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Next, moral tramposa - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Un casino de Las Vegas. Después de su actuación de tercera como mago mal pagado, Chris Johnson (Nicholas Cage) decide redondear su jornal usando su rara habilidad (es capaz de saber lo que ocurrirá dos minutos en el futuro) a costa de la banca. Las cosas se tuercen y deberá huir del casino, no sin antes bailarle a todo el staff de seguridad (recordemos que el protagonista juega con ventaja) en una secuencia bien resuelta que nos hace recordar por momentos a “Snake Eyes” (1998) de Brian DePalma o “Ocean’s eleven” (2001) de Steven Soderbergh. Lástima que un guión facilón, firmado por Gary Goldman, Jonathan Hensleigh y Paul Bernbaum, y una realización mediocre, a cargo de Lee Tamahori, den al traste enseguida con las posibilidades de la historia (que las tenía) y “Next” acabe por convertirse en un producto descafeinado y, en ocasiones, algo ridículo. El último filme de Tamahori es una interpretación muy libre de “The Golden man”, relato original de Phillip K.Dick, una auténtica gallina de los huevos de oro en cuanto a adaptaciones cinematográficas: recordemos las espléndidas Minority Report (2002) de Steven Spielberg, Blade Runner (1982) de Ridley Scott y Desafío Total (1990) de Paul Verhoeven, la menos brillante, aunque interesante Paycheck (2003) de John Woo y la muy extravagante A Scanner Darkly (2006) de Richard Linklater.

Next, moral tramposa

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DATOS RELACIONADOS

Título: Next
Director: Lee Tamahori
País: Estados Unidos
Intérpretes: Nicholas Cage, Julianne Moore, Jessica Biel, Peter Falk, Thomas Kretschmann, Tory Kittles

Año: 2007

Marta Torres - La República Cultural

Un casino de Las Vegas. Después de su actuación de tercera como mago mal pagado, Chris Johnson (Nicholas Cage) decide redondear su jornal usando su rara habilidad (es capaz de saber lo que ocurrirá dos minutos en el futuro) a costa de la banca. Las cosas se tuercen y deberá huir del casino, no sin antes bailarle a todo el staff de seguridad (recordemos que el protagonista juega con ventaja) en una secuencia bien resuelta que nos hace recordar por momentos a “Snake Eyes” (1998) de Brian DePalma o “Ocean’s eleven” (2001) de Steven Soderbergh. Lástima que un guión facilón, firmado por Gary Goldman, Jonathan Hensleigh y Paul Bernbaum, y una realización mediocre, a cargo de Lee Tamahori, den al traste enseguida con las posibilidades de la historia (que las tenía) y “Next” acabe por convertirse en un producto descafeinado y, en ocasiones, algo ridículo.

El último filme de Tamahori es una interpretación muy libre de “The Golden man”, relato original de Phillip K.Dick, una auténtica gallina de los huevos de oro en cuanto a adaptaciones cinematográficas: recordemos las espléndidas Minority Report (2002) de Steven Spielberg, Blade Runner (1982) de Ridley Scott y Desafío Total (1990) de Paul Verhoeven, la menos brillante, aunque interesante Paycheck (2003) de John Woo y la muy extravagante A Scanner Darkly (2006) de Richard Linklater.

La historia original de K. Dick nos retrata un futuro postapocalíptico, en el que un hombre mutante es capaz de prever el futuro y por ello, es perseguido por el gobierno. Todo esto en un contexto de crecientes tensiones entre seres humanos "normales" y mutantes, y trufado con la consabida crisis de identidad del protagonista, perdido entre la satisfacción de sus instintos animales y la conservación de su humanidad. Gary Goldman, el principal artífice del guión del filme, traslada la acción a nuestros días y proporciona al gobierno una excelente excusa moral para querer atrapar a nuestro héroe: necesitan su ayuda para detener a una malvada organización terrorista de marcado acento eslavo. Para acabar de redondear el argumento, Goldman inventa una historia de amor "imposible", por falta de química, entre Nicholas Cage y Jessica Biel, que interpreta a una abnegada profesora destinada a una reserva india.

Las posibilidades cinematográficas, e incluso filosóficas, narrativas y morales, que se destilan del hecho de poder anticiparse al futuro, aunque sólo séan dos minutos, se diluyen sin remedio en un filme sin ideas argumentales, estéticas o de planificación válidas. En “Next” no se ponen nunca en duda las motivaciones de los personajes, como sí sucedía en “Minority Report”, por ejemplo, o “Blade Runner”, por citar algunas adaptaciones de obras del mismo autor. Los protagonistas son meras construcciones argumentales, planas y sin interés. Un perdidísimo Nicholas Cage esboza un personaje sin matices, y desde luego, sin dilemas (algo cuanto menos increíble en un individuo que es capaz de adivinar el futuro) y hace pasar por ambigüedad lo que es simple indefinición. Es el caso del personaje que interpreta una desaprovechada Julianne Moore, en el papel de agente del FBI de vuelta de todo.

Pero dejando de lado los problemas de guión y de construcción de personajes y, sobretodo, su falta de intenciones y la plana moralidad que destila la película, “Next” puede describirse como una causa perdida. Ya que no sabe aprovechar la excelente oportunidad que ofrece la historia para poner en escena la esencia misma de la representación cinematográfica: la manipulación del tiempo fílmico y espacial, la planificación y el juego con la simultaneidad en el montaje. Estos motivos, se apuntan de manera bastante zafia en una secuencia donde Chris Johnson intenta ligarse al personaje interpretado por Jessica Biel. En esta escena, el protagonista prueba mil y una posibilidades de seducción para ser rechazado una y otra vez (¿No les recuerda a “50 primeras citas”?). En manos de Lee Tamahori, la secuencia, basada en la repetición incesante del mismo tema, deviene un “sketch” sin gracia. De esta forma, el mundo desquiciado del protagonista, con su mezcla entre momentos presentes y futuros, deviene en mera aliteración, una suma de escenas que renuncia a todas las posibilidades poéticas y estéticas que esta idea atesora. A esto se añade un falso final "moralista" que pasa por ser de los más tramposos que ha visto esta cronista en un cine.

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