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Miguel Delibes, una realidad aparte - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Recuerdo preguntarle a mi madre sobre sus novelas y recuerdo todo lo que ella me conto acerca de "Cinco horas con Mario". Devoré el libro en dos días. La novela fue el catalejo que me hizo contemplar una realidad nueva. Me sorprendió como el sentido del humor con que Delibes desafiaba la vida y me hizo entender algo que ahora vislumbro con sencillez pero que en los inicios de mi adolescencia fue toda una revelación. "En la vida todo depende del prisma con que seamos capaces de contemplar la realidad". El perspectivismo, al que más tarde daría nombre con Nietzsche ya lo había experimentado con Mario muchos años antes.

Miguel Delibes, una realidad aparte

Su muerte cierra un ciclo en nuestra literatura y culmina con una etapa en la vida individual de todos aquellos que admiramos su obra

Miguel Delibes
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Miguel Delibes

Foto: tomada de Wikipedia. Autor: 20 minutos bajo licencia Creative Commons Atribución/Compartir-Igual 2.1 España

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Miguel Delibes

Foto: tomada de Wikipedia. Autor: 20 minutos bajo licencia Creative Commons Atribución/Compartir-Igual 2.1 España

Jana Álvarez Pacheco - La República Cultural

Cuando leí El Camino yo tenía trece años y por aquel entonces pensaba que Miguel Delibes estaba muerto, ya que todos los escritores que nos enseñaban en el colegio lo estaban. Cuando cerré la ultima pagina de la novela recuerdo que un estremecimiento extraño se apodero de mí y supe en ese instante que nunca volvería a ser la misma persona. La muerte había entrado en mi vida como una realidad intangible sobre la que no había reflexionado hasta ese momento.

La nueva realidad que Delibes había dibujado en mi cabeza abrió mi apetito sobre este autor maravilloso. Leí casi todas sus obras en mi adolescencia y no tarde en descubrir que estaba ¡vivo!, algo que me produjo tremenda satisfacción y esperanza.

Recuerdo preguntarle a mi madre sobre sus novelas y recuerdo todo lo que ella me conto acerca de Cinco horas con Mario. Devoré el libro en dos días. La novela fue el catalejo que me hizo contemplar una realidad nueva. Me sorprendió como el sentido del humor con que Delibes desafiaba la vida y me hizo entender algo que ahora vislumbro con sencillez pero que en los inicios de mi adolescencia fue toda una revelación. "En la vida todo depende del prisma con que seamos capaces de contemplar la realidad".

El perspectivismo, al que más tarde daría nombre con Nietzsche ya lo había experimentado con Mario muchos años antes.

Más tarde, cuando tuve la oportunidad de contemplar a Lola Herrera dando vida a la viuda de la novela, sentí un cumulo de emociones que no he vuelto a experimentar al contemplar ninguna obra de teatro. Su risa y su llanto fueron capaces de arrastrar al público hacia los rincones más escabrosos de su emoción durante dos horas en el escenario. Esta obra fue una de las razones por las que pensé que en mi vida, fuese como fuese siempre estaría presente el Teatro.

Seguí disfrutando de la literatura de Delibes durante muchos años. A golpe de libro descubrí el sabor amargo de la realidad con Los Santos InocentesEl Hereje. Recuerdo como la tristeza de sus novelas era salvada por su ironía y como en mi cerebro se proyectaba la idea de estar aprendiendo a marchas forzadas sobre la vida y la realidad. El despertar de mis emociones a través de los sentimientos universales de sus personajes, llenos de humanidad y vida hicieron que los disfrutase como seres individuales únicos a los que yo me aferraba para poder volar.

Hoy con la desaparición del escritor tengo la sensación de que la muerte que yo descubrí con El camino se vuelve más patente. Siento que todos los libros de Delibes que he llevado en mi mochila durante años han cobrado su peso real sobre mis hombros. El dolor de haber perdido a una persona que un día resucite en mi memoria, se me antoja como si hubiese tenido que sufrir su muerte dos veces.

Para mí no solo ha muerto un señor llamado Miguel Delibes, a muerto aquel que me enseño que cada individuo puede hacer de su vida una novela si se lo propone. Que cada individuo, como hizo Lola Herrera en el teatro, puede reír después de llorar. Que cada individuo puede crecer siendo un personaje de Delibes, y que cada individuo siempre puede y podrá elegir "Su Camino".

Hoy comparto mi dolor por su muerte y os dejo lo que para mi seria el mejor de sus epitafios:

Al palpar la cercanía de la muerte, vuelves los ojos a tu interior y no encuentras más que banalidad porque los vivos, comparados con los muertos resultamos insoportablemente banales (Miguel Delibes)

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