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Enrique Ruano, 40 años más tarde: la evidencia de la impunidad del fascismo. Hoy le rendimos homenaje en la Universidad. - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Por sí mismo, Enrique Ruano Casanova, debió de ser una persona excepcional. Alguien con el compromiso político y social que destacan sus antiguos amigos, compañeros y conocidos, con el fundamento suficiente como para comprender que, en este país y en este mundo, no bastaba con luchar por las libertades y la democracia, sino que había que ir mucho más allá, alcanzar una revolución que diera al traste con este sistema… Rara avis, creo yo, viniendo de una familia como la suya, habiendo sido educado en un entorno religioso, en el colegio El Pilar…. O tal vez no.

Enrique Ruano, 40 años más tarde: la evidencia de la impunidad del fascismo. Hoy le rendimos homenaje en la Universidad.

El estudiante fue asesinado en 1969, con Fraga a la cabeza de aquella ignominia

Homenaje a Enrique Ruano en la UCM
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Homenaje a Enrique Ruano en la UCM

Gregorio Peces Barba, José Luis Zárraga y Manuel Garí.
Foto: Julio Castro.

Homenaje a Enrique Ruano en la UCM
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Homenaje a Enrique Ruano en la UCM

María del Mar Bonet cantó “Què volen aquesta gent?”, compuesta en homenaje a Enrique Ruano.
Foto: Julio Castro.

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Julio Castro – La República Cultural

Por sí mismo, Enrique Ruano Casanova, debió de ser una persona excepcional. Alguien con el compromiso político y social que destacan sus antiguos amigos, compañeros y conocidos, con el fundamento suficiente como para comprender que, en este país y en este mundo, no bastaba con luchar por las libertades y la democracia, sino que había que ir mucho más allá, alcanzar una revolución que diera al traste con este sistema… Rara avis, creo yo, viniendo de una familia como la suya, habiendo sido educado en un entorno religioso, en el colegio El Pilar…. O tal vez no.

Lo cierto es que así fue, y así testimonian muchos que fue. Hasta que los franquistas decidieron asesinarle a sangre fría, exclusivamente por sus ideas, por la defensa de las mismas y por no tener dónde agarrar una sentencia condenatoria.

El homenaje llevado a cabo en la Universidad Complutense de Madrid, donde Enrique cursaba estudios, ha traído a colación muchas cosas que, 40 años después, siguen sin conocerse sobre él y sobre las circunstancias de su vil asesinato. Pero junto con estas, han venido acompañando otras que a muchos no les habrán gustado. El plantel de intervinientes era de lo más variopinto, pero siempre entorno a Ruano y su círculo más próximo, de manera que, la apertura a cargo del Rector Berzosa, que ha destacado la figura de este estudiante y luchador, así como la importancia de realizar ese homenaje, tras la del Mayo del ’68 que se llevó a cabo el pasado año, son hechos que se precisan para recuperar una memoria que muchos quisieron enterrar.

Tras Berzosa, intervendrían Manuel Garí, principal impulsor del homenaje universitario, Maria del Mar Bonet, José Luis Zárraga, Jaime Pastor, José María Mohedano, José Manuel Gómez Benítez, Gregorio Peces-Barba, Margot Ruano.

El primer asalto a cargo de Manuel Garí, tras destacar la figura de Enrique Ruano, al que conoció en aquellos años, ha querido denunciar a aquellos que, tras la dictadura, se pusieron enormes medallas por haber sido “demócratas de toda la vida”, y traído una democracia con la que nada tienen que ver, porque tan sólo tuvieron “la habilidad de situarse en el lugar más propicio” en el momento adecuado. Tal sería el caso de personajes tan oscuros y terribles como Rodolfo Martín Villa.

Hay que decir que, presentes en el acto parte de los miembros del Gobierno y de la Ejecutiva del PSOE, como José Bono, presidente del Congreso de los Diputados, el Ministro del Interior Alfredo Pérez Rubalcaba, o el Presidente del Senado, así como otros adláteres (Joaquín Leguina no estaba en el estrado, pero sí en primera fila), mientras el auditorio prorrumpía en aplausos a este respecto y otros, ellos quedaron clavados al banco como si tal cosa. Dan así la razón: poco o nada ha cambiado.

Tras la intervención de Garí, tocó el turno de cantar a Maria del Mar Bonet, que compuso junto a Lluis Serrahima, e interpretó desde entonces una canción dedicada a Ruano “Què volen aquesta gent?”, lo que le valdría un año de no poder actuar ni salir de España.

