Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Cada uno de enero gran parte del planeta se viste de gala para celebrar la llegada del año nuevo, y aunque este día sea el elegido mayoritariamente para dicha festividad, lo cierto es que existen varias religiones, culturas y países que mantienen su propia celebración en otra fecha diferente.
Así, el año nuevo judío se conmemora en una fecha que varía entre los meses de septiembre y octubre, mientras que el musulmán es todavía más cambiante, al tener el calendario lunar islámico 11 o 12 días menos que el solar, a pesar de que ambos celebran el primer día del primer mes de cada uno de sus calendarios.
Mientras que, por su parte, el año nuevo chino, que se basa también en un calendario lunar, se encuentra en la segunda luna nueva antes del equinoccio de primavera, por eso cada año varía entre el 3 y el 5 de febrero. Y con motivo del comienzo del año 4717 el Centro Cultural de China en Madrid organiza la exposición La cultura del horóscopo chino, para explicar una celebración que cada vez se festeja en más ciudades, y que, en está ocasión, corresponde al año del cerdo.
El zodiaco chino lo forman doce animales: la rata, la vaca, el tigre, el conejo, el dragón, la serpiente, el caballo, la oveja, el mono, el gallo, el perro y el cerdo, y el paso de uno a otro es conocido también como el Festival de Primavera. Una fiesta que finaliza con el Festival de las Linternas, cuando las familias salen juntas para ver la luna, los faroles y los fuegos artificiales, una costumbre que data de la dinastía Tang, debido al gran auge del mercado de lámparas.
Los faroles y linternas son de color rojo, un color que representa la buena suerte y el éxito, por lo que es el que prevalece durante las celebraciones y, durante este año, el cerdo se convierte también en el principal motivo de las decoraciones. Se trata de un animal que simboliza prosperidad económica, ya que representa riqueza y fertilidad, y además está especialmente unido a las personas. Así, por ejemplo, en la palabra “hogar” el carácter superior corresponde a la casa y el inferior lo hace al cerdo, porque, en la sociedad agrícola tradicional si no contaban con cerdos, no podía considerarse que fuera realmente un hogar. Además forma parte de los “seis animales prósperos”, que se relacionan con una cosecha fértil. Un gran significado para el último de los animales del horóscopo chino.