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Millenium 2, cambio de rumbo con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

El cambio de dirección que llega de la mano de Daniel Alfredson en "Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina", con respecto al primer episodio de la saga que dirigiera Niels Arden Oplev, refleja en el estilo cinematográfico de este segundo un notable viraje en el rumbo de manera que, cuando parecía que todo estaba desvelado en el estilo de los personajes y en la vida de Lisbeth (y me refiero sobre todo a la parte más cinematográfica), nos topamos con un transcurrir que en ciertos momentos recuerda a la obra de Otto Preminger, "El factor humano", que basada en ese gran volumen de Graham Green, atrae por su ligereza y sutileza en la intriga y el desarrollo. De esta manera, la brutalidad explícita contenida en la manufactura del primer episodio, se ve transformada en un guión que atrapa al espectador, en su intriga y misterio, pasando de pertenecer al género negro o más policíaco del tipo del "giallo" italiano, al más detectivesco, por medio del cual dividen su desarrollo escénico en varias historias encabezadas por diferentes protagonistas, que se entrecruzan y acaban por confluir en el desenlace.

Millenium 2, cambio de rumbo con La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

La nueva entrega basada en la obra de Stieg Larsson remoza personajes y estilo cinematográfico

Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de (...)
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Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Una imagen de la película de Daniel Alfredson, basada en la obra de Stieg Larsson.

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Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina

Una imagen de Noomi Rapace en la película de Daniel Alfredson, basada en la obra de Stieg Larsson.

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Julio Castro – La República Cultural

El cambio de dirección que llega de la mano de Daniel Alfredson en Millenium 2: La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, con respecto al primer episodio de la saga que dirigiera Niels Arden Oplev, refleja en el estilo cinematográfico de este segundo un notable viraje en el rumbo de manera que, cuando parecía que todo estaba desvelado en el estilo de los personajes y en la vida de Lisbeth (y me refiero sobre todo a la parte más cinematográfica), nos topamos con un transcurrir que en ciertos momentos recuerda a la obra de Otto Preminger, El factor humano, que basada en ese gran volumen de Graham Green, atrae por su ligereza y sutileza en la intriga y el desarrollo.

De esta manera, la brutalidad explícita contenida en la manufactura del primer episodio, se ve transformada en un guión que atrapa al espectador, en su intriga y misterio, pasando de pertenecer al género negro o más policíaco del tipo del giallo italiano, al más detectivesco, por medio del cual dividen su desarrollo escénico en varias historias encabezadas por diferentes protagonistas, que se entrecruzan y acaban por confluir en el desenlace.

Y digo que transforma esa brutalidad explícita, pero en la superficie, que no en el fondo, donde subyace a cada momento, con características similares a aquellas de Los hombres que no amaban a las mujeres. No en vano procede de aquellos orígenes y se basa en el mismo autor, pero consigue hacerse más interesante, y mantiene la duda del desenlace hasta el final. En tanto la primera parte parecía tener un añadido en su último segmento, esta mantiene la unidad argumental de principio a fin.

Sigue pareciéndome que la elección de los actores y la descripción de los personajes es lo más indicado para el argumento, y el de Lisbeth Salander (Noomi Rapace), es seguramente el más acertado, con su aspecto tremendamente andrógino en la mayor parte de los momentos, pero con el suficiente encanto para transformarse en todo lo contrario siendo ella misma. El ser que su propio padre desprecia (y ella odia), y que se cree rechazada por todo el mundo, por lo que parece necesitada de comprar hasta los favores de la mujer que la ama, y que se sorprende de tener un amigo incondicional en Michael Nyqvist (Michael Nyqvist).

Probablemente, el cambio a Jonas Frykberg como guionista (fueron Nicolaj Arcell y Rasmus Heisterberg en la primera) tiene también mucho que ver en el enfoque que éste, responsable de otros varios largometrajes en Suecia, imprime en el desarrollo de la película.

