Nota de prensa
Creepy Crawly esboza perfiles de personajes que aparecen y caducan; algunos mienten, mientras que otros revelan sus confesiones sin decir palabra alguna. Conscientemente encubren aspectos propios a los que les rodean, guardan secretos de lo que son, de sus orígenes o de dónde vienen o a quién aman.
El control en la expresión de las emociones es una de las primeras lecciones que el niño debe aprender. El hombre debe reprimir el llanto, no puede dar excesivas muestras de cariño en público, tiene que ser dominante y en ocasiones incluso despectivo. En definitiva, ha de ser fuerte para no parecerse al otro, al que se supone frágil y que es objeto de burla y menosprecio.
Así, surge una masculinidad alternativa a la tradicional, que en esta ocasión se muestra no solo en los cuerpos de las personas retratadas, que miran a los ojos sin imposturas, sino también en el punto de vista como espectador que, sin limitarse a ser un mero voyeur, aparece como participante en este viaje hacia la aceptación de uno mismo a pesar de que lo común en nuestra sociedad es el cambio para formar parte de un grupo.