que si fumas, que si no tienes estudios, que si mala suerte; la tuya, la de este y la de esa”.

Sin embargo, él explica que se trata de un volumen de testimonio, de simple testimonio: “Tampoco es un libro de crítica o denuncia. Se trata, en todo caso, de un libro que documenta una situación concreta en un tiempo determinado”.

Por otra parte, va insertando aforismos y también recoge algunos poemas en verso. Además, las páginas suelen llevar, como notas al pie, numerosas citas, hasta el punto de que varias de las últimas páginas del volumen constituyen un repertorio de todas las referencias.

Contundente, desde su sinceridad y visceralidad parte una crítica radical al sistema en el ámbito laboral y la exclusión social, Gardenjunkies se presenta como una obra singular.

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