Y aunque en ciertos momentos, la historia delata más la cadena de dependencias y acercamientos entre los integrantes del reparto, en tanto que en un cierto momento se mete en camisa de once varas para tratar de resucitar a uno de ellos de manera algo compleja y poco creíble, no desmerece al conjunto del trabajo.

Fuera de esto último, vuelvo en parte a la obra de Preminger, porque creo que hay que insistir en que el cine es un conjunto de factores y valores que no pretenden reflejar los dobleces y las manchas de las páginas de un libro, y por eso El factor humano es, siendo fiel reflejo, no es espejo pero es exitosa cinematográficamente al igual que literariamente. Y ahí veo yo el carácter de esta saga que queda aún por traernos la tercera parte en la que se truncará, debido al final de la vida de su autor, y deberá resolver quien quiera llevarla a la pantalla.

Al igual que en la primera entrega, es aconsejable aprovechar para analizar la tipografía de los personajes, que vistos de cerca y con lupa son asombrosamente extraños y dotados de un sinfín de peculiaridades (llamémoslo así), observados en la distancia podrían ser muchos de los que nos rodean, incluso nosotros mismos, pero vistos por otros ojos. No me refiero a los monstruos, que también rondan por alrededor, sino a quienes eligen su forma de vivir y de ser, por lo que son calificados como extraños o asociales.

Desgranar a la Lisbeth, que nos trae nuevas historias del pasado que consolidan y justifican las actuales, o a Mikael, que se sumerge de cabeza en la obsesión de alcanzar a la anterior (dejando a su vez la propia estela), no parece más que un ejercicio fácil. Sin embargo, observar cómo se mezclan personajes que provienen de un determinado extracto e historia antigua, para acabar en entornos antisociales (que no asociales), como los nazis, los matones de servicios secretos, los hombres que odian a las mujeres como el padre de la protagonista y su hermano, u otros, puede ser más interesante y productivo a la hora de enredarse en la tipología.

Asimismo, los contrastes entre la sordidez y el lujo, tienen su punto gracioso en los muebles y las bolsas que la mayoría reconoceremos de unos almacenes del norte de Europa, implantados en todas partes (¿habrán desembolsado mucho, o será idea del propio Alfredson para jugar con nuestro consciente cognitivo?). Da igual, porque la conclusión es la de la creación de ambientes adecuados a la intención.

Sólo una observación más sobre los personajes de Larsson: el crear un insensible en lo físico y en la psique, me parece de una genialidad sublime, porque es como recoger el súmmum de la evolución de los monstruos, demostrando cómo se crean dos líneas evolutivas divergentes, que lucharán entre sí, por su supervivencia, como un enfrentamiento entre el bien y el mal, uno a costa de su entorno de manera voluntaria y consciente, la otra intentando no dañar, pero haciéndolo igualmente.

Curiosa esta pequeña gran trama, que mezcla intriga, historia, una acción más subliminal y unos personajes que superan la realidad.

DATOS RELACIONADOS

Título original: Flickan som lekte med elden
Dirección: Daniel Alfredson
Intérpretes: Noomi Rapace, Michael Nyqvist, Lena Endre, Micke Spreitz, Georgi Staykov, Sofia Ledarp, Peter Andersson, Per Oscarsson, Paolo Roberto, Hans Alfredson, Yasmine Garbi, Annika Hallin, Alexandra Eisenstein, Tanja Lorentzon, Jörgen Berthage, Ralph Carlsson, Magnus Krepper, Sven Ahlström, Daniel Gustavsson, Johan Kylén
Guión: Jonas Frykberg, basada en la obra de Stieg Larsson
Fotografía: Peter Mokrosinski
Música: Jacob Groth
País: Suecia
Año: 2009
Duración: 129’
Género: Thriller
Web: www.millennium2.es
Distribuidora: Vertigo Films
Productora: Nordisk Film, Sveriges Television (SVT), Yellow Bird Films, ZDF Enterprises

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