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Viajando en el tren negro - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Hace años que miraba con deseo las noticias del Tren Negro, sentía como un sueño el hecho de poder viajar alguna vez en él. Desde ahora, si no voy dentro, lo miraré con nostalgia, pues el deseo se ha convertido en realidad. Un poco más tarde de las 8:10 partí en él para vivir un año más con intensidad la Semana Negra de Gijón. Enganchado a una droga metafórica que se ha apropiado de mi sangre y que me obliga a señalar siempre en el calendario sus fechas, prohibiendo cualquier otro acontecimiento. Todo mes de julio tiene siempre de antemano reservados esos días. El tren negro es ante todo felicidad, los problemas se han quedado atrás desde el momento en que las ruedas comienzan a moverse. El mundo pierde su peso asfixiante porque se viaja con amigos, aunque nunca hayas hablado antes con ellos. El tren une. No hay nada extraño, nada diferente a cualquier excursión, como siempre que se mezcla gente, se van encontrando en el viaje. Aquí se mezcla una gran variedad de acentos, locales e internacionales. Se comparten inquietudes y no todo es charlar de escritura. Se van contando sus cosas, se bromea y se discute, por ejemplo de religiones y culturas diferentes. Hay quienes cantan. Luego se forman corros, en el que tengo más cerca están contando chistes. Cuando camino por el pasillo escucho otras conversaciones, pero sobre todo hay una que está en boca de todos, la del pulpo Paul que hasta aquí se ha colado. Se hacen fotos los unos a los otros, para el recuerdo cuando se agote el presente.

Viajando en el tren negro

La experiencia de ser uno más en el Tren Negro que lleva a los escritores de la Semana Negra a Gijón

Semana Negra. 09.07.2010
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Semana Negra. 09.07.2010

Los escritores Mario Mendoza y Carlos Salem
Foto: ® Javi Álvarez

Semana Negra. 09.07.2010
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Semana Negra. 09.07.2010

Los escritores Joe Haldeman y David Niven
Foto: ® Javi Álvarez

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DATOS RELACIONADOS

Para más información:
http://www.semananegra.org/

Javi Álvarez – La República Cultural

El tren que une

Hace años que miraba con deseo las noticias del Tren Negro, sentía como un sueño el hecho de poder viajar alguna vez en él. Desde ahora, si no voy dentro, lo miraré con nostalgia, pues el deseo se ha convertido en realidad. Un poco más tarde de las 8:10 partí en él para vivir un año más con intensidad la Semana Negra de Gijón. Enganchado a una droga metafórica que se ha apropiado de mi sangre y que me obliga a señalar siempre en el calendario sus fechas, prohibiendo cualquier otro acontecimiento. Todo mes de julio tiene siempre de antemano reservados esos días.

El tren negro es ante todo felicidad, los problemas se han quedado atrás desde el momento en que las ruedas comienzan a moverse. El mundo pierde su peso asfixiante porque se viaja con amigos, aunque nunca hayas hablado antes con ellos. El tren une.

No hay nada extraño, nada diferente a cualquier excursión, como siempre que se mezcla gente, se van encontrando en el viaje. Aquí se mezcla una gran variedad de acentos, locales e internacionales. Se comparten inquietudes y no todo es charlar de escritura. Se van contando sus cosas, se bromea y se discute, por ejemplo de religiones y culturas diferentes. Hay quienes cantan. Luego se forman corros, en el que tengo más cerca están contando chistes. Cuando camino por el pasillo escucho otras conversaciones, pero sobre todo hay una que está en boca de todos, la del pulpo Paul que hasta aquí se ha colado. Se hacen fotos los unos a los otros, para el recuerdo cuando se agote el presente.

No falta de nada, hasta el A quemarropa, el periódico de la Semana, se distribuye entre los viajeros. Es el primer número de este año.

Es un tren antiguo, de tres vagones de lo que era la clase preferente en los años 80. Sillones amplios y cómodos, espaciosos, tapizados de aquel verde levemente rayado que tanto representó a Renfe en una época. Los cortinajes, también verdes y muy tupidos, evitan que los rayos de sol despierten a los que ayer más trasnocharon y hoy dormitan. El vagón de en medio es un vagón cafetería, donde se van celebrando las ruedas de prensa del día. El mismo vagón también dispone de varias mesas de trabajo. En la ventanilla que ya no hace de cocina se sirven dos tipos de bebidas, agua y Pepsi. Personal de Renfe se mezcla con autores, invitados, organizadores y periodistas, para ellos es un viaje más distendido, más cariñoso, pues la alegría se contagia. El tren se detiene en algunas estaciones, para dejar paso a otros trenes, pues no recoge viajeros por el trayecto.

Varias personas recorren los pasillos, se van saludando, muchos no se veían desde la Semana Negra del año pasado y ya se estaban echando de menos. Los datos fríos hablan de 140 viajeros de los que soy uno de los 40 periodistas que nos hemos dado cita en él.

