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Homenaje en Madrid a los defensores en Playa Girón de la revolución cubana - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

El pasado jueves se celebraba en la embajada de Cuba en España, un homenaje en memoria de los sucesos del 19 de abril de 1961 en Playa Girón, cuando los cubanos hubieron de defender su libertad frente a los cobardes que, auspiciados y sostenidos por el imperio yanqui, no dudaron en intentar violentar la revolución y el espacio de un Estado soberano, para vender su país y a sus conciudadanos a los Estados Unidos, por dinero y bienestar propio, como siempre les caracterizó a algunos. El acto, coordinado y presentado por Luis Toledo Sande, Agregado Cultural de la embajada, contó con la participación de cuatro artistas, Susana Oviedo, José María Alfaya, Julio Herández y Orlis Pineda, de orígenes repartidos entre lo argentino, lo español y, cómo no, lo cubano.

Homenaje en Madrid a los defensores en Playa Girón de la revolución cubana

La Embajada de Cuba en España organizó un acto en recuerdo de aquél 19 de abril de 1961

Homenaje en Madrid a los defensores en Playa Girón
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Homenaje en Madrid a los defensores en Playa Girón

La actriz de origen argentino Susana Oviedo, junto a Luis Toledo Sande, agregado cultural de la Embajada de Cuba en España.
Foto: Julio Castro.

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Homenaje en Madrid a los defensores en Playa Girón

Susana Oviedo, José María Alfaya, Orlis Pineda y Julio Hernández durante el homenaje celebrado en la Embajada de Cuba en España.
Foto: Julio Castro.

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Julio Castro – La República Cultural

El pasado jueves se celebraba en la embajada de Cuba en España, un homenaje en memoria de los sucesos del 19 de abril de 1961 en Playa Girón, cuando los cubanos hubieron de defender su libertad frente a los cobardes que, auspiciados y sostenidos por el imperio yanqui, no dudaron en intentar violentar la revolución y el espacio de un Estado soberano, para vender su país y a sus conciudadanos a los Estados Unidos, por dinero y bienestar propio, como siempre les caracterizó a algunos.

El acto, coordinado y presentado por Luis Toledo Sande, Agregado Cultural de la embajada, contó con la participación de cuatro artistas, Susana Oviedo, José María Alfaya, Julio Herández y Orlis Pineda, de orígenes repartidos entre lo argentino, lo español y, cómo no, lo cubano.

Abría el acto Luis Toledo, con un recuerdo al significado de Playa Girón, con humor mientras sonaban algunos móviles que sus propietarios y propietarias se habían olvidado de apagar, fue desgranando la importancia del mes de abril, donde explicó la dificultad de colocar más fechas significadas, explicando algunas de ellas, como la declaración de la Revolución Cubana como una “Revolución Socialista”, por parte del Comandante Fidel Castro, y otras varias, pero haciendo especial hincapié en lo que significó la batalla de Playa Girón, tras el ataque pirata que los Estados Unidos hicieran días antes con aviones que llevaban enseñas cubanas pese a no serlo (acto que se considera piratería y que hoy día “da pie para bombardear un país”, como explicó Toledo). Habló en homenaje a los caídos y a aquellos defensores de la libertad de Cuba que, sin dudarlo, acudieron en aquel otro abril a luchar por sus ideales y por su pueblo, pero también de los orígenes de la volutad de independencia del imperio que se remontaban a más de un siglo antes de la revolución que daría esa libertad al pueblo cubano.

Nicolás Guillén y Fayad Jamís sirvieron para los recitados de Susana Oviedo, actriz de origen argentino que hubo de exiliarse en España tras el último golpe militar de su país. Entre las actuaciones musicales fue intercalando la recitación de diversos textos de poetas que se refieren al evento de Playa Girón.

José María Alfaya, cantautor español, siempre comprometido con las causas del pueblo y, como él mismo gusta definirse, “cantautor de guardia”, incluyó canciones musicadas por él mismo, sobre textos de la escritora cubana Carilda Oliver Labra, a la que tildo de ser una tremenda mujer, ejemplo de la libertad frente a la discriminación sexual, y que mostró como “la Julia de Burgos cubana”, en referencia a la claridad y compromiso de los textos, en una línea coincidente con la escritora puertorriqueña.

Alfaya, con el irónico humor que le caracteriza, terminó su actuación individual con una canción que, como señaló, hasta en el nombre tiene una insinuación política: la Caperucita Roja. Canción que ya es emblemática de sus actuaciones desde que se dedicara fervientemente al apoyo de la empeñada lucha de los trabajadores despedidos de SINTEL, que fueron vendidos de baratillo por el despreciable Mas Canosa, tras una operación de difícil catalogación en la limpieza del Estado, cuando los acólitos del entonces presidente Aznar, como Villalonga, le vendieron por cuatro perras la empresa dependiente de Telefónica de España, para que la desmontara junto con los puestos de trabajo que ocupaban estos empleados desde hacía décadas.

Las andanzas del lobo enamorado de Caperucita pusieron otra visión y el punto de humor a la velada, lo que hizo a la propia Susana Oviedo preguntarse cómo leer tras eso un nuevo poema dedicado a los héroes de Playa Girón… cuestión que solventó sin mayor problema.

Tras Alfaya, Julio Hernández, cantautor cubano con su quinto disco a punto republicación, y que ha compartido escenarios con destacados intérpretes dentro como fuera de Cuba, y que se dedica a fusionar estilos del son, la guaracha y el cha cha cha con otras expresiones musicales, impresionó al público con su tremendo y potente chorro de voz, así como con sus composiciones, que traen los ritmos clásicos de la música popular tradicional cubana, a estilos más propios y actuales, sin perder un ápice de identidad, pero tampoco de originalidad. Una reinterpretación del poema de José Martí, Guantanamera, fue coreada en sus estribillos por el público asistente, que intercalaba estribillos de apoyo de “¡Fidel, Fidel!”, en referencia al Comandante en Jefe de la Revolución Cubana, pero también a la “¡Cuba Socialista!” que supone este más de medio siglo de la victoria sobre los dictadores impuestos por el imperio.

Finalmente fue el turno de Orlis Pineda, cantautor que inició su labor en Cuba, donde fue fundador de los grupos Yambú Akalé y Soneros del Changüí. Sus canciones combinan la musicalidad cubana con el flamenco, la zamba, el pop-rock y el regaee. Se ha hecho popular por su actuación en numerosos escenarios españoles, respaldando causas justas, como la defensa de su patria. Con un estilo y una voz que no puede negar muy cercana al estilo y las tonalidades de alguien tan emblemático de Cuba, como es uno de los fundadores de la Nueva Trova Cubana, Silvio Rodríguez. Sin embargo, y pese a la dificultad que parecería tener que librarse de un cliché como ese, sin ningún problema, demuestra en sus interpretaciones el carácter propio y personal de su estilo, de sus orígenes y de su evolución. Debido a sus numerosas composiciones dedicadas a Madrid, donde se encuentra hace tiempo, quiso cambiar esa línea, interpretando entre otras, una canción compuesta por su Cuba, sin la cual, dice, él no es nada.

Se cerraría el acto con una interpretación conjunta por parte de todos los artistas, del texto de Eduardo Saborit Qué linda es Cuba, versionado para la ocasión y cantado en partes por cada uno de los intervinientes, con aquel viejo estribillo de “Un Fidel que vibra en la montaña / un rubí, cinco franjas y una estrella”, simbolizando la importancia del Comandante, en un reflejo sobre la bandera de esta nuestra Isla-Estado, ejemplo que el capitalismo no fue capaz de vencer.

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