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Juan Gómez segunda sesión previa al XVII Festival Flamenco de Madrid 2009 - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

En la segunda jornada correspondiente a los previos del XVII edición del Festival Flamenco de Madrid, toca el turno de actuación al cantaor Juan Gómez Belmonte, que viene acompañado de Antonio Luis López a la guitarra. En esta ocasión, la tertulia previa llevará por título “Antonio Mairena en su centenario”, que estará a cargo de Lucas López, Juan Antonio Muñoz y Ramón Soler, que contarán con José Manuel Gamboa en la moderación de la charla.

Juan Gómez segunda sesión previa al XVII Festival Flamenco de Madrid 2009

XVII Festival Flamenco de Madrid 2009
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XVII Festival Flamenco de Madrid 2009

XVII Festival Flamenco de Madrid 2009
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XVII Festival Flamenco de Madrid 2009
DATOS RELACIONADOS

Fecha:
sábado 21 de febrero de 2009
Hora: 19:00h
Lugar: La
Casa Encendida
Dirección:
Ronda de Valencia, 2 (Madrid)
Para
más información:

target="_blank">Cultyart - Festival Flamenco 2009 

href="http://www.cultyart.com/" target="_blank">Cultyart

En la segunda jornada correspondiente a los previos del XVII edición del Festival Flamenco de Madrid, toca el turno de actuación al cantaor Juan Gómez Belmonte, que viene acompañado de Antonio Luis López a la guitarra.

En esta ocasión, la tertulia previa llevará por título “Antonio Mairena en su centenario”, que estará a cargo de Lucas López, Juan Antonio Muñoz y Ramón Soler, que contarán con José Manuel Gamboa en la moderación de la charla.

Juan Gómez Belmonte

por Marcos Escánez Carrillo

Juan Gómez Belmonte nace en el barrio almeriense de Pescadería, en marzo de 1942. Hijo de Ramón y de Catalina, es depositario de una dinastía de buenos aficionados, que si bien no contó con ningún antecedente cantaor, abundó en conocedores y dominadores del palo más difícil, saber escuchar.

No cabe duda de que su afición se inicia durante la infancia, escuchando a sus mayores, durante las largas reuniones familiares que se convocaban con cualquier motivo como excusa aglutinadora, aflorando en alternancia con los fandangos, tarantos y granaínas grabadas por los grandes del momento, y los desaparecidos cantes autóctonos del pueblo de Carboneras, de donde es originaria esta larga familia.

Me contó Juan una anécdota que bien podría definir toda una andadura por los escarpados caminos del flamenco, una forma de ser, una actitud ante la vida: “Yo tenía 14 años, estábamos en casa de mi padre. Estaba mi tío Antonio, mi padre, el abuelo José, y lo que pasa con esa edad, que yo quería comerme el cante, salí cantando sin que nadie lo esperara… y como iba tan deprisa, mi tío Antonio se levantó y me dio una ‘guantá’, yo me quedé parao… y me dice: “que el cante no tiene prisa…”, y se me quedó a mí ‘grabao’ eso… que el cante no tiene prisa. Así que cuando estoy de fiesta y alguien me dice de recogernos ya, o que es tarde, o alguna cosa así, me acuerdo yo de la ‘guantá’ de mi tío Antonio, que decía que el cante no tiene prisa, y así me he ‘tirao’ yo 3 y 4 días de fiesta sin parar, sin aparecer por la casa”.

Fue ésta una época clave para Juan Gómez, cuando los gramófonos eran elementos inaccesibles para las familias menesterosas, y había que arrimarse de forma sigilosa a las reuniones de aficionados, unas veces al calor del padre, otras en las faldas del tío, y otras al amparo del tranco de la puerta de la taberna de turno.

Es difícil de entender hoy que en aquellos años se conociera a los cantaores consagrados gracias a una labor casi juglaresca que llevaban a cabo los aficionados de Almería y de Algeciras que se movían por las costas andaluzas. Ellos eran los que, mediante la transmisión oral, conseguían que los cantes de Cepero, Corruco, Palanca, el Pinto, el Sevillano, entre otros, llegaran a las reuniones de las tabernas del Puerto de Almería. Las referencias donde se miraban los jóvenes entonces eran el Maestro Ricardo ‘el Armero’, Manuel Ruiz Blanes, conocido como Manuel ‘el Cantaor’, Antonio ‘el Portugués’, los tres aficionados a Manolo Caracol, y Pedro ‘el Portugués’ que cantaba por Cepero.

Con muy corta edad, los hermanos Gómez, Juan y su hermano José empezaron a destacar entre los muchos aficionados que apuntaban en el barrio. Una de las primeras intervenciones de Juan tuvo lugar en la Plaza San Sebastián, en el concurso organizado por el Club de Cine, obteniendo el primer premio.

A este sucedieron otros, quedando siempre ambos hermanos muy bien clasificados. En un concurso celebrado en la Plaza de San Pedro, Juan recibe un Premio de Honor y primer premio por malagueñas y José recibe el primer premio por soleá.

Juan interviene por primera vez en el Festival de Almería de 1971. Desde entonces y hasta ahora ha sido requerido casi de forma incondicional para este festival. Es, junto a su hermano, uno de los fundadores de la primera peña almeriense, llamada Los Tempranos.

Juan representa a Almería en la primera edición del concurso convocado por la Confederación de Peñas andaluzas, y en el Festival de Jerez. Interviene en infinidad de festivales benéficos. Obtiene diversos premios de ámbito nacional en certámenes de saetas, así como en el Concurso Nacional de Dalías celebrado en 1992 y 1994. Ha participado en diversos programas televisivos para canales nacionales, regionales y locales. Intervino en el film titulado “El hombre que perdió su sombra”. Funda el grupo Nuestras Fuentes con otros artistas locales en 1989, con el que permanece durante algún tiempo y que ha recuperado recientemente.

Entre las incontables actuaciones de Juan en solitario, cabe reseñar sus intervenciones en el Festival Homenaje al Taranto que se celebra en el Colegio Mayor San Juan Evangelista de Madrid, sus intervenciones en Chiclana, Algeciras y Arcos de la Frontera, donde obtuvo críticas muy favorables por reputados periodistas y críticos de flamenco.

Su disco “Flamenco Cabal” que salió al mercado en noviembre de 2008 es su obra prima. En él se puede descubrir a un cantaor con una afición enorme y un conocimiento muy amplio. Su singular registro y su flamenquísima personalidad refuerzan la idea de que el flamenco traspasa la frontera de la música para convertirse en una forma de vida, en un carácter, en una actitud diferenciada para afrontar lo extraordinario, en una forma para entender los avatares de lo cotidiano.

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