Durante el viaje hay tiempo de casi todo, hasta para que Yampi, el cantautor autóctono de la Semana Negra, nos amenice el viaje con su guitarra y su voz. Confiesa que cuando empezó tenía un libro de canciones, ahora carga con ocho. Taibo le mira, le pide que cuide la voz que la Semana es un maratón y le pregunta después si recuerda la primera canción que tocó en un tren negro. "Sí. Calle Melancolía de Sabina". Hoy elige otro repertorio que va mezclando temas propios con los ajenos y es que estamos llegando a Mieres y el vagón se mueve mucho.

En Mieres hay parada. Nos esperan parte de los organizadores con la prensa local. Tras los abrazos al bajar, una gaita y un tambor comienzan a tocar y tras ellos vamos todos cruzando las calles de la ciudad. En el patio de un colegio nos espera la comida, una "espicha" con sidra, empanadas, "bollinos preñaos", embutidos y dulces. Queda tiempo para un café, o una caña, que de todo hay y regreso al tren. Se respira la cercanía del destino entre el verde paisaje de la cuenca minera del Caudal. En Oviedo el tren se detiene otra vez para el saludo protocolario del presidente Areces a la comitiva.

Quedan solo las últimas conversaciones, pues entramos en Gijón donde nos reciben la banda municipal y los trabajadores de Chupa Chups a los que les amenaza un expediente de regulación de empleo y el cierre de su fábrica.

¿Quién se llevará el Hammett? Los nominados se presentan en la primera rueda de prensa del Tren Negro

Los Hammett son los premios más codiciados de la Semana Negra de Gijón, y a la vez los más viejos. No se premian con dinero, sino con un feo diploma y con el cariño de los compañeros escritores que es lo que de verdad interesa. Aquí están Carlos Salem, Mario Mendoza, Cristina Fallarás y Guillermo Orsi. No pudieron estar presentes Eduardo Monteverde que viajó directamente a Gijón y Carlos Bardem que por estar rodando no podrá incorporarse hasta la parte final de la Semana.

Estos premios tienen un sistema de propuesta de candidatos muy abierto donde un amplio colectivo de hispanohablantes relacionados con el mundo de la literatura van presentando los libros que más les han interesado del año. Se confecciona una primera lista de 15 o 20 títulos, dependiendo de los años, y la organización la depura para dejarla en unos pocos, los finalistas. Este año son seis. Cerrada esta fase se elige un jurado pequeño de escritores, esta vez han sido tres, que serán los que lean y premien la mejor novela. Hay otra norma, y es que la composición que es secreta hasta el mismo momento del fallo. Nadie que participe conoce qué otros escritores son los jurados.

Son heterodoxos, donde el idioma es lo que unifica: son premios a libros editados en castellano, cuando se han escrito en otras leguas como el vasco, catalán o gallego pueden entrar el año que se editen en español y hayan sido traducidos por el mismo autor. La otra norma es que las novelas candidatas deben ser historias de acción que giren en torno a un hecho policial.

A Carlos Salem le hace mucha ilusión la nominación. De Pero sigo siendo el rey dice que es una novela de detectives escrita con su estilo, lo que en sí algunos otros autores ya consideran un género propio. El protagonista es el rey de España que se ve envuelto en una especie de delirio que incluso le lleva de una peripecia a otra y que también le obliga a tener que trabajar. Salem ha usado esta novela para mostrar las diferencias, ya que siempre le ha impresionado que a 200 metros de una autovía uno siempre puede encontrarse con la España más profunda durmiendo en una chabola.

Por su parte Mario Mendoza explicó que en este mismo vagón comentó en otro viaje la idea del personaje que le inspiró su novela Buda Blues. Se trata de una obra con contenido social para descubrirnos a los anarcoprimitivistas, un grupo de anarquistas contemporáneos que se enfrentan al sistema capitalista porque creen que, en lugar de avanzar hacia delante, estamos yendo hacia la prehistoria.

Para Cristina Fallarás la Semana Negra supuso un descubrimiento de las novelas del otro lado del Atlántico, pues los mecanismos de distribución no permiten que giren de un lado al otro. Señala que es uno de los certámenes en los que no prima la moda y da cancha a la literatura y a las minorías. En su novela Así murió el poeta Guadalupe, Fallarás, se ha preocupado del lenguaje y del estilo. Se trata de un falso monólogo de una persona que se encuentra recluida en un centro psiquiátrico por propia voluntad. Habla de un personaje que se ha vendido a cambio de ser otra persona. La propia autora la define como una historia bestia y muy visceral que explora la tortura, tanto en su aplicación como en la organización de la misma.

Cerró Guillermo Orsi hablando de lo importante que es esta nominación, pues significa el poder entrar en Europa a través de España, algo que para un hispanoamericano no resulta tarea sencilla, ya que las editoriales se comportan de manera localista y las novelas no circulan entre los diferentes países. Habló de Buenos Aires, lugar en la que ha ambientado su novela Ciudad Santa, como una urbe enorme dentro de un país despoblado. En ella se concentra todo el poder y la corrupción que subyace en su alrededor. Habló también de la crisis que allí se vivió en 2001, el tiempo de la propia novela, y señaló que ellos salieron rompiendo todas las reglas. Pues en ese marco, con una moneda devaluada que anima a los turistas a visitar el país, surge la historia de un secuestro a un grupo de ellos. Tres son los policías que comenzarán la investigación. Uno es corrupto, y los otros dos son el bueno y el malo, aunque hasta el final no se distingue quién de los dos representa cada uno de los papeles.

