Menú
laRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Inicio
LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Síguenos
Hoy es Jueves 28 de marzo de 2024
Números:
ISSN 2174 - 4092

Tribulaciones de un sicario, de Elèna Casero y Quince cuentos fantásticos, de Rubén Darío - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Elèna Casero forma parte de los novísimos autores que tienen mucho implante en la Red, dando como resultado encuentros más que interesantes entre editoriales y autores, como en este caso, entre Editores Policarbonados y Casero. Si bien ya había publicado anteriormente con Mira Editores su novela "Tango sin memoria" y "Demasiado tarde", así como un buen número de relatos cortos para dicha editorial. Para entrar en el otoño con buen pie nada como Elèna Casero acompañada de uno de los grandes, Rubén Darío, en una de sus facetas más desconocidas, el fantástico en relatos cortos. "Quince cuentos fantásticos" de Rubén Darío publicado por mi editorial preferida, Navona. Con prólogo de José Luis Piquero, los relatos de Darío nos adentran en un mundo literario casi perdido, el de la verborrea relamida y vigorosa, dulzona y vanguardista, quizá con algunos excesos, pero sean éstos bienvenidos en unos tiempos, como he dicho, de pobreza lingüística.

Tribulaciones de un sicario, de Elèna Casero y Quince cuentos fantásticos, de Rubén Darío

Literatura sólida para tiempos líquidos

Quince cuentos fantásticos
Ampliar imagen

Quince cuentos fantásticos

Portada del libro de Rubén Darío.

Quince cuentos fantásticos
Ampliar imagen
Quince cuentos fantásticos

Portada del libro de Rubén Darío.

Click en las imágenes para ampliar
DATOS RELACIONADOS

Título: Tribulaciones de un sicario
Autor: Elèna Casero
Editorial: Editores Policarbonados
Páginas: 174
ISBN: 978-84-936737-4-1
Precio: 14 €
Maquetación y diseño editorial: Marisa Belmonte


Título: Quince cuentos fantásticos
Autor: Rubén Darío
Editorial: Terapias verdes S.L., Navona
Páginas: 125
Diseño de cubierta: Eduard Serra
ISBN: 978-84-92716-19-7
Precio: 7,50 €

Blanca Vázquez - La República Cultural

Elèna Casero forma parte de los novísimos autores que tienen mucho implante en la Red, dando como resultado encuentros más que interesantes entre editoriales y autores, como en este caso, entre Editores Policarbonados y Casero. Si bien ya había publicado anteriormente con Mira Editores su novela "Tango sin memoria" y "Demasiado tarde", así como un buen número de relatos cortos para dicha editorial.

Para mi ha sido una agradable sorpresa sumergirme en su último trabajo, Tribulaciones de un sicario, obra, que confieso, me ha entretenido como antaño lo hacían los vodeviles o sainetes más castizos. Elena Casero plasma con cierta economía expresiva, lo cual es de agradecer con la última fashion de farlopio ultramodernista que chulea una prosa harto mareante y vacua, y mucha amenidad una historia de autoexploración interior y aventura exterior. Es decir, anuda la autora una novela en la que el personaje, un ricachón venido a menos, llamado Anselmo y que vive y vivió toda la vida en un pueblo pequeño y tranquilo, analiza su vida pasada y presente, en medio de unas circunstancias extraordinarias, lo que le lleva a descubrir más de un hallazgo consigo mismo y con referencia a su familia. Con una escritura natural, fresca, dividida la novela en capítulos cortos que evitan el atragantamiento verborreo, se desvela el poder sugerente de cada paso andado por Anselmo en sus tribulaciones y sus descubrimientos.

