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Julio Castro – La República Cultural
Tal y como prometía la presentación de Peribáñez, es una obra abierta al público en todos los sentidos. En realidad, este montaje recoge un trabajo que cuenta con tres facetas. La primera, en cuanto a que se monta sobre un texto original de Lope de Vega, texto bien actual, que sorprende al espectador, pensando que fue escrito en el XVII y enfrenta la dignidad y los derechos de los campesinos contra la prepotencia del comendador y la mezquindad de la corte real, para dar finalmente la victoria al campesino Peribáñez y a su mujer.
La segunda sería la incorporación de los valores del teatro de La Barraca de Lorca, y que esta compañía denominada Los Barracos, quiere recuperar aquella filosofía y la manera de ser del teatro más rico que hemos tenido en este país, que de pueblo en pueblo quiso extender una cultura que nunca llegaba a las masas rurales, con proyectos sólidos que se incorporarían a las Misiones Pedagógicas de la II República española.
La tercera faceta es, a mi modo de ver, la incorporación de un teatro de dos momentos diferentes, al actual, mucho más complejo en la manera de llegar a un público adormecido en los laureles de la comodidad, que abandona aquella lucha por ir más allá en los valores personales y colectivos, por medios que, como el teatral, pueden extender el conocimiento de maneras muy dispares, amenas y sutiles, engarzando arte y literatura en un medio de comunicación que conecta a los creadores (autores e intérpretes), con los destinatarios de la obra.
No es sencilla tarea la que acomete esta compañía con Amaya Curieses al frente, pero el resultado es un trabajo en el que la intención no queda fragmentada entre las tres facetas antes sugeridas, sino que enlaza a Lope con la butaca del espectador del siglo XXI, de la mano de un Lorca que nunca llevó a escena esta obra, por lo que sumamos la ficción de ese instante al trabajo de conjunto.
Un elenco que trabaja muy bien sus papeles, en el que destaca la actriz principal, Irene Curieses, en su papel de Casilda, esposa de Peribáñez (Juan Carlos Arráez), acosada por el Comendador (Eduardo Monreal).
Un buen recurso durante la representación, que a mi parecer ambienta mucho el espíritu de La Barraca, es la disposición de los grupos del coro durante la función, que hacen distintos papeles de acompañamiento, que dan ligazón a las escenas con detalles necesarios para apoyo al texto, e introduciendo canciones populares de los años ’30, de nuevo en ese doble juego de atemporalidad.
La sugerencia final, por mi parte, sería la de sacar este tipo de trabajos fuera de los teatros más rígidos y formales, porque sólo podrán ser comprendidos con plenitud cuando se desarrollen en su ambiente real, en las plazas, en los pueblos, en las barracas. Es el origen de este teatro, y creo que para su plenitud, debe ser su destino, el más grande, el del pueblo.
Sinopsis
Peribáñez, labrador acomodado de Ocaña, se casa con Casilda, mujer de su misma condición. Durante su boda, el Comendador (valiente guerrero admirado por villanos y nobles) cae del caballo al tratar imprudentemente de enlazar el novillo en la boda de su vasallo. El inconsciente Comendador es llevado a casa de Peribáñez, dónde, después de despertar de su desmayo, se encuentra solo con Casilda, de la que se enamora perdidamente.
Tras diferentes intentos del Comendador de seducir a Casilda, primero con ruegos y después a la fuerza, con la posibilidad de adulterio o violación, la joven casada lo rechaza enérgicamente. Pero dándose cuenta Peribáñez de lo que el Comendador pretende, trazará un plan ingenioso para matarle y excusar el asesinato a favor de la protección de su mujer.