Un tren lleno de personas cargadas de historias

La de los candidatos al premio Hammett no fue la única rueda de prensa que se le celebró dentro del tren. Tuvimos otras tres más, pues al final siempre resulta muy corta una semana de diez días, que es lo que dura Semana Negra de Gijón, y hay que aprovechar todo el tiempo disponible.

La primera de ellas sirvió para presentar a Fabián Escalante, un general cubano retirado que dedicó su carrera profesional al contraespionaje. Participó en la Revolución Cubana y después su trabajo le llevó por distintos puntos de Latinoamérica. También estuvo en Angola. Es sin duda un experto en la crisis de los misiles. Confiesa que cuando le enviaron al Caribe para un congreso sobre el tema en el que también participaba la URSS, se lo preparó tan a conciencia por la presencia de tantos periodistas que empezó a escribir para contarlo. Nadie en el mundo académico hablaba de los antecedentes de la crisis, ni de los 5.780 actos terroristas cometidos en territorio cubano, ni del documento aprobado por Kennedy que señalaba la invasión de la isla como una posibilidad a tener en cuenta. Ante aquello era necesario cubrir el propósito de la defensa nacional.

Otro de sus libros versa sobre el asesinato de Kennedy. Escalante confiesa que desconoce quién le mató, pero se ha dedicado a ir uniendo las piezas de la información norteamericana y a añadir pedazos de sus investigaciones. Es la injerencia de los EE.UU. en todo el continente otro tema que le interesa, habiendo escrito libros también sobre Nicaragua, los complots para asesinar a Fidel Castro y otro sobre el tema de Playa Girón para explicar que todo proyecto militar se antecede siempre de un proyecto subversivo. Le gusta ir explicando las cosas, aunque indica que, en su país, sólo la ciencia ficción puede explicar lo que ocurrió. No se considera escritor, simplemente en sus libros cuenta lo que ha visto y lo que le han contado a él. Dice ser un producto de una generación. Taibo dice que en la Semana vamos a romper el bloqueo literario y que estarán los libros de Escalante a la venta.

En la segunda de estas ruedas de prensa se presentaron los escritores norteamericanos de ciencia ficción. Taibo explicó que este año habían querido traer a la Semana Negra un grupo potente de una ciencia ficción que se ha vuelto clásica, pues son los libros que nos crearon como lectores. Taibo les pregunta en qué novelas están trabajando y cada uno de ellos va desvelando sus propósitos. A su lado está Ian Watson, que se esfuerza con mucha simpatía en hablarnos en castellano. Habla de que pronto se editará en España una de sus novelas. Ha sido un proceso muy largo pues el libro se tradujo hace seis años. Mientras, ha podido ir escribiendo otras tres novelas y un libro completo de relatos eróticos.

Sentado en uno de los taburetes, Joe Haldeman explica que está trabajando en un trilogía de la que pronto aparecerá en España el primer volumen, mientras él va terminando el segundo. Cuenta que es la historia fronteriza de una familia que viaja a Marte para explotar los recursos que hay allí. Una historia muy norteamericana, dice con una sonrisa. Larry Niven por su parte está escribiendo una ficción centrada sobre una especie de juego de rol en vivo. David Wellington es un escritor de Zombies. Dice bromeando que ha empezado a escribir un nuevo libro aquí, en el tren, y que espera poder acabarlo a la hora de la comida; no va a tener fantasía y sí mucha violencia.

La última de las ruedas de prensa sirve para presentar el resto de géneros: novela histórica, fantástica, sagas, ciencia ficción, misterio, de espías… de todo ello hay en la Semana. Eduardo Vaquerizo cuenta de su novela La última noche de Hipatia que utiliza tanto componentes históricos como de ficción. Susana Vallejo, autora de La llave del secreto, novela con la que cierra una tetralogía juvenil basada en la historia de dos mundos paralelos, cuenta que lo que ella hace es literatura histórica con ingredientes fantásticos. Usar la ciencia ficción permite poder criticar la sociedad actual.

A Steve Redwood le gusta moverse entre viajes en el tiempo para buscar respuestas a temas reales, resolver misterios muy serios aparentando hacerlo en broma. Finalmente Martin Cruz Smith habló de su nuevo libro que está ambientado en Rusia. Comienza en un tren del que desaparece un niño en el trayecto de tres estaciones. Con esta novela trata temas de mafias, bandas rivales y sobre todo un mundo semi-ilegal entorno a los niños. Confiesa que la Semana Negra es uno de sus eventos favoritos porque en ella se encuentra gente que ama los libros.

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