Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
La Plaza Mayor de Salamanca despierta admiración, durante el día, por los reflejos dorados que el sol arranca a la piedra de Villamayor con la que está construida, y desata los aplausos, al anochecer, cuando la iluminación de la misma los hace renacer de nuevo. El ágora, de estilo churrigueresco, está llena de detalles, uno de los cuales son los 88 medallones situados en las enjutas de sus arcos de medio punto, de los que solo 66 cuentan con un ocupante en la actualidad.
Pero son, precisamente, los 22 restantes los protagonistas de la exposición Rostros del olvido, una de las actividades que forma parte de del VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, y que coloca en ellos a 22 mujeres que estudiaron allí a lo largo de sus 800 años de existencia, destacando cada una en sus respectivos campos y que, sin embargo, han ido quedando relegadas por el paso del tiempo.
Algo bastante usual en cuando a los logros de las mujeres se refiere. Así, por ejemplo, en el caso de la Plaza Mayor de Salamanca, la mayoría de los medallones están ocupados por figuras de hombres, dejando espacio solamente para ocho mujeres, dos de las cuales, además, no representan a un personaje real, sino que son las utilizadas como alegorías de la Primera y la Segunda República Española. Mientras que a otras dos hay que buscarlas para poder encontrarlas, ya que tanto Isabel I de Castilla como su hija Juana comparten medallón con sus respectivos esposos, y quedan ocultas por ellos. Puesto que aparecen talladas de perfil y en un nada sutil segundo plano, de forma que casi parecen una sombra de ellos.
Así que el hecho de que Petra de Prada Cantalapiedra, Mª Acisclo Tapia Vicente, Concepción Zuasti Ferrández, Mª Luisa González Rodríguez, Vicenta Maldonado, Mª Luisa García-Dorado, Francisca Pierna Chofre, Teresa Iglesias Recio, Lucía Medrano, Petra Román, Juana María García-Revillo, María de Maeztu, Joseja Junquera Salvador, Tomasa Oterino Sánchez, Mª del Carmen Rodríguez Fernández, María Nieves González Barrio, Magdalena Garretas Sastre, Mª Concepción de Aldama Pruaño, Isabel y Mercedes de Vega Martín, Mª Luisa Sánchez Bellido, Mª Manuela Fernández-Mateos y Mª Dolores Gómez Molleda ocupen temporalmente un simbólico medallón parece poca compensación por tanto años de olvido.
Tal vez por eso una de ellas, Lucía de Medrano, ha sido propuesta este año, junto con Beatriz Galindo, para ocupar uno de esos medallones, hasta el momento, vacíos. No en vano se trata de dos mujeres coetáneas y pioneras en el ámbito universitario, puesto que Beatriz Galindo, más conocida como “La Latina”, fue la primera mujer dedicada a la docencia en España y una de las primeras universitarias del mundo. Mientras que Lucía (en realidad, Luisa) de Medrano fue la primera catedrática de la historia, ya que en 1508 ocupó la Cátedra de Lenguas Clásicas de la Universidad de Salamanca.