La película de Javier Fesser, ganadora de 6 premios Goya: Mejor película, director, guión original, actriz (Carme Elías), actor de reparto (Jordi Dauder), actriz revelación (Nerea Camacho), es un panfleto anticlerical y, por consiguiente, político, en el sentido más estimulante del término.
Es una arenga en defensa de todos los valores, libertades y conquistas de la sociedad laica y liberal-democrática a la que pertenecemos, frente a la agresión del integrismo católico, donde los principios religiosos personales tienden a convertirse, al mismo tiempo, en modelo de vida político y organización social.
Asimismo, el film articula una ruda diatriba contra los aspectos más tenebrosos de la religión católica.
El realizador hebreo Eran Riklis se desmarca de toda clase de clichés para construir un relato de notable intensidad y emotividad, que transciende todo moralismo y arbitrariedad. La inesperada importancia que concede a la creación de buenos personajes es la base del discurso de Riklis, ácido y desencantado, a quien le asquea el comportamiento mezquino y desquiciado de unos y de otros, judíos y palestinos.
Salma Zidane (Hiam Abbass) es una viuda palestina, solitaria y un tanto taciturna, que sobrevive económicamente gracias a los frutos que le brinda su campo de limoneros. Su plácida existencia se verá truncada con la llegada de un nuevo vecino, nada menos que el Ministro de Defensa Israelí. Festival de Berlín 2008: Premio del Público.
Val es una mujer atractiva con estudios universitarios y una posición social acomodada. A sus 28 años, se muestra muy liberada en sus relaciones, acostándose con quien quiere para satisfacer su curiosidad sexual.
Tras muchos devaneos, Val conoce al que cree que será el amor de su vida, pero sus ilusiones se rompen cuando es maltratada física y psicológicamente. Desesperada, se adentra en el mundo de la prostitución de lujo en busca de nuevas experiencias, algunas de ellas extremas y peligrosas.
Adaptación de la novela con el mismo título, de Valèrie Tasso.
Los hermanos Coen burlan burlando y articulan una diáfana metáfora sobre lo que es hoy, a su juicio, la vida en Norteamérica, a través de una miríada de personajes estúpidos, mezquinos, ingenuos o mediocres que, no por casualidad, moran como ratas en una cloaca -matando, mintiendo, robando, engañando, fornicando…-en el centro del poder yanqui, en Washinton DC y alrededores.
Estamos ante una película formalmente muy equilibrada, con una construcción de situaciones y personajes tan convincente como profunda, a pesar de su engañosa ligereza, donde la cámara es un ojo que escruta sagazmente y no un simple artificio.
El mayor mérito del director, Eric Guirado, es que, pese a utilizar los ropajes de la comedia a la française para contar su historia, nunca pierde de vista la crudeza dramática de la realidad de los personajes, impregnando su tránsito vital de una palpable melancolía.
Si bien el director utiliza, en general, un estilo heredado de su experiencia previa dentro del documental, a la hora de mostrar la naturaleza emplea una técnica mucho más cinematográfica, con encuadres más estables y más majestuosos, mimando así las apariciones en pantalla de los entornos en los que se mueven los personajes, en la región de los Alpes Franceses.