Enrique Simón
Cuando se logra, todo resulta sencillo y una sonrisa permanente se instala en la cara sin que suceda nada que la borre.
Antes bien, todo -y cuando digo todo es Todo-, la acrecienta.
Si conoces a alguien así, no lo pierdas de vista.
Garabatos
Cuando tras la sangre propia en la poesía,
tras el vómito putrefacto y odioso,
se pasa a garabatear como un niño
sin papel,
es momento de enhorabuena,
porque la inocencia ha vuelto a nacer.
Mañana me compraré un sombrero
Mañana me compraré un sombrero para que no se me vuele la cabeza.
Despacito, despacito, vuela alto…Para que no se me vuele la cabeza.
Tanta pulsación, tanto ritmo en el corazón,
que se me vuela, se me vuela…Mañana me compraré un sombrero para que no se me vuele el corazón.
Se veía venir. Tanto, tanto……
…y ahora inunda la aprensión,
porque los rasantes bajos puedan golpear la frente,
en esta cabecita loca que quiere ser cuerda……Venga venga, dale cuerda,
no vaya a ser que muera sin darme cuenta del vuelo.Mañana dejaré todos los sombreros quietos,
en su lugar,
para que mi cabeza y mi corazón alcen el vuelo.…
El viento bajo mi piel,
oxígeno que renueva.
Viejo amigo nuevo
que rescatas en cada inspiración.Vuelo.
También contigo
y dentro de ti y de mi, que somos el mismo dios,
el Dios de todos los vuelos.Vuelo
con la felicidad de todos los que volaron,
de quienes me contagiaron y volando
me enseñaron a volar…
con la felicidad de quienes hoy vuelan.…
Mañana quedarán todos los sombreros quietos a no ser,
que también ellos quieran volar de nuevo…Nuevos.