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ISSN 2174 - 4092

La sociedad vulnerable, de Claude Allègre - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Claude Allègre es profesor del Institut Universitaire de Francia, La Universidad de París VII, y el Institut de Physique du Globe. Fue ministro de Educación Nacional, Investigación y Tecnología durante los años 1997 a 2000. Es igualmente cronista de L´Express, cuyos artículos son de una biodiversidad instructiva sorprendente. Este político y hombre de ciencia francés ha compuesto una obra dinámica y actual haciendo hincapié en los temas que nos preocupan y que están transformando el planeta, problemas que tienen que ver con la biología y la ciencia. Temas que parecen bastante olvidados por los políticos vigentes, tanto al otro lado de los Pirineos como aquí.

La sociedad vulnerable, de Claude Allègre

"Cuando no se sabe todo no se prevé nada… Y cuando no se sabe nada se prevé todo" de Claude Allègre

"Cuando no se sabe todo no se prevé nada… Y cuando no se sabe nada se prevé (...)
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"Cuando no se sabe todo no se prevé nada… Y cuando no se sabe nada se prevé todo" de Claude Allègre

"Cuando no se sabe todo no se prevé nada… Y cuando no se sabe nada se prevé (...)
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"Cuando no se sabe todo no se prevé nada… Y cuando no se sabe nada se prevé todo" de Claude Allègre
DATOS RELACIONADOS
  • Autor: Claude Allègre
  • Editorial: Paidós (España)
  • Género: Difusión científica
  • Tema: Política científica
  • Año: 2007

Blanca Vázquez - La República Cultural

Claude Allègre es profesor del Institut Universitaire de Francia, La Universidad de París VII, y el Institut de Physique du Globe. Fue ministro de Educación Nacional, Investigación y Tecnología durante los años 1997 a 2000. Es igualmente cronista de L´Express, cuyos artículos son de una biodiversidad instructiva sorprendente. Este político y hombre de ciencia francés ha compuesto una obra dinámica y actual haciendo hincapié en los temas que nos preocupan y que están transformando el planeta, problemas que tienen que ver con la biología y la ciencia. Temas que parecen bastante olvidados por los políticos vigentes, tanto al otro lado de los Pirineos como aquí.

El título de la obra es ya de por sí muy significativo: “Cuando no se sabe todo no se prevé nada… Y cuando no se sabe nada se prevé todo”. Un galimatías que define a la perfección la manera contemporánea de gestionar los asuntos públicos. Si bien los casos a los que recurre, doce en total, están extraídos de la vida política francesa, son extrapolables al resto de Europa y del mundo.

Europa se caracteriza por el miedo al progreso: el miedo al futuro, por una parte, y el ascenso de lo irracional, por la otra. Afirma rotundo este científico, buen conocedor de los hilos que mueven las entrañas de la política.

Aquí ha compuesto un ensayo, que si bien trae colgado el latiguillo de política científica, se lee de un tirón, por el dinamismo y la gracia con la que está escrita. Diríase que Allègre ha compuesto un libro para no entendidos en la materia, que quieren entender. O sea, yo misma.

Para ello pone en escena doce casos que van desde las carreteras asfixiadas a las vacas locas, pasando, entre medias, por el salvamento del equilibrio del medio marino, la crisis del agua, las amenazas telúricas y climáticas, la prolongación de la vida y sus consecuencias, las tecnologías del ser vivo, los OMG, la terapia genética y las células madre como medicina reparadora, o los problemas del amianto. Importantes temas que no son exclusivo de un sólo país.

Claude Allègre ya escribió anteriormente “Un poco de ciencia para todos”, también publicado por la editorial Paidós, en su intento (exitoso) de llevar la ciencia al ciudadano cada vez más desinformado sobre lo que deciden los poderes políticos. Desinformación que suele ser causada sencillamente por la ignorancia. Allègre realiza muchas críticas a las actuaciones de su propio gobierno, y quizá, en mi opinión personal, recurre demasiado a la (en su opinión) infalible y acertada política norteamericana en cuanto al campo de la investigación y la prevención. Ejemplificada ésta última (en Salvar al mar) con las limitaciones, muy coherentes y de lógica aplastante, al transporte de petróleo que no disponga de casco doble y su no autorización a penetrar en aguas territoriales estadounidenses. Sin embargo Estados Unidos no es el más flamante ejemplo de crecimiento sostenido y alternativas energéticas. Ni es tampoco un ejemplo a seguir para los miembros del Protocolo de Kioto, por cuanto que se lo pasa por debajo del sobaco. Ahí se intuye cierta caída de baba en una medida un tanto excesiva, con referencia a las facilidades que Estados Unidos da a los investigadores, siempre y cuando no olvidemos que muchas investigaciones están promovidas por empresas con intereses económicos y empresariales que les benefician en futuros próximos, en similar actitud a las empresas farmacéuticas.



Hay otro asunto en el que le huelo una prudencia impostada. Y se refiere a las amenazas del cambio climático. En un momento actual en el que más de 1.500 científicos a nivel global acaban de advertir de las serias amenazas que se plantean de aquí a 20 años, no es de recibo quitarle hierro al asunto, aunque no deja de proponer soluciones que son esperanzadoras (como el coche híbrido, mitad gasolina, mitad electricidad, o la pila de combustible, o la aplicación de la electrolisis al agua).

Cierra este entretenido libro (aunque lleve la palabra científico en la portada, les aseguro que es un cúmulo de entretenimiento y aprendizaje) con la pregunta clave: ¿Qué hacer?. Y resulta este cierre del asunto realmente esclarecedor. Apunta a una primera acción en cuanto a distinguir, jurídicamente hablando, con claridad entre la responsabilidad individual y la responsabilidad colectiva. Es decir, evitar una sociedad de beneficiarios, de pasivos o de telespectadores que han perdido todo sentido crítico, dispuestos a tragarse el primer cuento que les larguen. Imprescindible hoy en día indagar en estas premisas, más que nunca al término de unas elecciones municipales españolas en las que se han dado a pies juntillas la falta de crítica del ciudadano con respecto al problema esencial de las mismas: la corrupción urbanística y su familia de primos.

Enfoca Allègre hacia la educación y el desarrollo del aprendizaje de aquello que constituye la primera cualidad de todo modelo de enseñanza: la observación. Reflexionar y planificar para no verse sorprendidos. Buenos consejos.

Igualmente critica los medios de comunicación cuyo estilo está tan marcado por el análisis binario y maniqueo de tantos periodistas empresarios. Un problema que se da, por lo que resulta evidente, a nivel mundial. Termino con una serie de interrogantes que Allègre deja en encima de la mesa para que los recojamos como ciudadanos implicados en los problemas de esta sociedad vulnerable.

El liberalismo sin reglas triunfa entre la aceptación general sin que nadie piense en una reestructuración del espacio político y económico que tenga en cuenta las realidades llamadas “modernas”, y también que la prioridad de toda organización social ha de centrarse en el ser humano. “¿Y cuando nos encargaremos del ser humano?, ¿el ser humano necesita esta globalización descontrolada? ¿El ser humano debe ser esclavo de unas realidades económicas más fuertes que él?, ¿hemos entrado ya en lo que algunos llaman la civilización “posthumana”?

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