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Rueda de prensa de Pájaros de papel, amor a la profesión artística - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

A Emilio Aragón se le ve feliz en la presentación de su primera película. Sonríe contento y tras un breve saludo le pasa el micrófono a Mikel Lejarza para que sea el productor quien rompa el hielo. "Es éste un proyecto muy vinculado a Emilio Aragón, quien soñaba con una película y un determinado tipo de cine". Señala que Pájaros de papel coincide en contenidos con los gustos a la productora de Antena 3, tal vez porque el producto final sea un resultado que todos los trabajadores del sector audivisual quisieran firmar. Añade también que la productora tiene entre sus costumbres hacer todos los años una película con un director novel. De lo que no habló fue de las expectativas. Emilio Aragón comenzó a desgranar los entresijos de su película. Cuenta que pasaron cosas bonitas durante el rodaje, en el que al final de la primera semana se instaló una magia que hizo que todo el equipo sintiera la película como suya. Tuvo dudas durante el camino, momentos que no sabía dónde poner la proa del barco, pero entonces alguno de los profesionales salía y se ponía a remar. Y así, uno a uno y entre todos se fueron resolviendo los problemas. Confiesa que el rodaje fue duro, que él engordó diez kilos y que volvió a fumar. Sin embargo, ahora lo recuerda como un maravilloso y a la vez intenso viaje en el que se va destilando lo que los artistas de los años de la posguerra vivían: cariño, trabajo, amor a la profesión y mucha poesía.

Rueda de prensa de Pájaros de papel, amor a la profesión artística

Emilio Aragón y su equipo trata de contagiar a los periodistas la magia que vivieron durante el rodaje de la película

Rueda de prensa de "Pájaros de papel"
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Rueda de prensa de "Pájaros de papel"

El equipo de la película durante la rueda de prensa
Foto: ® Javi Álvarez

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Rueda de prensa de "Pájaros de papel"

El equipo de la película durante la rueda de prensa
Foto: ® Javi Álvarez

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Javi Álvarez – La República Cultural

A Emilio Aragón se le ve feliz en la presentación de su primera película. Sonríe contento y tras un breve saludo le pasa el micrófono a Mikel Lejarza para que sea el productor quien rompa el hielo. "Es éste un proyecto muy vinculado a Emilio Aragón, quien soñaba con una película y un determinado tipo de cine". Señala que Pájaros de papel coincide en contenidos con los gustos a la productora de Antena 3, tal vez porque el producto final sea un resultado que todos los trabajadores del sector audivisual quisieran firmar. Añade también que la productora tiene entre sus costumbres hacer todos los años una película con un director novel. De lo que no habló fue de las expectativas.

Emilio Aragón comenzó a desgranar los entresijos de su película. Cuenta que pasaron cosas bonitas durante el rodaje, en el que al final de la primera semana se instaló una magia que hizo que todo el equipo sintiera la película como suya. Tuvo dudas durante el camino, momentos que no sabía dónde poner la proa del barco, pero entonces alguno de los profesionales salía y se ponía a remar. Y así, uno a uno y entre todos se fueron resolviendo los problemas. Confiesa que el rodaje fue duro, que él engordó diez kilos y que volvió a fumar. Sin embargo, ahora lo recuerda como un maravilloso y a la vez intenso viaje en el que se va destilando lo que los artistas de los años de la posguerra vivían: cariño, trabajo, amor a la profesión y mucha poesía.

Lluís Homar se encuentra encantado. Para él, la película ha sido un conjunto de regalos para los que las palabras se quedan cortas. Ha sido la oportunidad de vivir una historia muy bonita y entrañable, que dignifica el trabajo de los cómicos. "Ojalá vivir esta profesión sea siempre como rodar Pájaros de papel". Habló también de que Emilio Aragón trabaja la creatividad de los actores y actrices desde la libertad.

Carmen Machi no tuvo la sensación de estar siendo dirigida por un hombre que estuviera haciendo su primera película, sintió que era un compañero quien estaba haciéndolo. La mayor sorpresa es que tenía que cantar en la película, cosa que nunca había hecho antes ni pensaba que fuera a hacer. Los números musicales están todos compuestos por Emilio Aragón y fue todo un reto interpretarlos. Dice que participar en el largometraje supone un momento magnífico en su vida que nunca olvidará. Por aquellas fechas hacía Platonov en el María Guerrero, narra como se ponía el disfraz y le cambiaba la voz.

Tomó la palabra Imanol Arias para expresar con un emotivo discurso el sentir general, así como señalar lo que todo el grupo agradecía la película. Dice que su personaje y la película le han dado la enorme posibilidad de convertirse en lo que ha querido ser toda su vida. Le ha supuesto un formidable aprendizaje para conocer que el dolor no tiene sentido, que el trabajo de actor nace del amor y desde la alegría. Su vida le ha traído dos situaciones muy diferentes y esta película lo equilibra todo. No olvidará nunca que las peores cosas deben llevarse con la alegría de un cómico. Se siente orgulloso de haber trabajado con este equipo.

Roger Princep es un niño con mucho desparpajo. "Ya lo han dicho todo ellos. No voy a olvidar nunca esta película y no sé que más decir. Que ha sido fantástica".

El resto del elenco continúo con los agradecimientos y el sentimiento de orgullo por haber trabajado en Pájaros de papel. José Ángel Egido habló de la corriente de afecto que se estableció. Oriol Vila señaló la película como un gran acontecimiento. Diego Martín daba las gracias a todos porque se encontró inmerso en un rodaje sin danzas de egos, ni problemas externos. Luis Varela también se sintió afortunado y comentó que había llorado durante la película. Ana Cuesta dijo que aprendió mucho durante el rodaje y que tenía mucho que agradecer a Emilio Aragón por la confianza, pues ella es la única desconocida en el reparto.

