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De la guitarra segura del Habichuela nieto a la fuerza personal de Selene Muñoz, con la voz limpia de Tamara Escudero - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Durante esta semana se está celebrando en el Teatro Español de Madrid el ciclo “Sangre Nueva, Jóvenes Flamencos”. Se trata de un total de seis galas en las que actuarán cada día un bailaor o bailaora, un cantaor o cantaora y un instrumentista. El sábado 24 de octubre fueron, por orden de aparición, Juan Habichuela nieto a la guitarra, Tamara Escudero al cante y Selene Muñoz como bailaora, los jóvenes flamencos con los que pudimos medir la calidad de estas nuevas figuras del flamenco. La noche empezó con fuerza pues el primero en actuar fue Juan, el nieto de “el Habichuela”. Tras los cinco minutos requeridos para hacerse con la situación de escena, el guitarrista dejó clara su ascendencia. Hijo y nieto de flamencos, Juan creció pegado a una guitarra, pero no a cualquier guitarra sino a la de su dinastía, la de “los Habichuela”. Esta circunstancia, la temprana edad con la que comenzó a tocar y con la que se lanzó a componer han permitido que, a pesar de su juventud, Juan Habichuela transmita un dominio de la guitarra que impresiona.

De la guitarra segura del Habichuela nieto a la fuerza personal de Selene Muñoz, con la voz limpia de Tamara Escudero

Tres jóvenes figuras del flamenco que descollan entre los más viejos

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Mercedes Gigosos – La República Cultural

Durante esta semana se está celebrando en el Teatro Español de Madrid el ciclo Sangre Nueva, Jóvenes Flamencos. Se trata de un total de seis galas en las que actuarán cada día un bailaor o bailaora, un cantaor o cantaora y un instrumentista. El sábado 24 de octubre fueron, por orden de aparición, Juan Habichuela nieto a la guitarra, Tamara Escudero al cante y Selene Muñoz como bailaora, los jóvenes flamencos con los que pudimos medir la calidad de estas nuevas figuras del flamenco.

La noche empezó con fuerza pues el primero en actuar fue Juan, el nieto de “el Habichuela”. Tras los cinco minutos requeridos para hacerse con la situación de escena, el guitarrista dejó clara su ascendencia. Hijo y nieto de flamencos, Juan creció pegado a una guitarra, pero no a cualquier guitarra sino a la de su dinastía, la de “los Habichuela”. Esta circunstancia, la temprana edad con la que comenzó a tocar y con la que se lanzó a componer han permitido que, a pesar de su juventud, Juan Habichuela transmita un dominio de la guitarra que impresiona.

Con escuchar la primera pieza tuvimos claro que en este caso lo de “jóvenes” era sólo por la edad pues detrás del guitarrista había horas de trabajo. Resaltar, también, que Juan Habichuela no sólo merece ser escuchado por su virtuosismo tocando, sino por la seguridad que emana, por la sensibilidad de alguna de sus piezas junto con la audacia interpretativa de otras. Sin duda, este guitarrista dará que hablar.

A Juan Habichuela le siguió en el escenario Tamara Escudero. Esta joven castellonense, hija de gitanos y que en breve publicará su primer disco, fue la revelación del último festival Suma Flamenca. Con una voz suave y melodiosa, Tamara abordó diversos cantes procedentes del flamenco más tradicional. Son estas piezas, casi olvidadas, las que pretende rescatar y acercar al público en su disco. Con un cantar dulce y limpio, Tamara Escudero fue como el espacio de serenidad entre la velocidad que marcó su predecesor en el escenario y la fuerza que aportaría la tercera artista de la noche, la bailaora Selene Muñoz.

Selene Muñoz, de 21 años, es hija de sevillano y danesa lo cual aporta a su vida una mezcla de culturas que se nota en el escenario. Con un estilo absolutamente personal, aborda los distintos palos incorporando elementos coreográficos que llena de contemporaneidad su manera de interpretar el flamenco.

Pero no es sólo la innovación lo que llama la atención de esta joven artista, su elegancia y la clase que muestra al bailar son el complemento perfecto para redondear la técnica que ha conseguido tras años de preparación como bailarina. El pasado sábado, Selene fue creciendo a medida que transcurría la actuación y con ella, el entusiasmo del público quien la siguió en cada movimiento sin perder detalle. La entrega no dejó duda de que gustó e impresionó.

Al finalizar las tres actuaciones, los aplausos demostraron que la gala había merecido la pena.

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