Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Las formas redondeadas, contundentes, casi marmóreas de los cuerpos desnudos retratados por Tamara de Lempicka remiten, sin darnos cuenta, a las características que forman parte de sus rosas, frágiles y bellas, pero, a la vez, rotundas y absolutas. Juegos de luces y sombras que transforman lo real en algo prácticamente etéreo, y cargan de una sensualidad imprevista a unas figuras más cercanas a la geometría que a la carne.
Y es que sus pinturas huyen de lo tradicional para inspirarse, de manera explícita, en el mundo de la moda, la publicidad, el cine y la fotografía. Construyendo la interacción entre el marco y sus personajes a través de los movimientos que observa tanto en las actrices más famosas como en las modelos de los grandes desfiles. Así, las marcas más prestigiosas del momento, como Jean Patou, Rochas y Vionnet o la Maison Blanche Lebouvier también tienen una presencia destacada en sus cuadros.
Por eso, la exposición del Palacio de Gaviria sobre Tamara de Lempicka incluye trajes y sombreros de sus modistas y diseñadores favoritos, y también una cuidada selección de zapatos del Museo Salvatore Ferragamo. Porque esta muestra no es solamente una colección de pinturas, sino que se trata de un espacio en el que adentrarse por completo en el mundo que la rodeada, viviendo así la experiencia de la dinámica vida posbélica.
Las señas de identidad del Art Decó, decorativo, moderno e internacional, están presentes en los muebles expuestos, pero también en objetos funcionales como lámparas y biombos, y destacan especial en elementos decorativos, las piezas de orfebrería de Alfredo Ravasco, o las esculturas de Demétre Haralamb Chiparus o de Jean Dunand y Jean Lambert-Rucki
Características que comparten las creaciones de Lempicka, con mujeres modernas y seguras de sí mismas, incluso en sus reinterpretaciones de obras clásicas. De tal forma que su Santa Teresa de Ávila, inspirada en el conjunto escultórico de Bernini, El éxtasis de Santa Teresa, podría ser sin problemas la protagonista de la portada de una revista de moda.
Igual que pudo serlo ella, puesto que, si sus cuadros resultan magnéticos, su vida no resulta menos atractiva. Ya que, si bien existen dudas sobre la ciudad y el año exacto de su nacimiento, el resto de sus días está bastante bien documentado, dejando constancia de que no solo pintó la modernidad, sino que su fue un claro modelo de la misma. Por eso su biografía es una parte esencial de esta retrospectiva,