A continuación, José Luis Zárraga trató de cobardes y abyectos a los “agentes del régimen franquista y sus colaboradores: policías, jueces, periodistas,… profesores… todavía andan por ahí”. Precisamente destacó la lucha de Ruano por la libertad y la democracia, pero como algo colateral, ya que lo que realmente defendía era una revolución socialista y anticapitalista, pretendía la creación de un “partido de nuevo tipo”, dijo. “Puede parecer incómodo hoy día, pero en honor a Enrique se debe contar tal y como era”. Leyó algunos textos publicados por el propio Ruano que demostraban la gran convicción por su lucha “o se está contra la opresión o con la opresión, no se puede ser neutrales”. Por fin, señaló que recordamos que luchaba contra la explotación, por una revolución “sabemos que aquellos objetivos siguen vigentes hoy día, y su lucha sigue siendo necesaria”, lo cual desencadenó nuevos aplausos del público asistente.

Jaime Pastor continuó insistiendo en que Enrique Ruano luchaba por las libertades, pero también por otra sociedad que cambiara al mundo de bases. Incidió también en que esa generación logró destruir el sindicato de estudiantes controlado por la dictadura (el SEU), pese a Martín Villa (entre otros), y que leían a poetas malditos como León Felipe, Lorca, Machado, Blas de Otero y escuchaban a los cantautores, como Raimon, María del Mar Bonet, que empezaba por aquel entonces. Deploró también a Alfredo Semprún, que tergiversó la información en ABC, bajo las órdenes de Fraga Iribarne, haciendo creer que Ruano se había suicidado. Posteriormente, ampliarían las ignominias otras gentes como el opusino Carrero Blanco e, incluso, la Conferencia Episcopal, que quiso apoyar de nuevo a Franco.

José María Mohedano, que se alegró de encontrar a gente que fue perseguida y condenada en aquel mismo caso de Enrique Ruano, afirmó que ahora se sabe que se le disparó antes de arrojarle por la ventana del séptimo piso y, posteriormente, serraron el hueso de la clavícula para que no apareciese la bala, falseando después la autopsia. Describió a un Enrique Ruano de firmes determinaciones, pero nada dogmático, impregnado de creencias religiosas, conectado con comunidades cristianas de base. También destacó la cobardía de todos estos años, ya que la ley de punto final que dio la amnistía a todos aquellos, no impuso el silencio. Así pues, debería homenajearse igualmente a todos los estudiantes que sufrieron por la libertad y la democracia.

José Manuel Benítez narró que durante años, la madre del asesinado se resistió a admitir los hechos, hasta que muchos años después, el día antes de la prescripción de los delitos, se decidió a firmar la denuncia reclamando que se reabriera el sumario. Narra las dificultades que tuvieron que pasar para sacar adelante el caso, ya que todo había sido abiertamente manipulado, y no existían pruebas de ningún tipo recogidas en el sumario. Pese a esto, consiguieron que la ponente del tribunal admitiese el delito y la comisión del mismo, pero al no saber quién de los tres policías presentes lo cometió, no podía condenarse. Los otros dos miembros del tribunal admitieron las torturas que se le habían llevado a cabo. Finalmente, los culpables salieron sin condena. Torcuato Luca de Tena confesó que Fraga Iribarne le dio las órdenes para publicar anotaciones del diario íntimo de Enrique, manipulándolas a fin de que pareciese una persona inestable que se había suicidado. El Jefe de la Brigada Político Social, se dejó ver como un pobre anciano que se limitaba a recibir las pedradas de los estudiantes.

Gregorio Peces Barba, que fuera amigo de Enrique Ruano, defendería a Abilio Villena, que fue encausado dos veces por la misma causa que ya había sido condenado (la segunda, el propio caso en el que Ruano estaba detenido). De esta manera, denunciaba la incoherencia de un sistema judicial absurdo. Igualmente, recalcó que las actividades de los jóvenes entonces eran algo normal en cualquier sistema democrático y que, “los delitos denunciados por la acusación de Enrique eran irrelevantes e incluso hilarantes, de no ser porque fueron los que condujeron a su muerte”.

Finalmente, Margot Ruano, hermana del asesinado, intervino sobre la figura de su hermano, describiéndole como una persona justa y honesta, de firmes convicciones, que luchaba por las libertades y los Derechos Humanos. “No murió por algo estéril o vano” dijo “no callarán nuestra voz”. Y leyó a continuación un poema de Francisco García Marquina “A mi amigo Enrique, que eligió morir”, escrito la misma noche del asesinato.

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