Javier Coll descubrió que en realidad toda la magia del rodaje la había generado Emilio Aragón, quien sabe transmitir ilusión. Contó Coll que con 18 años pensaba en hacer una película como ésta. Es una meta, pero a la vez es un punto de partida, ya que abre una segunda etapa, sin duda con más exigencia. Él es otro debutante, pues ésta es su primera película.

Cierra las intervenciones del reparto Fernando Cayo. Dice que Imanol Arias ha resumido perfectamente el espíritu de la película. En los momentos más difíciles la vida brilla y podemos encontrar cielos tan azules como el que ilustra el cartel de la película.

Cuando el micrófono vuelve a Emilio Aragón, aprovecha para decir que si Fernando Cayo fuese norteamericano sin duda sería ya un actor de la talla Kevin Spacey. Volviendo a su forma de trabajo, dice que no se una persona que sea capaz de desenvolverse bajo presión. Por eso necesitaba la complicidad y la comunión de todo el equipo. Recordó que fue tal la unidad que todos se ayudaban, independientemente del rol que tuvieran. No quiso dejar escapar la oportunidad sin contar el secreto de esta armonía: cortar siempre a las 11:30 para tomarse un buen jamón con un vino que no faltaba nunca.

En este momento comenzaron las preguntas de los periodistas. Preguntados sobre las rutinas de variedades que interpretaron, tomó la palabra Imanol Arias que confesó que los números los rodaron en las mismas salas que se utilizan para El Internado. Supuso mucho trabajo de ensayo y a menudo venían artistas ya mayores para enseñarles sus rutinas de la época. Resultó una experiencia que les reconfortó con el oficio, pues comprendió que de lo que se trata es de vivir la vida sabiendo que se es un instrumento. "Somos un gremio de intérpretes. Vivimos de la disciplina que tienen los trabajadores del cine y que viene desde las generaciones anteriores".

Por su parte, Lluís Homar señaló que si vuelve a nacer, se pide música. Reconoció que no tiene ese don, así que jugar en esta película a que posee esas habilidades le gustó mucho.

Dice Roger Princep que no ha conocido muchos directores, pero que no puede olvidar de Emilio cómo discutió con la productora porque habían puesto el nombre del director más grande que el de los demás artistas y no le parecía bien.

Sobre el guión, Emilio Aragón comenta que se sentaron con un argumento y cuando abandonaron el proyecto al acabar había cogido otro cuerpo. Hay que elegir bien con quién se trabaja. Con Fernando Castets se ha sentido muy cómodo y seguirá haciendo otros proyectos con él. Los dos comparten una forma anárquicamente desordenada de funcionar. Se vieron escribiendo de los cómicos de variedades, pero era más importante para el proyecto hablar de los sentimientos, de cómo traer comida a casa en aquella España y a la vez dedicarse a entretener a los demás. Sondear el mundo emocional de aquellas personas se convirtió entonces en el objetivo. Son muchas las historias, gente que vivió momentos especiales, pero que aún así amaban con absoluta pasión su profesión. Se documentaron en todos los temas que tocaba la película, pero Pájaros de papel nada entre la realidad y la ficción, como todo el mundo del cine.

Emilio Aragón lleva mucho tiempo detrás de las cámaras y ha meditado bastante sobre el momento de llegar a dirigir una película. Mientras, se ha dado tiempo para prepararse sabiendo el paso que quería dar. Espera hacer más películas, pues el cine está lleno de magia. Luego alabó el gran equipo artístico que ha dirigido, señala que se han comportado como instrumentos perfectamente afinados. Tuvo aquí un momento para poner el ejemplo de Cristina Marcos que sólo tiene una palabra en toda la película. Es una tarea difícil reflejar en un plano un único segundo de lucidez en una mujer que ha perdido toda cordura. Habla que además tenía que hacerlo el primer día de rodaje, pero que ella es tan profesional que sólo necesitaron hacer dos tomas. Así con todo el equipo, tan profesionales que sólo era preciso indicarles dos o tres códigos antes de rodar.

Preguntado el director sobre la Memoria histórica, desvió su respuesta señalando que es mucho más interesante indagar sobre los mecanismos con los que el ser humano puede gestionar la ausencia de un ser querido. Recuerda un documental en el que un hombre que había perdido a su hijo por la droga explicaba que no había nada más duro que haber sobrevivido a su hijo. Explica la escena al detalle, indicando lo marcado que le quedó aquello. Confiesa entonces que el tema de Pájaros de papel es el entendimiento de que se puede seguir viviendo con dolor. El protagonista se sobrepone y sólo quieren seguir con su vida y su dolor. La trama de suspense que se crea en paralelo sirve de peripecia para poder enseñar más adentro de los personajes.

Cuenta Imanol Arias que no tiene deudas familiares con la guerra, pues nunca tuvieron ningún estigma político. "Es costumbre que las personas tengamos un pie entre la culpa del pasado y el otro sobre el miedo al futuro, así que nos cagamos en el presente". Habla luego del dolor, que no dura eternamente y que la revancha no tiene sentido. Ese es la enseñanza que transmite la película. Reconstruye los pequeños iconos de aquella época. Le duele ver la película pero recuerda lo mucho que ha aprendido de Lluís Homar y de Emilio Aragón, tanto que supone un nuevo principio, pues ha cambiado la forma de abordar los personajes. Ahora lo hace desde la alegría, trabajando lo pequeño, el puro instante de la verdad.

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