Nota de prensa
En este hecho escénico que no es performance, ni danza ni teatro, pero que es todo a la vez, se conectan 5 cuerpos, 5 utopías y 5 deseos para generar un espacio físico y personal en donde poder abarcar y desarrollar sus deseos, y permitirse hacer lo que hasta la fecha no habían hecho o no les habían permitido hacer.
En esta pieza se recuperan sueños frustrados y olvidados.
Cuando somos pequeños nos movemos por deseos que nos impulsan, incluso hacemos listas de todo lo que queremos realizar en un futuro; pero conforme crecemos estos deseos se adaptan a las demandas profesionales quedando pospuestos u olvidados.
Sobre el proyecto
De esta manera, la pieza es planteada como una investigación de esos resquicios, una co-creación en la que todos los integrantes han aportado sus inquietudes para comprobar cómo lidiar con el siguiente reto: ¿Hasta dónde podremos llevar en escena nuestros deseos individuales sin frustrar los deseos del otro?
Lo que más nos interesa es diluir los límites de los oficios a través de los actantes, romper con la idea preestablecida de lo que un oficio abarca o excluye. Por este motivo, Elisa Sanz, (escenógrafa y figurinista, Premio Max 2018 a Mejor Escenografía y Premio FETÉN 2018 a Mejor Espacio escénico) y Beatriz Francos (diseñadora de iluminación y bailarina) formarán parte junto a Mónica Runde (Premio Nacional de Danza 2000 España otorgado por el Ministerio de Cultura), Inés Narváez y Gonzalo Simón de esta creación no sólo como apoyo, sino como dos creadoras más dentro de la totalidad de la pieza. Así la parte técnica no se adecúa a un encargo o a una propuesta preestablecida, sino que propone y compone en función de sus pulsiones, no focalizándolas únicamente en los intérpretes dancísticos y formando entre todos un híbrido imaginario.