Eliane Hernández Montejo - La República Cultural
Te acercas, atraído por la música, intrigado porque hay algo en ella que te resulta familiar, pero en cuanto la ves y comienza a bailar, tus esfuerzos por reconocer la melodía quedan olvidados. Hasta que, de pronto, la danza y la canción cambian porque, ahora sí, la reconoces de inmediato y no puedes evitar tararearla con una sonrisa en los labios.
Music Box de Christo Guelov ha sido la primera obra proyectada sobre la fachada del Ayuntamiento de Salamanca en la tercera edición del Festival de Luz y Vanguardias. Donde tiene lugar el Concurso Internacional de videomapping, en el que, en esta ocasión, han participado 29 creaciones de países tan diversos como Rumanía, Tailandia o Brasil.
La música y el sonido se unen en este festival para proyectar creaciones únicas sobre un lienzo muy particular, los edificios históricos de la capital del Tormes. Una competición que ha ganado Pneuma de VideomappingPro, mientras que Urban Tree, del rumano Vali Chincisan, se ha alzado con el premio especial que se concedía con motivo del 800 Aniversario de la Universidad de Salamanca.
Además del concurso, durante el festival se puede disfrutar de las creaciones de cuatro artistas invitados. Así, Ouroboros de Charles Sandison llena de magia la Catedral Nueva en un juego en el que signos, símbolos y números se unen bajo el concepto que encarna el ciclo eterno de las cosas. Por su parte, Darya von Berner aplica el test de Bechdel sobre la fachada de la Universidad con su obra Veravenus, poniendo de manifiesto que en ella hay 21 figuras humanas masculinas y solo y 4 ó 5 femeninas.
El palacio de Monterrey, que este año se une por primera vez al recorrido en el que tienen lugar las proyecciones, es la pantalla de VTR, una propuesta de Juan López en la que los vítores salmantinos se convierten en protagonistas de la interacción entre arquitectura y escritura. Y, en la iglesia del Convento de San Esteban, Eugenio Ampudia nos recuerda que La realidad no es imprescindible, introduciéndonos en un huracán que, sin duda, precede a un gran desastre.
Mientras, la fachada de la Casa de las Conchas da su primera oportunidad a los estudiantes de la Universidad de Salamanca y de la Universidad Pontificia de Salamanca, que muestran su talento con un total de 35 propuestas en las que, sobre todo, queda de manifiesto su preocupación y compromiso social, con temas como el feminismo o la defensa de la naturaleza.