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ISSN 2174 - 4092

La violencia gratuita en México y la redención en Siberia - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La dirección del trabajo aporta un gran dinamismo y una buena coordinación de los papeles al conjunto del trabajo, mostrando el equilibrio entre unos personajes que no se montan unos sobre otros en la interpretación, sino que mantienen el tono durante toda la representación. Una actuación en la que la dirección de movimientos parece haber sido bien trabajada y diseñada, por lo justo de algunos momentos en que los espacios son muy cortos, pero no disminuyen la acción de sus intérpretes. Un curioso comienzo para el ciclo (cuando menos, llamativo), habida cuenta de la dificultad a la hora de introducir hoy día el teatro del otro lado del océano en nuestras carteleras, salvo que se transforme en algo nuestro. Una apuesta atrevida por parte de la sala, que esperemos que proporcione los resultados esperados en estos tiempos de crisis.

La violencia gratuita en México y la redención en Siberia

Lidio Sánchez Caro dirige la obra con la que Artistas y Punto abre este México a Escena

Siberia
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Siberia

José Rodríguez es la primera "conciencia" llamada Paco, que se le aparece al protagonista tras el asesinato.
Foto: Julio Castro.

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Javier Sáez, junto al cadaver de la stripper, Raquel de Sola.
Foto: Julio Castro.

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DATOS RELACIONADOS

Autor: David Olguín
Dirección: Lidio Sánchez Caro
Intérpretes: Pablo Torelló, José Rodríguez, Raquel de Sola, Javier Sáez
Escenografía y vestuario: María Marcos Patiño
Música original: Andrés Lores y Juan Pedro Acacio
Diseño gráfico: María Marcos Patiño
Difusión y prensa: Patricia Marcos
Producción: ARTISTAS Y.

Para más información:
Artistas y punto

Julio Castro - laRepúblicaCulturale.es

Dentro del ciclo México a Escena, que ha dado comienzo en el Teatro LaGrada, se estrena Siberia, obra del autor mexicano David Olguín, ya reconocido como uno de los mayores exponentes del nuevo teatro del país norteamericano, que ha tenido un enorme peso en la influencia del cambio de tendencias en la escena artística, modernizando los estilos y contenidos de lo que era más tradicional hasta hace pocos años.

En realidad hablamos del teatro relativo a la capital del país, ya que como señalan los propios organizadores del ciclo que ahora ha dado comienzo y que se extenderá hasta finales de año, hay muy diferentes tipos de teatro mexicano, en función de su ubicación, y en función de sus orígenes. Así pues, encontramos que hay teatros capitalinos, frente a los que se salen del radio de las grandes urbes de cada Estado, pero también hay diferentes tendencias según la localización geográfica estatal.

Cuando le pregunto al director de la obra y coorganizador de este México a Escena, por qué ha elegido precisamente la dirección de este trabajo para comenzar, la respuesta es clara: porque es diferente, es un poco más raro. Efectivamente, el contenido de Siberia se sale de la estructura más clásica del teatro, proporcionando una serie de toques surrealistas a la obra y forzando a trabajar la imaginación del espectador casi tanto como la de los actores y la actriz para su representación. Lidio Sánchez Caro me explica también que le emociona poder dirigir una obra de alguien poco mayor que él mismo, pero que cuenta ya con semejante reconocimiento en el entorno teatral. Y es cierto, porque aunque el mismo Lidio no es precisamente un principiante en el teatro, lo cierto es que hablamos de unas edades (tanto el autor, como el director) que moviéndose dentro de la cuarentena, soportan un peso grande en cuanto al desarrollo de su trabajo escénico. También hay que tener en cuenta que la situación señala un enorme retraso en la evolución del teatro mexicano, lo cual sólo se explica si se piensa en un país cuya trayectoria política ha tenido poco de aporte a las artes de una manera estructurada, y donde la creación nueva no se apoya en general, sino que, como también explican los mismos implicados, se cercena en el ámbito teatral, donde no existen paralelismos a los de las salas alternativas españolas, sino que se cierran. Esto último, en lo referente a la música, si pude comprobarlo hace bastantes años, ya que no parece haber más que miedo al ámbito musical o teatral cuando se organiza desde la innovación y la creatividad de la espontaneidad y la juventud, por lo que no sólo no se apoya, sino que se limita o se destruye.

En cuanto a la obra, cuatro actores desarrollarán una situación que enfrenta a los personajes con la violencia gratuita… o no, ya que dependerá de cómo se entiendan las causas y las consecuencias de la historia. Algunos de los intérpretes desdoblarán personajes, en tanto que otros doblan personas, de manera que tenemos al protagonista en dos edades diferentes, mientras que quien investiga las causas o motivos que hay llevado al asesinato de una joven bailarina de strip-tease por parte de un joven médico, asume distintos papeles, pero siempre en un entorno que no se aleja de ese fondo de los night clubs y sus protagonistas.

