Julio Castro – La República Cultural
Entre la arena de un desierto, dos mujeres sobre un escenario, podría ser la de una playa, o la de una obra, pero no, porque su lugar será el desierto o la maquila. La arena cubre sus pies, como cubre su entorno, las voces comienzan, muy arriba la potencia del acto, ajenas entre sí, la una a la otra, arrasan la llanura de ese desierto con un texto que complementa las frases de ambas.
Nos encontramos ante el montaje de un texto coral que, en su mayor parte construido a dos voces, no sólo da la palabra a miles de desaparecidas y asesinadas, sino que incita a la rebeldía contra la barbarie y excita el deseo de pararlo todo en seco.
“Entre los hechos,
preguntas sin respuesta.
Miles de preguntas.
Cada día más y más
preguntas
siempre sin respuesta.
Ninguna respuesta.
Un silencio brutal .
Silencio seco del desierto ”
El texto de Suzanne Lebeau es el guía de este nuevo trabajo de Cambaleo Teatro, con las mujeres de Ciudad Juárez como motivo, como necesidad de gritar al mundo lo que significa la miseria de un lugar en el que la vida no vale mucho, pero, ser mujer y trabajadora, es menos que nada desde hace dos décadas.
“Ocultar. / Callar. / Buscar quién sacó provecho de esas muertes… / ¿Quién?”. El texto tratado como un larguísimo poema de versos breves, en el que Begoña Crespo y Eva Blanco dicen su parte, de una manera secuencial, sin pausa, casi atropellando la una a la otra, pero en una perfecta combinación, es una simulación del trabajo en cadena en las maquilas. Pasado un rato comienza el movimiento, como máquinas, como seres mecánicos que mueven, trasladan, golpean, remachan,… han dejado de ser humanas.
Pero, como vemos, es posible hacer poesía de esta violencia, igual que es posible que el teatro lo acoja y transforme en una balanza donde el arte alcanza el nivel de la denuncia y hace valer ambos lugares.
Como digo, desde el comienzo la función se encuentra muy arriba, y la sensación es que no podrá mantenerse en ese nivel hasta el final, sin embargo, Carlos Sarrió consigue subir en ciertos momentos el nivel de tensión escénica incluso más, antes de llegar al momento de ruptura, el de búsqueda y recuperación de las víctimas.
No sólo estamos ante la potencia del propio texto, sino que van mucho más allá al trabajar el sentido de su contenido a través del estatismo, comparado con lo que ocurre a su alrededor. Pasamos por las causas de la criminalidad, el Tratado de Libre Comercio de México con Estados Unidos, los orígenes unos meses antes de la firma del mismo…, pasamos por la inacción de las autoridades, por la división de los barrios de ricos y narcos frente a los barrios de la población obrera, los mapas de puntos con las víctimas… todo es ajeno a las trabajadoras de la maquila, todo, salvo su futuro.
La acción se estructurará en tres partes, la primera más textual aunque también física, que acabará transformándose en una coreografía; la segunda con la intervención de un grupo de actrices que darán breves voces a las víctimas; la tercera con la acción física de una coreografía de Carmen Werner, entre los restos enterrados en la arena, disponiendo todo, emplazando los cuerpos, como si dispusiera su vida, su muerte y su búsqueda.
Este último fragmento hace pensar en la leyenda de La Llorona, tan arraigada en México, donde el propio Estado, que se ha aliado con el gringo del norte, asesina o permite que se asesine a sus hijas, para más tarde llorarlas y hacer que las busca y que pretende reparación. De cualquier forma, el horror que se vive en Juárez, es una barbarie sin parangón, que queda al descubierto a través de la puesta en escena de este texto, y que, desde la sencillez, logra subrayar la brutalidad de una realidad asumida que es el asesinato diario de mujeres.
Un trabajo muy fiel a los trabajos de Cambaleo Teatro, que en su puesta en escena a través de esta propuesta, tiene un potente efecto de traslado a la sociedad que debe conocerse, a través del arte y a través de la información.