Julio Castro – La República Cultural
Un matrimonio se cita habitualmente en la misma habitación de un hotel, pero hoy tienen una celebración especial: Victoria (Sauce Ena) le comunica a Alex (Xoel Fernández) que será padre. Podría ser una gran celebración, salvo por un ligero detalle, y es que él, al parecer, no tiene grandes probabilidades de tener hijos.
El nuevo trabajo de Mariano Rochman se centra en los conflictos que enreda entre tres situaciones de pareja, a partir de relaciones colaterales, en las que ninguno parece tener las satisfacciones que espera de la misma.
A partir del núcleo principal, crecen en el mismo hotel las infidelidades, o lo que ellos parecen ver como complemento de su realidad de pareja, serán Elena (Elena Rey) y Hugo (José Bustos), que evolucionarán hacia otros conflictos diferentes.
Un gran reparto en este nuevo trabajo del autor y director, que, de nuevo, incide en los problemas de relaciones personales, ahora desde varios ángulos a la vez, marcando, además, distintos aspectos que surgen en lo cotidiano de aquello que parece ser el mismo conflicto.
Ya conocía el trabajo de José Bustos, un habitual de Teatro Guindalera, con la dirección de Juan Pastor tanto en la parte de comedia, como en la de tragedia, pero también de con otras colaboraciones con La Estampida, o con Ana Contreras, es un actor muy versátil que en esta ocasión comparte el protagonismo con sus tres partenaires a partes iguales. Ya Sauce Ena me pareció que tiene un excelente trabajo cuando tuve ocasión de conocer su trabajo junto a La Cantera Teatro, que aquí desarrolla con algo más de soltura en su desarrollo. Igualmente es un gran trabajo el de Xoel Fernández al que pude ver con la misma compañía en la obra Famélica. Sin embargo, no había tenido ocasión de conocer las propuestas en las que ha trabajado Elena Rey, que no tiene menos nivel que el resto, aunque el papel sea algo más breve que los demás.
La idea de este trabajo, como ya apunto anteriormente, no se limita al conflicto del engaño y la disputa, sino que establece diversos patrones en la mirada de las relaciones que aborda, en distintos momentos temporales, pero ya desde el hecho de la pareja que rompe con su crisis manifiesta. La cuestión del engaño frente a la mentira será uno de los aspectos que se expondrán. También se muestra la inseguridad, la desconfianza, la falta de compromiso, … Pero flotan en el aire momentos de machismo institucionalizado como el sentido de la posesión, la normalización del engaño por parte del hombre y no viceversa y el paternalismo sobre la pareja.
La obra, con la doble vertiente de la tragicomedia, se inclina más por la visión cómica de cara al público, pero está mostrando otra carga de profundidad diferente, que hace mella en las relaciones personales y sociales. Llega a tocar tangencialmente la cuestión de la soledad, a través de la llamada telefónica de un desconocido en un momento complicado, que en principio juega a la intriga, para más tarde ofrecer un mensaje diferente.
El trabajo de Mariano Rochman y su equipo merece una atención que trasciende a la comedia aparente, además de contar con un excelente elenco.