Julio Castro – La República Cultural
La princesa está triste, qué tendrá la princesa… pues que se han revolucionado contra príncipes y monarcas para decir que ¡ya está bien de abusos! Y es que ni Cenicienta (la Ceni), ni la Bella Durmiente (la Floja), ni Blancanieves (la Alien) están por la labor de aguantar a siete enanos sudorosos adictos al trabajo, o a uno que se la llevó de recuerdo porque perdió un zapato… y así todos.
Convencidas de que deben saltarse su destino, las tres protagonistas de esta historia que ya no controla Disney, han montado un comando dirigido y asesorado por el Hada Madrina, que tiene como objetivo evitar matrimonios no deseados. Y la primera candidata es la Princesa Margarita, que lerda como ella sola, sólo ve a su príncipe como Azul y a su Madrastra como una madre, o a sus Hermanastras como un encanto… Pero su príncipe no le desea ningún bien, así que allá que van derechas al secuestro.
La situación insólita de este grupo de cuatro actrices que desarrollan diversos personajes en la obra No hay perdiz en el menú, con subtítulo “sátira musical para princesas descarriadas”, se sale de todo argumento que provenga de esos cuentos de hadas que comen perdices. Así que lo mismo secuestran, que le pegan al drinking que no veas, o abren los ojos a alguna “Letizia con Z” (no, no es esa, “aunque yo me esperaba…”, dice una de las ex-princesas en un momento dado, ¡qué cosas! ¿a quién se referirá?).
La compañía Dale que Dale Teatro, nos sorprende con una comedia crítica en la que incorporan lo musical, con todo tipo de coplas “acopladas” al texto de la obra, y con algunas divertidas coreografías. No es el típico bodrio musical, sino, al contrario, algo más que un divertido entretenimiento (tanto para princesas como para príncipes).
Una obra donde texto, dirección y actrices muestran una pequeña parte de su compromiso a través del arte en el escenario, no en vano, alguna de las integrantes (concretamente Analía Tarrío-Lemos, que a mi me conste), formó parte del proyecto Teatro x la Identidad, mediante el que desde Argentina se impulsó la recuperación de jóvenes que de niños fueron arrebatados a sus familias por los fascistas militares, y cuya idea, impulsada por Madres de la Plaza de Mayo, con Estela B. Carlotto a la cabeza, consiguieron exportarlo a otros países donde recuperar a sus nietos secuestrados por aquellos. Uno de esos países fue España, donde Analía participó con “Mi nombre es…”. Vemos que su espíritu sigue siendo crítico unos años después.
En definitiva, no es preciso comer perdices para pasarlo bien, ni gozar de una cúpula dorada, una casita en el bosque o un palacio de cristal para sacarle el jugo a la vida: basta con despertar a la realidad para ver que hay otras cosas no tan hermosas, pero que deben ser contempladas. Que disfruten de una divertida función.
Sinopsis
Fueron Blancanieves, Cenicienta, Bella Durmiente… hasta que dijeron ¡NO! Ahora son La Zeni, La Alien y La Floja: unas peligrosas forajidas dueñas de La Perdiz Escabechada, un antro de carretera.
Hasta allí han llevado a la princesa Margarita y a su príncipe azul, Astolfo, a quienes han raptado justo antes del sí quiero para evitar los maléficos planes que el futuro marido pensaba llevar a cabo después de la boda. Pero, por un error de cálculo, Astolfo muere…
Así que, al ver frustrado su eterno deseo de ser la esposa de un príncipe azul… ¡una espiral de terror, locura y furia asesina se irá apoderando de Margarita! y acabará por perpetrar una verdadera masacre en el interior de La Perdiz Escabechada.
¿O no? ¿O sí? ¡Ay, los cuentos! ¡Los cuentos! ¡Cuánto cuento tiene un cuento!