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Pagafantas, cuando nos dejamos manipular por una falsa sensación de amor - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Si tuviera que destacar una escena, enseguida me viene a la cabeza la hilarante persecución del tío Jaime (Óscar Ladoire) en su furgoneta de trabajo y con toda la familia dentro -incluida la señora Begoña (María Asquerino) en silla de ruedas-. En ella persigue por las calles de Bilbao a la pareja protagonista, pero lo hace por petición expresa de Chema (Gorka Otxoa) que necesita una segunda opinión al respecto de si lo suyo con Claudia (Sabrina Garciarena) puede considerarse una relación con posibilidades. La comicidad de esta escena resume la película que va moviéndose entre la tragedia más absurda a la carcajada, eso sí, sin alejarse nunca del ridículo.

Pagafantas, cuando nos dejamos manipular por una falsa sensación de amor

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Una imagen de la película de Borja Cobeaga.

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Una imagen de la película de Borja Cobeaga.

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DATOS RELACIONADOS

Título original: Pagafantas
Director: Borja Cobeaga
Intérpretes: Gorka Otxoa, Sabrina Garciarena, Julián López, Kiti Manver, Oscar Ladoire, María Asquerino, Michel Brown
Guión: Borja Cobeaga, Diego San José
Fotografía: Alfonso Postigo
Música: Aránzazu Calleja
Año: 2009
Duración: 90’
País: España
Productora: Telespan 2000 / Antena 3 Films / Sayaka Producciones Audiovisuales / ETB
Web oficial: http://www.eresunpagafantas.co...

Javi Álvarez - La República Cultural

Llega Pagafantas, una comedia inteligente.

Si tuviera que destacar una escena, enseguida me viene a la cabeza la hilarante persecución del tío Jaime (Óscar Ladoire) en su furgoneta de trabajo y con toda la familia dentro -incluida la señora Begoña (María Asquerino) en silla de ruedas-. En ella persigue por las calles de Bilbao a la pareja protagonista, pero lo hace por petición expresa de Chema (Gorka Otxoa) que necesita una segunda opinión al respecto de si lo suyo con Claudia (Sabrina Garciarena) puede considerarse una relación con posibilidades. La comicidad de esta escena resume la película que va moviéndose entre la tragedia más absurda a la carcajada, eso sí, sin alejarse nunca del ridículo.

Allá por el mes de abril, dijo Borja Cobeaga, el director, que eso del "pagafantismo" es un drama social. Y de la película que es una denuncia a una situación muy seria de la que la única solución cuando se presenta es la huida. El director es un cachondo que no pierde oportunidad de bromear, capaz de convertir cualquier rueda de prensa en una fiesta, con la acuciante necesidad de ser siempre ocurrente. Se ríe de su identidad, de sus orígenes vascos cuando define Euskadi como la Laponia sexual. No contento avanza y llega hasta el punto de matizar que los vascos se van al sur de turismo sexual, concretamente a Burgos. Afortunadamente las "erasmus" están cambiando esta situación, mucho les debe Euskadi, en su opinión. Luego ensaya una cara algo más seria para decir que sus personajes eligen siempre el lado patético de la vida, pero que no son perdedores porque nunca han tenido nada. Bastante de razón tiene.

Lo que mueve el mundo de Pagafantas es el imán de esas relaciones en que uno ve tensión sexual y el otro una simple amistad. El deseo de tener razón y confiar ciegamente en esa mínima oportunidad sexual se convierte en un camino lleno de humillación, pues se pierde la capacidad de ser objetivo y la falsa esperanza siempre resulta mala consejera. La historia paralela del tío Juan con la madre de Chema, Gloria (Kiti Manver), que se mueve en los mismos patrones que están repitiendo los jóvenes es maravillosa y debería servirnos como aviso de la realidad dictando que no existe esperanza: un "pagafantas" no se rehabilita.

Me gusta la capacidad que presenta el largometraje de mezclar crueldad y ternura. Y la sorpresa continua y sobre todo la vocación de Chema de tirarlo todo por la borda, ya que ni en el momento en el que todo está a su favor para provocar su reacción no es capaz de mantener ese pequeño golpe de timón que logra dar. Otro de los puntos fuertes de la película son sus buenos diálogos que acompañan situaciones trazadas con maestría. Tal vez lo que le sobre sea el toque didáctico, a modo de documental sobre animales, al que recurre en exceso.

Sobresale el elenco, donde Borja Otxoa explota su comicidad, bien acompañado por los actores de Muchachada Nui Julián López y Ernesto Sevilla. Pero la genialidad viene de la mano de los mayores, especialmente de Óscar Ladoire que interpreta una persona tan anodina como servicial y Kiti Manver que desborda carácter. Excelente María Asquerino cuya corta interpretación en una silla de ruedas se refleja a través de su inquietante mirada, incluso capaz de convertirse en juez y condena.

En la última edición del Festival de Cine de Málaga la película triunfó: se llevó el premio de la Crítica y el de mejor guión. El primero de ellos resultó todo una sorpresa hasta para el propio equipo.

A modo de pequeño anecdotario: Borja Cobeaga fue nominado a los Oscars por su cortometraje Éramos pocos. Curiosamente dicho corto no fue nominado para los premios Goya, aunque si lo había sido con anterioridad su primer corto La primera vez.

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