Julio Castro – La República Cultural
Los dos perros de Cervantes y su Coloquio se lamentaban de ser tales, de manera que la charla entre ambos parece dirigirse a la exploración de la posibilidad de ser más humanos que perros, así como de poseer la capacidad de comprender el lenguaje de sus amos. Así debaten entorno a una estrofa que escucharan, que dice:
Volverán a su forma verdadera
cuando vieren con presta diligencia
derribar los soberbios levantados,
y alzar a los humildes abatidos,
por mano poderosa para hacello,
“la Camacha, estando en la última hora de su vida, llamó a tu madre y le dijo como ella había convertido a sus hijos en perros por cierto enojo que con ella tuvo; pero que no tuviese pena, que ellos volverían a su ser cuando menos lo pensasen; mas que no podía ser primero que ellos por sus mismos ojos viesen lo siguiente”, así dice Cervantes en su Coloquio de los perros, a partir del cual Sandra Dominique dirige un texto propio en el que reescribe el relato de Cervantes, de manera que se orienta más a la comedia que el de la picaresca cervantina, y también más hacia la denuncia que hacia la crítica de aquellos perros.
En este caso serán tres las protagonistas: Pilar (Mercedes Castro), La Cipiona (Maya Reyes) y La Berganza (Cachito Noguera), tres mujeres que se dedican a la limpieza en casas y oficinas, mientras que el papel de la bruja adivina (Lorena Berdún) se aparecerá en un video que interactúa con las protagonistas.
El trabajo se traduce en una divertida comedia en la que sus protagonistas han comenzado a sentir síntomas extraños, como ladrar, gruñir, aullar y además han adquirido costumbres extrañas. Preocupadas consultan a una vidente que les recita el famoso verso de El coloquio de los perros, que ellas a su vez reinterpretan imaginando que deben enfrentarse a su situación de explotación, así como a sus patron@s. Las situaciones, a cual más surrealista, muestran unas vidas agobiadas por cumplir con trabajos extenuantes, que soportan cargas de machismo y discriminación a las que harán frente para no acabar convertidas en animales.
A lo largo de la obra harán desdoblamiento de papeles, cambiando personajes y atrezo en escena. Una de las opresoras de estas tres mujeres centra en una frase el desprecio que se quiere mostrar hacia quienes tienen menos medios: “la posición más fácil es la del que no tiene nada”. Es el personaje de La Lafuente quien se expresa así, que se muestra como mujer de elevado nivel cultural, social y profesional, lo que proporciona el contraste más adecuado para contemplar de qué manera la clase social se manifiesta incluso por encima del rol de mujer que se rebela frente a la discriminación.
Además de los aspectos más cómicos de la obra, es interesante ver algunas de las situaciones y la evidencia de las mismas como explotación laboral, pero también en cuanto al lenguaje y a los tics discriminatorios que aparecen en los diálogos. Las tres actrices tienen un gran trabajo, que en el caso de Mercedes Castro (Amortal, Perfiles) y Cachito Noguera (Las hilanderas) ya había tenido ocasión de conocer y al que se suma el carácter especialmente dinámico y explosivo en escena de Maya Reyes (Noche de reyes) a la que no había visto apenas en escena. Hay un trabajo bastante bien conectado entre las tres actrices, que responden al texto y a la agilidad de la marcha que exige la obra. En cuanto a la obra tendrá un final bastante inesperado respecto de la idea que se va generando en el público. Y como dijera Cervantes, “y, asimismo, cuando viéremos que otros que no ha dos horas que no tenían deste mundo otra parte que servir en él de número que acrecentase el de las gentes, y ahora están tan encumbrados sobre la buena dicha que los perdemos de vista; y si primero no parecían por pequeños y encogidos, ahora no los podemos alcanzar por grandes y levantados”.