Un planteamiento, heredero descafeinado de concepto heideggeriano de autenticidad, que tanto éxito tiene hoy en día, que defiende la superioridad de una vida dedicada a las grandes preguntas frente a la superficialidad de la sociedad moderna. Y es que las dos protagonistas esconden una gran sensibilidad que les llevará a una complicidad intelectual. Un cuento lírico y sentimental que plantea algunas preguntas esenciales mediante reflexiones (y referencias) clásicas pero fracasa en su intento de crítica de las disfunciones sociales actuales.
Amerrika nos sumerge en el drama de Muna, una musulmana que logra escapar de Cisjordania con el objetivo de hallar un futuro más esperanzador en el país del tío Sam. Muna y su hija Fadi pasarán de la miseria de Palestina a la prosperidad de una pequeña ciudad del estado de Illinois. Pero, aunque ésta cuenta con el apoyo de su hermana, quien la acoge en su casa junto a su marido y sus tres hijas, las dificultades para adaptarse a un entorno nuevo, plagado de prejuicios hacia la cultura islámica tras la invasión de Irak, les hará casi imposible su camino hacia la felicidad.
La posibilidad de una isla deja con muy mal sabor de boca, contamina el recuerdo de la novela y demuestra hasta qué punto una obra literaria excelente puede convertirse en una película mala y punible. Nos vienen a la cabeza los estériles intentos de dominar el arte cinematográfico del gran Paul Auster. Al menos él, que fracasó con estrépito con "Lulu on the Bridge" y "La vida interior de Martin Frost" trazó una línea divisoria entre su producción literaria y su producción cinematográfica, sin mezclarlas, sin manchar las unas con las otras. La propuesta de Houllebecq es un monumental desastre.
Película muy orientada a un público adolescente, no sólo por los efectos y la tecnología que la envuelve, sino por su ritmo y mensaje desgranado en píldoras elementales de consignas sencillas. Con concesiones abundantes a dicho público, buscando una estética cercana a los videojuegos, exagerando las caricaturas en los personajes de comportamiento ruin y con una sensualidad latente que va desde el desprecio pasando a la ternura y desembocando en una historia de amor de libro clásico. Destaca lo especialmente cuidado del lenguaje que en ningún momento resulta sexista…también se trató de crear todos los detalles propios de su cultura. De esta forma el lingüista Paul Frommer colaboró con Cameron para crear el idioma de los Na’vi. Buscaban un lenguaje original que a su vez resultase familiar e identificable.
Son muchos los que insisten en que La cinta blanca explica el nazismo alemán. Michael Haneke lo desmiente rotundamente. Si nos atenemos a los hechos, lo que narra son los inexplicables, por crueles, acontecimientos que perturban la tranquila vida de un pueblo protestante del norte de Alemania y la búsqueda de los culpables. Con fotografía en blanco y negro recalca la dureza de los comportamientos y de los paisajes que forjan a las personas que los habitan. Sirve la ausencia de colores, para pintar una sociedad asfixiante, enferma y reprimida, enfatizando el clima de tensión e inseguridad que el director pretende y así contener el miedo que va marcando el ritmo.