En una concepción más bien clásica, con un fuerte aroma costumbrista, algo que a mi personalmente me gusta para situar mejor a los personaje y su ambiente, y para fabricar la película en mi cabeza. Pues como de un guión cinematográfico se tratara, Casero a hilvanado una historia en la que pareciera sea el lector el autor de lo narrado, confiriendo a la narrativa una temperatura muy humana. Esto, a veces, produce la sensación de que en Tribulaciones de un sicario las escenas se suceden como una suerte de falta de plan, como si salieran directas a la improvisación, pareciéndoseme mucho a la forma en que las cosas se suceden en la vida real. Así ocurre, hasta casi el final, cuando Casero ha forzado un poco la máquina y ha ideado cosas, a mi parecer, un tanto rocambolescas y fantasiosas que se descuelgan de la naturalidad que venía exhibiendo el relato hasta ese momento: por ejemplo alguna actuación de Antonio, el amigo que ayuda a Anselmo a salir del embrollo en el que se mete por aceptar un trabajo (debido a su falta de dinero) de sicario por el que debe vigilar todos los pasos de la persona a la que van a aniquilar. Resulta poco creíble que un profesor de Instituo, normal y corriente en principio, se pasee por el mundo con unos potentes somníferos en el bolsillo que ayuden a dejar KO a dos molestos moscardones de la pandilla de sicarios.

En todo caso es un mal menor que no le quita gracejo a la aventura de leer esta entretenida novela, e ir descubriendo como Anselmo tiene un alma tierna y humana, que demuestra la grandeza de una vida sencilla entre los pechos de su casera, una Doña Celia que adivinamos absolutamente Felliniana. Un hombre de buena cuna venido a menos por el tiempo, sin saber muy bien en realidad el por qué, que habita en una variopinta pensión: “La sala, que al mismo tiempo, era el comedor, quedaba en el extremo opuesto de las habitaciones de los huéspedes. Ahí quedó todo. Don Cosme y yo seguimos conversando. Eran cerca de las ocho de la tarde, no tardarían en llegar la señorita Ramona, bibliotecaria y soltera para siempre; Antonio, maestro del Instituto Raimundo Naval (un tarambana simpático) y Afrodisio, jubilado y viudo. Todos nosotros éramos los fijos de la pensión…”. Un hombre que acepta su suerte, y que se ensimisma un poco en su existencialismo del nunca pasa nada. Quizá esa sea la razón, además de la económica, de aceptar un trabajo de sicario para una tal Rita y un tal Matías, que lideran un grupo de enfermos terminales con el propósito de hacer justicia a su manera. Aunque la nueva profesión de Anselmo no le requiere mancharse las manos de sangre, pronto comprenderá que no está hecho para esto…

Elèna Casero se apega a sus personajes, los hace sólidos, clásicos, nos recuerdan los de Benito Pérez Galdós, en su faceta más costumbrista y espiritual. Aunque el marco temporal es difuso y los escenarios, confieso, que también, eso los hace más heterogéneos y adaptables a cualquier época y cualquier lugar. En estos tiempos de imbecilidad reinante, una lectura de este tipo nos sitúa en la solidez de lo literario de antaño.

Para entrar en el otoño con buen pie nada como Elèna Casero acompañada de uno de los grandes, Rubén Darío, en una de sus facetas más desconocidas, el fantástico en relatos cortos. Quince cuentos fantásticos de Rubén Darío publicado por mi editorial preferida, Navona. Con prólogo de José Luis Piquero, los relatos de Darío nos adentran en un mundo literario casi perdido, el de la verborrea relamida y vigorosa, dulzona y vanguardista, quizá con algunos excesos, pero sean éstos bienvenidos en unos tiempos, como he dicho, de pobreza lingüística.

Injustamente oscurecida por su obra poética, su afición por el relato fue temprana con ecos muy diversos del mundo literario, desde Hoffmann, Stevenson, o Edgar Allan Poe. Estamos frente a relatos de pura fantasía, sin casi apoyo en la realidad cotidiana. Pero dentro de esta recopilación también hay lugar para algún que otro cuento cómico, o de cierta denuncia social, algo de fábula o más de una reflexión, como la dedicada al arte en El velo de la reina de Mab o El rey burgués.

Encontramos también piezas extrañas y al mismo tiempo portentosas, Thanathopia o Huitzilopoxtli, o esbozos autobiográficos, Historia de un sobretodo. En definitiva pasión extrema de un apasionado nicaragüense.

Dos lecturas enriquecedoras.

Alojados en NODO50.org
Licencia de Creative Commons