Volver a la Gran Depresión norteamericana, como lo hizo Eastwood con El intercambio, es un acierto no sólo por el momento de crisis general que vivimos, (incluida esa tiña a los bancos que como un Alien crece dentro de nosotros), también por la atracción que despierta la estética de la época, emanando un halo de elegante nostalgia en el diseño general del entorno, desde los edificios, a los coches, y atuendo de las gentes.
Si además se supedita la historia al mito del gangster famoso, el éxito de público viene asegurado. Una de las ventajas del DVD con respecto al cine, es que aquí contamos con la película comentada por su responsable, Michael Mann.
Todo un lujo de detalles el que proporciona el maestro respecto a los hechos reales contados en el volumen en que está basada la película, así como los escenarios naturales, los interiores, el trabajo de los actores y el porqué de su elección, las intenciones de Mann con respecto a cada escena, etc.
Imprescindible repetir el film con los comentarios en on. Sin olvidar su extraordinaria banda sonora.
Mapa de los sonidos de Tokyo es un desafortunado refrito de tendencias y, acaso, al película en la que Coixet menos acierta a maquillar su veneración por el cine de Wong Kar-wai y, ahora, su voluntad firme de parecerse a Alejandro González-Iñárritu. El resultado es una película muy poco genuina, muy gregaria de sensibilidades ajenas, muy excesivamente jonda.
Coixet no se anda nunca por las ramas. Su cine es cada vez más y más antropológico y ambicioso, cada vez más solemne, y aunque siempre camina por el filo del alambre, hasta ahora mantenía pie y medio en territorio propio. Aquí saca los dos pies fuera del tiesto y parece estar habitando una película ajena, que no le pertenece.
Resacón en Las Vegas es una despedida agridulce de la adolescencia (eterna) y al mismo tiempo su celebración bufa e incorrecta, un canto frontal a la amistad que se revela fundamental para superar las frustraciones que asoman a lo largo de esta estancia en un purgatorio de neón.
Doug está a punto de contraer matrimonio con Tracy, y junto con sus amigos Phil y Stu y su inminente y muy particular cuñado Alan viaja a Las Vegas para celebrar la ineludible despedida de soltero. A la mañana siguiente a la noche de juerga gamberra, la elegante suite en la que se alojan amanece completamente arrasada, con un tigre encerrado en el cuarto de baño y todo.
¿Fiel plasmación del estilo de los videojuegos, simple secuela formularia o aguda reflexión “cyberpunk”? McG amplía en la cuarta entrega de la famosa saga iniciada por James Cameron, los temas y motivos visuales de la película original.
Ambientada directamente en el año 2018, con el planeta arrasado por los “terminators” liderados por el cerebro tecnológico Skynet, John Connor (Christian Bale) y el alto mando de la Resistencia parecen haber encontrado la solución para acabar con la omnipotencia tecnológica de las máquinas.