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Alberto García-Teresa – La República Cultural
El versátil Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977) conforma un poemario en el que explora una forma de estar en el mundo, básicamente vinculada a la intensidad, la búsqueda de lo nuclear frente a lo urgente y la desobediencia a ciertas normas sociales de contención.
Los poemas de esta entrega caminan entre un tono conversacional y un registro simbolista. Brillan en la composición de imágenes y de acciones congeladas como estampas, en las que Neuman apela a un sentido intuitivo y a resonancias líricas. Siempre con la agudeza y la atención como modo de relacionarse con el entorno, estas se sustentan en dislocaciones semánticas y asociaciones inéditas, y que podrían referirse a las correspondencias (o a un desorden en ellas, para ser más precisos). En especial, las sensaciones auditivas son las preferidas a la hora de armar evocaciones. Con ellas, formula el autor una dura realidad (la historia familiar, llena de pérdidas, por ejemplo). Por otro lado, un tema constante en todo el volumen es la constatación de la madurez en tanto cálculo del tiempo pasado y conciencia del mermante tiempo restante. Planea en toda la obra y se coloca en primer plano en varios textos. A su vez, hay que señalar que, aunque a algunos poemas les falta desarrollo, otras piezas destacan por su buena construcción.
Con todo ello, Andrés Neuman ha logrado un buen trabajo, en el cual destaca el pulso y la base imaginativa que lo sustenta.
