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Elisa Serna
Madrid, 8 de Junio de 2007.- La desmoralización cunde por doquier en los barrios de Madrid. El resultado de las últimas elecciones parece haber hecho tocar fondo al modo de hacer política de las izquierdas. Rasgados de vestiduras donde se ha cosechado una buenísima gavilla de votos, pechas donde se ha subido ligeramente y balcones-podiums Hitlerianos han aparecido de nuevo en la calle de Génova, donde de un éxito pírrico han hecho una Victoria. Y bien conocemos los maduritos las cosas que pasan en Madrid, cuando la derecha tiene una Victoria. Cuidadín, Neocons Crecidos, dice Forges.
Mientras, los Abstencionistas sonríen solo de medio lado, como buenos nihilistas trasnochados, pues saben que su cobardía moral, su “paso de votar” ha dado la triunfo a la derecha española. Mientras, el gobierno en la sombra, ese que solo quiere nuestra conciencia a cambio, la Conferencia Episcopal, se frota las manos y Cañizares arrecia desde Toledo contra la asignatura de civismo.
Todo ello me lleva a hincarme de codos en la mesa y a la reflexionar, al análisis en profundidad que dé respuesta a la pregunta ¿qué nos esta pasando, a que viene tanto desfonde? ¿qué he hecho yo mal?
A veces nos perdemos y para reencontrarnos hay que desandar el camino hasta descubrir en cual de sus bifurcaciones erramos el paso, mirar desde el hoy hacia atrás con una visión filosófica, angular, arremangados y dispuestos a descubrir lo peor o a tranquilizarnos definitivamente con el “tranquilos, vamos bien, muy bien. Solo que en Madrid se invierte mucho dinero en alienarnos”
Inmersos en la cultura de la impunidad desde 1939, hoy campan por sus respetos Al Capone, Maquiavelo, el Papa y el Rey, todos con sonrisas de ángel, mientras a golpe de pelotazos urbanísticos, obras faraónicas, accidentes laborales, asesinato de mujeres, Pirulís y multi-canales de televisión, la sociedad madrileña se levanta todas las mañanitas y al trabajo, ahí, a la vida real, la razón embotada.
Paul Preston ha declarado que la Dictadura lavó el cerebro a tres generaciones.
Una cuarta generación y quizá una quinta de madrileños estamos soportando un Lavado de Cerebro y la lija en la piel, por la calaña de la carcunda nacional, imperativa y fariséa de quienes nos gobiernan la ciudad, con Dios de su lado, desde 1994.
¿Cuáles crees que son los 7 velos que nos lavan el cerebro?
