La República Cultural
La sombra del poder ha escalado (apropiándose!) la estructura de la cinta de Pakula, Todos los hombres del presidente y en menor medida, pero también, la de Fincher, Zodiac. Incorporando algunos alardes audiovisuales del momento, ha trasladado esas sobrias y telegráficas características a su filme periodístico: el toque frío y conciso, pie angular de la cinta de Pakula, el enfoque que enfatiza la dedicación plena a la información antes que al espectáculo, la sucesión de nombres, la clave de la investigación continua, la tela de araña creada entre las fuentes, y su ocultación, y sobre todo la angustia por ser los primeros en dar la noticia bomba. Pero además, tomando como modelo la cinta de Fincher, recrea esa obsesión por llegar a la verdad, a pesar o más bien, por ser insuficiente el tener una cierta verdad. Periodismo del bueno, queda aún?
En los extras del DVD, el making off es extenso y muy completo, en el que se desgrana el trabajo de todo el equipo desde técnicos a los actores y el realizador Kevin Mcdonald.
La historia, creada en los ’80 por Alan Moore y Dave Gibbons, refleja a un grupo de enmascarados, de los que no detalla mucho sus poderes o habilidades (tan sólo un par de ellos tienen realmente algún poder especial), que lejos de defender la justicia, son vigilantes del orden de ahí el nombre, que se retrotrae a la vieja frase de “¿Who Watch the Watchmen?” (“¿Quién vigila a los vigilantes?”), pero vigilantes cuya implicación se convierte en una forma de despotismo neonazi, en el sentido que defienden un orden tipo “el Bien y el Mal” desde el punto de vista individual de cada uno.
Sea por la acción de unos, o por la omisión de otros, justifican su violencia bárbara siempre de alguna manera, especialmente en el caso del personaje de El Comediante, pero, como se verá luego, todos los demás también lo disfrutan ampliamente en uno u otro momento.
Que el gran Eastwood haya asumido el papel protagonista en su último estreno no es baladí, ya que tras las prototípicas figuras genéricas de su guión, el realizador trenza una reflexión muy personal, y sobre todo llena de melancolía, sobre la senectud.
Aunque, en general, el desarrollo argumental del film no incide demasiado en la violencia, ésta se encamina más hacia un bullying verbal, hay un par de momentos que demuestran la maestría con la que Eastwood sigue manejando los resortes genéricos.
Pedro Almodóvar regresa al cine con una tan ambiciosa como abigarrada historia de amores (abrazos) imposibles donde, una vez más, el cine –la pasión por verlo y hacerlo- es un elemento dramático de máxima importancia. Puede que sea una genialidad fallida o un tropiezo brillante; sea como fuere, lo mejor y lo peor de este gran cineasta se agolpa con estilo en las imágenes de Los abrazos rotos.
Lo primero que sorprende de la película del director manchego es lo nimio de su argumento: la historia de una infidelidad que finaliza trágicamente de forma (presuntamente) azarosa.
El director alemán Tom Tykwer plantea en The International un thriller conspiratorio que sigue las directrices del género al mismo tiempo que busca crear una película diferente y personal.
Hay una cierta desesperanza en las imágenes de la cinta de Tykwer creando la sensación de que se asiste a algo que no puede tener solución: nunca se logrará vencer a un grupo como la IBBC; y sin embargo hay que seguir intentándolo. En este aspecto The International es un thriller extraño, porque no pretende en momento alguno crear una narración cerrada.