Tras la huída del lugar del crimen, pasará el tiempo, pero no sabremos si arrastrar la culpa lleva al homicida a cambiar sus recuerdos para no repetir la historia al cabo de muchos años, o si realmente no existió aquel suceso y no fuel él mismo quien cometió el crimen. Cabrán distintas interpretaciones intermedias, en las que el protagonista enfrentará a su yo más joven que quiere enterrar el cuerpo de la muchacha asesinada para poder seguir adelante, pero que en ningún caso llega a comprender el motivo del homicidio cometido. Sorprende que el título de la obra, Siberia, tan sólo haga referencia a algunas cuestiones colaterales, como el frío que refleja la situación, el vodka Stolichnaya de las copas, como originario de la unión soviética, y el referente a Dostoyevski y Solzhenitsyn, como un eco de los “apartados” de la URSS. Por lo demás no tiene más relación que la que el autor se haya reservado en la denominación de la obra.

Viene a ser como un juego de las “conciencias”, que recuerda al Cuento de navidad, de Dickens, en formato parodia, menos ampuloso, nada moralizante y con un planteamiento abierto. Las tres conciencias se aparecerán a lo largo de la vida del protagonista, la primera en el momento del crimen, que le hace huir del escenario, la segunda en forma de barman que le inquiere y trata de conducirle al nuevo camino que busca a través de la exploración del recuerdo, y la tercera de ellas en un flash de juventud seguramente tan irreal como las otras ocasiones. Ninguna de ellas le hará comprender el origen de sus actos.

A Pablo Torelló ya pudimos verle en Dulces compañías, otro trabajo de Artistas y Punto, hace unos meses, y que tiene una amplia trayectoria teatral y televisiva. Aquí interpretará al protagonista pasados los años, que enfrenta su pasado, primero para evitarlo y luego para vencerlo, ante su “yo” más joven, que pone en escena Javier Sáez, efectivamente un joven actor que ya a participado en largometrajes como El alma de las moscas, dirigido por Jonathan Cenzual Burley, además de numerosos cortometrajes.

Por otra parte tenemos a José Rodríguez, quizá el más veterano del elenco, con una magnífica interpretación en los tres papeles que asume a lo largo de la obra, siempre inquiriendo o confundiendo y arrastrando al protagonista, y ejerciendo de una conciencia que se niega a ser, pese a la evidencia que le transforma en ese recuerdo de los hechos violentos que atormentan a Torelló.

Y por fin, llegamos a Raquel de Sola, objeto de la violencia y también de la redención del sujeto de la obra. Una actriz que se muestra polivalente en los textos teatrales en que ha participado, y que pese a su juventud tiene una formación consistente que le proporciona una enorme seguridad en escena.

La dirección del trabajo aporta un gran dinamismo y una buena coordinación de los papeles al conjunto del trabajo, mostrando el equilibrio entre unos personajes que no se montan unos sobre otros en la interpretación, sino que mantienen el tono durante toda la representación. Una actuación en la que la dirección de movimientos parece haber sido bien trabajada y diseñada, por lo justo de algunos momentos en que los espacios son muy cortos, pero no disminuyen la acción de sus intérpretes.

Un curioso comienzo para el ciclo (cuando menos, llamativo), habida cuenta de la dificultad a la hora de introducir hoy día el teatro del otro lado del océano en nuestras carteleras, salvo que se transforme en algo nuestro. Una apuesta atrevida por parte de la sala, que esperemos que proporcione los resultados esperados en estos tiempos de crisis.

Fecha:

del Jueves 10 de junio de 2010 al Domingo 13 de junio de 2010 Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 (Madrid)

Entradas: 12€ (reducida 9€)
Información y reservas:
Teléfono: 91 517 96 98
lagrada@teatrolagrada.com

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Fecha:

del Jueves 10 de junio de 2010 al Domingo 13 de junio de 2010 Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 (Madrid)

Entradas: 12€ (reducida 9€)
Información y reservas:
Teléfono: 91 517 96 98
lagrada@teatrolagrada.com

Fecha:

del Jueves 3 de junio de 2010 al Domingo 6 de junio de 2010 Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 (Madrid)

Entradas: 12€ (reducida 9€)
Información y reservas:
Teléfono: 91 517 96 98
lagrada@teatrolagrada.com

Fecha:

del Jueves 27 de mayo de 2010 al Domingo 30 de mayo de 2010 Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 (Madrid)

Entradas: 12€ (reducida 9€)
Información y reservas:
Teléfono: 91 517 96 98
lagrada@teatrolagrada.com

Fecha:

del Jueves 20 de mayo de 2010 al Domingo 23 de mayo de 2010 Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 (Madrid)

Entradas: 12€ (reducida 9€)
Información y reservas:
Teléfono: 91 517 96 98
lagrada@teatrolagrada.com

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